Una de las variables más significativas en la economía de un país es el flujo de dinero que va de unas manos a otras, inversiones en infraestructuras, transferencias, traspasos y todo tipo de variables que influyen en la velocidad del dinero y sus consecuencias sobre la economía de un país. Es la llamada política monetaria, que precisaron y crearon los teólogos españoles de la “Escuela de Salamanca”, por ser en dicha Universidad donde estudiaron concienzudamente el papel del dinero, su velocidad de transmisión y cómo controlarlo.
A grandes rasgos, encontramos la diferencia en:
a) Técnicas de
mediación. Se trata de que fluye el dinero desde una empresa o sujeto a
otra empresa o sujeto que lo necesita. En este caso, la técnica de mediación
consiste en encontrar a una entidad o persona física que aúna las necesidades
entre dos operadores y que no se hace cargo del dinero, limitándose a canalizar
el dinero de una persona a otra y por la que cobra una comisión. La técnica de
mediación es un caso de intervención en el flujo financiero pero que no asume
la responsabilidad del pacto que haya entre ambos, es decir, entre deudor y
acreedor. El caso más típico es la Bolsa de Valores. En ella, el inversor
facilita su dinero a la compra de acciones emitidas por una empresa y no asume
responsabilidad sobre el mercado. La Bolsa de Valores en España se sitúa en un
volumen negociado de aproximadamente el 25% en estas técnicas de mediación.
b) Técnicas de
intermediación. Es lo que se llaman los intermediarios financieros, cuyo
ejemplo mas palmario son los bancos. Estos bancos reciben el dinero de sus
depositantes y se lo quedan ellos para invertirlo en su momento en activos que
cubran por lo menos el tipo de interés que reciben dichos depositantes. En
estas técnicas de intermediación existe el riesgo de que el intermediario
financiero gane mucho dinero o lo pierda y es consecuencia de alguna que otra
crisis bancaria que se nos presenta de cuando en cuando. Esta operatoria tiene
sus riesgos y la morosidad o incapacidad de que los clientes de activo de los
bancos puedan satisfacer sus obligaciones influye en la solidez del banco.
En España, predomina el
uso de los intermediarios financieros, que son fundamentalmente los bancos,
pero hay otras figuras, como algunas personas o instituciones que asumen el
dinero que les facilita un cliente y que puede ser un fondo de inversión, avalistas,
afianzamientos y múltiples maneras que son admitidas en el derecho mercantil.
En el caso de técnicas
de mediación financiera, son los particulares, familiares, amigos o
especuladores de todo tipo quienes ponen de acuerdo a los operadores,
acreedores y deudores pero no asumen incluir el importe de la inversión y los
préstamos que tratan directamente entre los operadores y no asumen la
responsabilidad de la cifra contratada.
Uno de los países que
más uso realiza de las técnicas de mediación es Estados Unidos de América, en
donde hay una enorme relación de quiénes son mediadores. En España, los
mediadores financieros son muy pocos y consisten en algunas agencias que
facilitan un buen acuerdo entre dos partes y no figuran como deudores o
acreedores en este mercado. Me atrevería a decir, aunque la cifra no es exacta,
que aproximadamente, en Estados Unidos, acudir a mediadores financieros supone
más del 50% de las operaciones financieras y las operaciones de intermediación
financiera son menos de dicho 50%. Con la decisión de Ferrovial de cambiar su
sede fiscal a Países Bajos y cotizar en Euronext Ámsterdam para, desde allí,
dar el salto al Nasdaq, índice de cotización de las empresas tecnológicas en
Estados Unidos, Rodrigo Buenaventura (1968) ha lanzado un nuevo dardo al
afirmar “cotizar en España es exactamente igual que cotizar en Europa”;
destacando ante los inversores y empresarios reunidos en el Spain Investors Day
la interconexión del mercado nacional y la homologación de la regulación
española con la del resto de países de la Unión Europea (UE). En la misma línea
se expresó Pablo Hernández de Cos (1971), Gobernador del Banco de España.
El sr. Buenaventura
considera que “el gran desafío para el mercado europeo pasa por aumentar el
tamaño del mercado en volumen y en número de empresas. Con ello se busca
fortalecer la estructura de capital de las empresas y que los ahorros de los
ciudadanos europeos estén mejor invertidos”. Un mensaje al que se suma el libro
blanco lanzado hace algunos días por el gestor de la Bolsa española (BME) para
potenciar la competitividad de los mercados de capital españoles que coinciden
con un periodo de sequía en las Bolsas europeas y la fuga de un buen puñado de
empresas a Wall Street en busca de visibilidad.
Por este camino, la
Bolsa española será más potente y las empresas que en ella coticen serán
conocidas internacionalmente.
Vicente Llopis Pastor
23 de enero de 2024
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