Hace unos
días hubo, en la tierra de Valencia, una DANA que arrasó buena parte de la provincia.
DANA es la forma actual de lo que antes se llamaba “gota fría” y con cierta
frecuencia suele ocurrir en esta zona del Este español por razones geológicas y
geográficas, en muchas ocasiones habiendo que llevar a cabo un esfuerzo
extraordinario para que la zona pueda ser despejada de agua, fango, barro,
rotura de cañerías, desbordamiento de ríos, rotura de pantanos, acequias,
lagunas y todo lo que la naturaleza provoca, y ante lo cual el ser humano no
tiene la capacidad suficiente para enfrentarse a las riadas y extraordinarios
volúmenes de agua que esquilman todo lo que hay en la superficie de la tierra,
incluso destruye casas, edificios y otros lugares en los que se mueven los
seres humanos.
Ante este
hecho de finales del pasado mes de octubre y los primeros días de este
noviembre ha habido un cierto desbarajuste entre las autoridades autonómicas,
municipales, Gobierno Central, la Unión Militar de Emergencias del Ejército
Español (UME), el socorro y ayuda de otras Comunidades y de algunos Ayuntamientos,
etcétera, lo cual ha sido un ejemplo de la forma de la desorganización en la
que está sumida la actual España de las Autonomías.
Parece ser
que los cargos públicos encargados de resolver estos desastres se han reunido
en contadas ocasiones para ver cuáles son sus responsabilidades. A mi entender,
la frase aplicable a cada uno de los intervinientes en el grupo para resolver
estas cuestiones ha sido: “buscar un máximo de libertad y un mínimo de
responsabilidad”. Ésta es la triste noticia del comportamiento de las
autoridades españolas. Es decir, pasar de una mano a otra la pelota de esta
lamentable situación, que no es otra que buscar un “chivo expiatorio”, un “cabeza
de turco”, un “hombre de paja” y otros calificativos para designar cuál de
estos intervinientes es el culpable. Parece ser que la tendencia es a que la responsabilidad
sea de la Presidencia de la Comunidad Autónoma Valenciana.
Es lo que
trae la Constitución de 1978, creadora del Estado de las Autonomías, no se ha
actuado con la responsabilidad de quienes están obligados a resolverlo. Las responsabilidades,
desde arriba hasta abajo, son el Gobierno Central, Presidencia del Gobierno,
Presidencia de la Generalitat Valenciana, bomberos, entidades públicas, Cruz
Roja, Protección Civil, ONGs y otras asociaciones y grupos que están pechando
con la limpieza para que los rastros de dicha DANA desaparezcan cuanto antes. Total,
una vergüenza.
Si la
gobernanza de España continúa siendo la misma, dentro de pocos años tendremos
una España desgarrada, sin ningún objetivo compartido entre los más de 10.000 políticos,
asesores y colaboradores. Lo que harán será expresarse de tal manera que
nuevamente buscarán un “chivo expiatorio” y todas las denominaciones que se les
quiera añadir para que una sola persona asuma el papel de “chivo expiatorio”,
el cual puede ser juzgado por el código penal y podría tener penas de cárcel,
sanciones e inhabilitación para ejercer cargos públicos. Esto me recuerda a la
película del neorrealismo italiano “El gatopardo” (1963), dirigida por Luchino
Visconti (1906-1976), sobre la época de la unificación de Italia y basada en la
obra del mismo título, escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957), en
la que se cita la frase “cambiarlo todo para que todo siga igual”.
Podríamos
decir “Delenda est Hispania” que corresponde a una deformación de la frase
original del político romano Marco Porcio Catón (234 a.C.-149 a.C.), conocido
por Catón el viejo, “Delenda est Carthago” y que viene a decir que no solamente
hay que conquistar Cartago y someterla, sino también hay que destruirla
totalmente borrándola de la faz de la tierra, así como su mención histórica. Incluso
la condición pactada y negociada de Cartago podría servir para aprovecharse en
la destrucción de España, comenzando por el pactismo con Cataluña y desengancharse
de España.
Y a todo
este tipo de gobernanza me hago la siguiente pregunta: ¿Si existiera un
terremoto que afectara a la provincia de Cáceres junto con una parte de Portugal,
qué haría el Gobierno español? Posiblemente el Gobierno enviaría bomberos y ayuda
a Portugal en virtud de convenios establecidos entre los países de la Unión
Europea y en lo relativo a la ayuda a Cáceres se limitaría a decir: “Si
necesitan ayuda que me la pidan”. Algo así como que todo depende de la
voluntad de la Presidencia del Gobierno español.
Si hubiese
un terremoto entre la provincia de Salamanca que limita con Cáceres y afectara a
ambas provincias, la contestación del Gobierno sería: “Si quieren ayuda que me
la pidan”. Y si la hecatombe es solamente entre Cáceres y Badajoz, que ambas
forman la Comunidad Autónoma de Extremadura, la respuesta gubernamental sería
algo así como: “Que se apañen ellos, que para eso tienen sus competencias”.
Éste es mi
ensayo sobre la gobernanza de España, conforme se vaya incrementando la soberanía
de cada Comunidad Autónoma a costa de la cesión de competencias por el Gobierno
Central, España se transformará en una tableta de chocolate, que cuando aumentan
los grados centígrados de temperatura se convierte en un engrudo cuya ingesta
resulta difícil y nos ataca “ad fronte et at ergo”, traducido al español como “por
delante y por detrás”.
Los españoles,
sin darnos cuenta, estamos alcanzando el “Delenda est Hispania”, traducido como
“Hay que destruir a España”.
Y para
concluir me limito a citar una bella metáfora que incluye el vate inglés
William Shakespeare (1564-1616) en su obra “Coriolano”, en la que dice: “Nubes
tan negras no pueden disiparse sin tormenta sobre Roma”, aplicable a la actual tensión
política que está viviendo nuestro país.
Vicente Llopis Pastor
24 de noviembre de 2024
Querido Vicente, me parece que has dado en el clavo. Mi opinión es que tenemos muchos políticos y muy pocos gobernantes. Con esto quiero decir que abunda la mediocridad y la incompetencia. Hay pocas mentes preclaras en la política actual.
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