La
economía moral es un subcampo de estudio de la Filosofía de la Economía,
en la Ciencia Económica, que combina la ciencia económica y los fenómenos
económicos en la relación con la filosofía moral.
El
análisis de la relación entre la Economía y la Ética se realiza a lo largo de
la historia del pensamiento económico, encontrándose presente desde los tiempos
de la Escuela escolástica, que fue una corriente filosófica y teológica
predominante en la Europa medieval, especialmente desde el siglo XI hasta el
siglo XV. Se caracterizaba por la integración de la fe y la razón, utilizando
el método de la "lectio" (lectura de textos) y la
"disputatio" (discusión pública) para debatir y sistematizar
conocimientos, principalmente en las Universidades. Su objetivo principal era
armonizar la filosofía aristotélica con las doctrinas religiosas.
La
Filosofía clásica, está presente en el corpus teórico del pionero en la
economía como disciplina académica, el escocés Adam Smith (1723 - 1790), en su
obra “Teoría de los sentimientos morales” (1759) e incluso en “Investigación
acerca de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones” (1776), que estuvieron
presentes en los análisis de los economistas representantes de la economía
neoclásica, como una preocupación por el bienestar social.
La
economía moral es una disciplina académica de reciente formación,
estableciendo su base de formación por el economista indio Amartya Sen (1933),
quien, en 1998, la Real Academia de Ciencias de Suecia premió con el Nobel de
Economía “por haber devuelto una dimensión ética al debate sobre problemas
económicos vitales”.
Los
seguidores de la economía moral han construido fundamentos
microeconómicos morales, con base al estudio de las interacciones de agentes
económico, tomadores de decisiones, con capacidad de empatizar con los demás, lo
cual se interpreta como ajuste moral, con la teoría de juegos como
herramienta sistemática para investigar cuestiones éticas, donde los juegos
cooperativos representan el comportamiento moral y los juegos no cooperativos en
el comportamiento inmoral.
Los
avances en la discusión filosófica moral contemporánea son muy relevantes en la
profundización teórica que enriquecen nuestra comprensión de la toma de
decisiones económicas al integrar los conocimientos de la filosofía moral y la
ciencia económica.
La
relación entre la economía y la moral se ha estudiado generalmente sin
categorizar o identificarse como un campo de estudio particular. Sirve para
explicar el comportamiento social, moral y económico del siglo XVIII. Al ser
una denominación lógica del sentido de integración de los dos campos de
Economía y de Moral, su uso se ha generalizado para describir o explicar los
comportamientos económicos que se definen a partir de valores morales o normas
culturales; aunque es comúnmente denominado como Ética y Economía.
La
Economía moral normativa investiga las formas de organización social
entre los agentes sociales del gobierno, la educación, la religión y otros, que
operan en un mayor equilibrio de poder entre los grupos sociales, mejorando de
esta manera las soluciones a los problemas sociales, en lugar de optar por el
intervencionismo y el libertarismo, opta por esquemas institucionales que
permitan el desarrollo económico y social.
La
economía moral estudia como el uso de incentivos sociales buenos no
sustituyen a buenos ciudadanos, es decir, los incentivos per se no son
realmente los culpables de las manifestaciones inmorales en la sociedad.
Es
un nuevo enfoque de la Ciencia Económica que no ha aparecido en la historia del
pensamiento económico. Esto supone que el estudio de la Ciencia Económica va a
ser ampliamente modificado.
Vicente
Llopis Pastor
12
de junio de 2025
Realmente es un escrito interesante. Ahora bien..., ¿Se está aplicando esa dimensión ética en España?
ResponderEliminarLa realidad sugiere que, en la práctica, la aplicación de estos principios de economía moral no es la norma en España. En lugar de ello, se observa un escenario donde:
Recursos públicos se destinan a ONG’s y chiringuitos de dudosa reputación: Esto puede reflejar un uso no transparente o una asignación que no necesariamente responde a criterios éticos ni a una evaluación moral rigurosa. La falta de control y la posible clientelismo o intereses políticos pueden estar en juego.
Por ejemplo: Ley para pacientes de ELA sin presupuestos: La aprobación de leyes con buenas intenciones pero sin los recursos adecuados evidencia una desconexión entre la dimensión ética y la realidad práctica. La protección de derechos y el bienestar de los enfermos requieren acciones concretas y presupuestos efectivos, no solo buenas leyes.
Prioridades en el gasto público: La asignación de fondos a eventos como el Día del Orgullo Gay, y pongo el dato: " El Ministerio de Sanidad destinó 14.950 euros de su presupuesto para una carroza en el Orgullo LGTBI. Esta cantidad fue utilizada para "el fomento de la acción comunitaria", según el The Objective." y continuo deciendo que esta va en detrimento de otras necesidades sociales urgentes, refleja una posible discordancia con una economía moral que priorice el bienestar social y la justicia. La utilización de recursos para celebraciones o eventos considerados de interés "particular", o al menos no de interés general, puede chocar con la idea de una gestión pública ética y responsable.
¿Qué podemos inferir respecto a la cita de Amartya Sen?
El reconocimiento de Sen en 1998 por devolver una dimensión ética a la economía indica que, idealmente, las decisiones económicas deben estar guiadas por valores como la justicia, la equidad y el bienestar humano. Sin embargo, en la realidad española, parece que estas dimensiones están siendo relegadas frente a intereses políticos, económicos y sociales que priorizan otros objetivos, a menudo de carácter superficial o electoralista.
¿Se está aplicando realmente esa dimensión ética en la política española?
La evidencia sugiere que, en la práctica, la dimensión ética que Sen promovió no está plenamente incorporada en la toma de decisiones públicas en España. La existencia de asignaciones de fondos no transparentes, leyes sin presupuestos y prioridades que parecen responder más a intereses simbólicos o ideológicos que a una visión ética del bienestar social, refleja un desfase con los principios de la economía moral.
Conclusión:
El escrito de Vicente Llopis Pastor, muy acertado segñun mi criterio, nos invita a reflexionar sobre la necesidad de que la economía y la política se rijan por principios éticos y morales, priorizando el bienestar social y la justicia. La cita de Amartya Sen refuerza la idea de que la economía moderna debe incorporar estos valores. La realidad española, indica que todavía falta mucho camino para que estos principios se reflejen en las decisiones y acciones concretas del gobierno. La economía moral no solo es un enfoque teórico, sino un imperativo ético para lograr una sociedad más justa y equitativa. Pero por supuesto esta solo es mi opinión. FDo. Rafa Sabater Boix