La
política monetaria es la forma de encauzar las corrientes dinerarias de una
economía y tiene una relación muy directa con el nivel de precios, es decir, la
inflación; así como los tipos de interés que enlazan dichas corrientes
monetarias con la demanda de inversión de una Economía.
La
soberanía de un Estado permite realizar política de todo tipo, entre ellas, la
monetaria. Pero la experiencia que ha habido en siglos pasados respecto a que
el Gobierno de un país maneje los flujos dinerarios y financieros ha traído
nefastas consecuencias. Tal fue el caso de la República del Weimar alemán entre
la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuyo Gobierno emitió excesivo dinero y medios
de pago que dieron lugar a tan extrema inflación que les llevó a la ruina y
solamente la energía y dictadura del Partido Nacionalsocialista, es decir, los
nazis, que pudieron enderezar el tema mediante la más sangrienta guerra que ha
existido en la Historia.
Desde
entonces, la política monetaria de un país no la dicta el Gobierno, sino el
banco emisor de su moneda. Tal es el caso de la experiencia alemana en la que
el Gobierno era ajeno a cualquier decisión de manejo del dinero en circulación
y correspondía al Bundesbank alemán el tomar las decisiones sin necesidad de
consultar al Gobierno establecido. Esta fórmula es la que se está siguiendo
actualmente en los países occidentales más desarrollados. Así lo lleva a cabo
la Reserva Federal de los Estados Unidos, y no el Gobierno estadounidense; el
Banco de Inglaterra, y no el Gobierno del Reino Unido; el Banco Central de
Japón, y no el Gobierno japonés; y en el caso de la Unión Europea (UE), las
decisiones de política monetaria las toma el Banco Central Europeo (BCE), por
su experiencia con el Bundesbank, y no los países que tienen como moneda el
euro.
Tal
es el caso de nuestra querida España en la que el BCE dicta la política monetaria
a seguir y España la materializa, normalmente mediante el Banco de España, que
ya no es emisor de dinero, sino que ha de materializar lo que se le diga desde
Frankfurt, ciudad alemana en la que está ubicado el BCE.
Además,
la política monetaria tiene efectos muy inmediatos y las decisiones que toma
repercuten prontamente en las macromagnitudes; es decir, que generan una
indirecta especulación. Por eso el BCE nunca informa sobre las decisiones que
va a tomar. Una vez que han sido tomadas, y pasados aproximadamente seis meses,
suele informar sobre las razones que tuvo para usar la política monetaria en
los meses anteriores.
Consecuentemente,
hablar de la política monetaria española para el año 2023 es imposible, porque
no explica el contenido de lo que va a llevar a cabo durante este año y tampoco
conoce los conceptos de evolución de la masa dineraria, liquidez del sistema,
tipos de interés, mercados internacionales y gestión de finanzas, que tiene que
resolver el ejecutor de la política monetaria en la UE, que es el BCE.
No
obstante, se conocen algunas manifestaciones del economista español Óscar Arce,
que trabaja como Director General de Economía del BCE y que, cuando habla,
algunos avezados periodistas intentan conocer el significado de lo que ha
contestado a algunas preguntas. Concretamente, para este año 2023, según el
señor Arce, el BCE parece que se ha provisto de varias herramientas para
facilitar la correcta transmisión de su política monetaria al conjunto del área
del euro. Un instrumento relevante en sus contestaciones es la reinversión
flexible de los vencimientos de las carteras del programa especial puesto en
marcha en marzo de 2020 con motivo de la pandemia de la Covid-19. Esto nos
indica que en marzo de 2023 el vencimiento de este programa especial es de
suponer apunte en la misma línea que el del año 2020, aunque será con menos
facilidad de dar liquidez a los Estados de la UE, como hizo Mario Draghi (1947)
y, en parte, también, Christine Lagarde (1956), aunque a tipos de interés más
elevados y con una cierta cicatería en el grado de insuflar interés al sistema.
Mi
interpretación de esta política es la de que el tipo de interés interbancario
va a subir desde cero, que ha estado durante los últimos años, hasta, tal vez,
el 3%; y que la inflación se va a reducir muy poco, e, incluso, en algunos
productos, va a aumentar. De tener una inflación de, aproximadamente, el 2% en
los últimos años en Europa, vamos a situarnos, a finales de 2023, por encima
del 6% y, en el caso de España, superaremos dicho índice. Como siempre, “Spain
is different”.
Esta
es mi opinión. España, al igual que el resto de países de la UE, no tiene una
política monetaria expresa, sino que es la aplicación de lo que diga el BCE.
Expresado de otro modo, la política monetaria española para el año 2023 es
“flatus vocis”, “palabras vacías” sin contenido alguno, sobre las que solamente
se puede silbar y apenas hablar.
Vicente Llopis Pastor
24 de enero de 2023
Comentarios
Publicar un comentario