En una
economía globalizada como la que estamos viviendo en la actualidad y con los
acuerdos de comercio internacional es consecuente que las inversiones que se
realizan en un país no sean solamente de las empresas de este país, sino que
hay inversiones que vienen del exterior, es decir, del extranjero.
Generalmente, los inversores son los países más ricos, que tienen más liquidez
y hacen uso de su dinero para invertir y colocarlo en otros países siguiendo
unas estrategias de confianza, seguridad jurídica y rentabilidad.
Éste es el
caso de múltiples países y, entre ellos, uno de los que más inversión extrajera
recibe es nuestra querida España. El caso de España es algo más que secular,
porque desde el siglo XVIII hasta hoy ha habido muchas inversiones de países
punteros que generan nuestra balanza de capital dentro de la balanza de pagos,
es decir, que es una inversión que puede permanecer muchísimos años. Esto suele
ser bueno para nuestro país, que permanentemente ha tenido una balanza de
capital que viene del extranjero y que ha servido para colocarlo en empresas y
que se canalizan fundamentalmente por medio de fondos de inversión soberanos
extranjeros.
En los
últimos cien años, los grandes países que han invertido en España son, por este
orden, Estados Unidos de América, Reino Unido, Alemania, Francia y algunos
países que tienen cierta afinidad con nosotros, cual es el caso de
Hispanoamérica.
Desde hace
más de diez años se está incorporando la inversión extranjera de los países del
Golfo Pérsico; fundamentalmente Abu Dabi, que controla la empresa Moeve, antes
Cepsa, a través del fondo de inversión soberano que se llama Mubadala. También
destaca el fondo Masdar con grandes operaciones en Iberdrola y más
recientemente en Endesa y ha invertido en los hoteles Meliá; Catar es el mayor
inversor de Iberdrola a través del fondo soberano Qatar Investments y está
desplegando inversiones en otros sectores más recientes, por ejemplo, ha
adquirido los derechos de Padel World Tour a la empresa Damm por valor de
treinta millones de euros, un deporte con cada vez mayor crecimiento en el
mundo; y Arabia Saudí, que por medio de la Saudi Telecom Company, grupo
controlado por el fondo público de inversión de Arabia Saudí, ha comprado una
participación del 9.9% de telefónica por 2.100 millones de euros,
convirtiéndose en el accionista con mayor derecho a voto y otros ejemplos de
países del Sureste Asiático en los que abunda el petróleo y se han convertido
en los nuevos millonarios del mundo; y otros menores que el pasado año
colocaron más de 6.000 millones de euros de capital en España. Esta colocación
puede ser directa en fábricas, factorías o empresas o bien mediante compra de
acciones en la bolsa. El año pasado, del total de inversiones extranjeras en
España, los fondos árabes supusieron más del 20% del total.
Según lo
que he podido leer y conocer, hay dos factores que se unen para registrar estas
enormes cifras históricas: en primer lugar, la gran liquidez de los países
árabes que utilizan sus empresas públicas para invertir en todo el mundo como nunca
antes lo habían hecho, y en segundo lugar, el posicionamiento de España como
destino para proyectos de infraestructuras digitales, renovables y del sector
inmobiliario. De hecho, el pasado año 2023, España se situó como el sexto
destino por volumen de inversiones de fondos soberanos extranjeros, la mayoría
de los cuales procedía de los países árabes.
Dentro de
este flujo de capital que nos llega del extranjero es una novedad el procedente
de los fondos de los Emiratos Árabes que están colocando capital en cantidades industriales
en España. Entre los tipos de inversiones que realizan nos encontramos con los
siguientes: a) inversión en renovables, en las que predominan fondos soberanos
árabes relacionados con el mundo de las energías renovables e infraestructuras
digitales; y b) en hoteles y deportes en los que se comienza a ver de forma
exhaustiva incluso en las camisetas de los jugadores de fútbol de los equipos
de élite.
La
inversión extranjera total en España en el año 2023 fue de 28.215 millones de
euros, de los cuales la quinta parte fue procedente de dichos países árabes.
Conclusión,
la inversión en España procedente de los países del Golfo Pérsico y de sus
Emiratos es un quinto de la inversión extranjera total y sigue una trayectoria
ascendente, de tal manera que en un plazo de tiempo indeterminado llegarán a
dominar algunos sectores productivos de nuestro país.
Me permito
realizar una metáfora: en el año 711 España fue invadida por los árabes y
estuvieron más de setecientos años en nuestras tierras. Ahora se repite ese
ciclo, pero no con armas como las que usó Tarik, lugarteniente del Moro Muza,
gobernador musulmán de África, para
entrar en España y derrocar al rey visigodo don Rodrigo, sino por otros caminos
menos conocidos y bastante silenciosos como son los de dominar la economía
española.
Ante esta
situación, España estará perdiendo poderío económico porque muchas empresas
pasarán a ser dominadas por los árabes. Aquí viene bien la frase de la película
de Michael Curtiz, Casablanca, de 1942, protagonizada por Humphrey Bogart e
Ingrid Bergman que decía: “Siempre nos quedará París”.
En el caso
de España, “siempre nos quedará la Unión Europea”.
Vicente Llopis Pastor
29 de noviembre de 2024
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