Con la
entrada en vigor de la Constitución Española de 1978 comenzó la democracia en
España y cambiaron mucho las políticas de todo tipo. Y lo que antes se resolvía
mediante la dictadura del “ancienne regime” se ha transformado en una razón más
para litigar y acudir a los jueces intentando resolver las relaciones entre
ciudadanos. Y, sobre todo, en la gestión laboral y otras, transformándose los
Juzgados, Audiencias, Tribunales Superiores de cada Comunidad Autónoma, el
Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior de Justicia
de la Unión Europea, en las instituciones que dirimen todo tipo de asuntos.
Interpretando
la Constitución Española de 1978, cada español entiende que tiene derechos, al
igual que ocurre dentro de las empresas y otros entes. Ha sido tal la numerosa
legislación que ha ido creando la actual democracia española que ha ido transformándose
en una “tela de araña” que parece no tener fin y, naturalmente, se han
multiplicado de forma exagerada los recursos ante los Tribunales.
Ante tal
panorama de temas a solucionar por los Tribunales, se incluye la necesidad de
que los órganos judiciales tengan que acelerar sus resoluciones. En España
difícilmente pueden resolverlos en un plazo definido en tiempo y forma, ante lo
cual, los ciudadanos escuchamos, pero no entendemos, la enorme tardanza para
resolver los asuntos que se plantean. Y, según he podido leer en los titulares
de un artículo del periódico “Cinco Días”: “Aumenta la espera para los juicios
laborales: siete meses para un despido y dieciocho para un accidente de trabajo”.
¿Quién es
el culpable de esta situación? De forma casi automática, cualquier ciudadano
español tiene su opinión de que “los funcionarios trabajan poco y hay que
presentar mucho papeleo para que comience un trámite oficial”. Yo creo que esta
expresión no es totalmente cierta y habría que matizar mucho sobre los juicios
laborales por temas relacionados con trabajadores y las empresas que les han
contratado.
Para
concluir incluyo frases muy manidas pero admitidas, como las de “Demanes més
que el Govern”, expresión en valenciano, que traducida al español es: “Pides
más que el Gobierno”; “La Justicia sí resuelve las cuestiones a litigio, pero
con mucha tardanza, lo cual implica que no es justicia”; “Los pueblos a quienes
no se hace justicia se la toman por sí mismos, más tarde o más pronto”, frase
de Voltaire (1694-1778), escritor, historiador, filósofo y abogado francés; y
“Leyes hay, lo que falta es justicia”, de Ernesto Mallo (1948), escritor,
dramaturgo y periodista argentino.
Sic
transit gloria mundi.
Vicente Llopis Pastor
2 de noviembre de 2024
Comentarios
Publicar un comentario