Las
empresas, sean de cualquier sector, cuando tienen problemas de falta de
liquidez o de capital a corto, suelen acudir a la Banca para resolver sus necesidades
de capital variable. Éste es el hecho prioritario en nuestro país, que diverge
algo del de otros países. Es una genuina forma de trasfundir sangre a su sistema
circulatorio. Este sistema es el de la mayoría de las pymes españolas, en contraposición
a lo que suelen hacer en otros países, por ejemplo, en el caso de pymes en Estados
Unidos y otros países punteros, por ejemplo, Reino Unido, República Federal
Alemana, Japón, Corea del Sur y otros, quienes suelen acudir a todo tipo de financiación,
ya con dinero particular, dinero de la familia o de otras fuentes. Algunos de
estos últimos países suelen incluir su falta de liquidez en múltiples canales
de financiación. Por ejemplo, suelen acudir a “factoring”, “leasing”, “fondos
de inversión agresivos” y todo tipo de combinaciones posibles, algo que no es frecuente
en las pymes españolas.
Por poner
un ejemplo de pymes estadounidenses, podemos citar una hipotética pyme en
Dallas (Texas), quien consigue inversiones particulares y que se nutre por
fondos de inversión o fondos de pensiones que están en Chicago (Michigan);
Sacramento (California); Miami (Florida) y todas las combinaciones a las que se
puede acudir.
Parece ser
que esta manera de poder financiarse las pymes recurriendo a la banca comienza
a estar de capa caída; sobre todo por la elevación de los impuestos a la Banca
y que se calcula que con los impuestos extraordinarios que ha creado el Estado
para el sistema bancario y otros, va a suponer que los beneficios bancarios repartibles
entre sus accionistas o propietarios van a reducirse, en los tiempos actuales,
en unos 15.000 millones de euros. Es decir, que los beneficios bancarios, además
de los impuestos correspondientes, la citada cifra de 15.000 millones de euros va
a ir a parar a manos del Estado vía impuestos extraordinarios. En tal caso,
serían 15.000 millones de euros que se los llevará el Estado español y no irán
a los particulares, con lo cual, la capacidad de concesión de créditos por
parte de los bancos se reducirá y lo van a notar, sobre todo, las pymes
españolas. Así lo ha manifestado de forma bastante clara Gerardo Cuevas,
presidente de las Cepymes españolas.
Es hacer reales
las ideas que tiene el Gobierno de reducir el reparto de beneficios, los cuales
se van a quedar fundamentalmente en manos
del Gobierno vía impuestos ordinarios y extraordinarios. El Gobierno lo
entiende como que “los ricos ganan mucho dinero” y nuestro Gobierno va a asumir
estas ideas, que son un camino para hacerse con los beneficios totales de las
empresas y de esta forma transformarse en una especie de propiedad del Estado,
pasando por alto la propiedad privada de sus inversores y de todos aquellos que
han participado en conseguir beneficios, tanto en España como en el extranjero.
De momento han comenzado con los beneficios de la Banca, seguirán con las
empresas energéticas, después con las empresas constructoras que están
incluidas en SEOPAN y así sucesivamente.
A este
paso, y si seguimos el aforismo de que “cuando veas las barbas de tu vecino
afeitar, pon las tuyas a remojar”, yo creo que la economía española se encuentra
en esta situación, y llegaremos a un curioso Gobierno socialcomunista en el que
en algunos momentos veremos que acecha a todos los empresarios de nuestro país.
Recuérdese la frase del vate inglés William Shakespeare (1564-1616), en su obra
Coriolano, en la que dice: “Nubes tan negras no pueden disiparse sin tormenta
sobre Roma”.
Uno de los
aspectos adicionales es el esfuerzo del Gobierno para que se trabaje cuatro
días a la semana y se reduzca de 8:00 a 7:30 horas el trabajo de un día. En un
futuro las pymes se van a encontrar con menos capacidad de financiación para recuperar
niveles de solidez; varios factores de producción en la empresa han complicado
el escenario mediante la elevación del coste de los factores de producción.
La productividad
de las pymes es un 1,7% más baja que en el año 2019. La patronal de las pymes
alerta de que su nivel de financiación se encuentra por debajo de los volúmenes
sobre ventas del año 2019, lo que “lastra” la inversión y el crecimiento empresarial.
Las pymes
españolas que componen el grueso del tejido productivo nacional están inmersas
desde hace década y media en una incesante carrera de obstáculos, encadenando
los efectos de una crisis tras otra: la tormenta financiera, la pandemia de la
Covid-19 y la continua subida de impuestos. Me da la impresión de que para el
próximo año 2025 la recaudación de impuestos va a aumentar en unos 80.000
millones de euros.
La subida de
impuestos en nuestro país va galopando, mientras que las empresas van reptando.
Vicente Llopis Pastor
25 de noviembre de 2024
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