La
actual situación económica de España, con un enorme endeudamiento y
Presupuestos Generales del Estado (PGE) normalmente deficitarios, está dando
lugar a que el Gobierno busque nuevas fuentes de financiación. Naturalmente,
dichas fuentes suelen ser los impuestos de todo tipo que tiene establecidos el
Estado Español. Este endeudamiento que al día de hoy, y según el Servicio de
Estudios del Banco de España, es superior a los 1.500 millones de euros, es
consecuencia de la política que sigue nuestro Gobierno; séase subvenciones,
ayudas, gastos corrientes, compromisos diplomáticos internacionales, salarios
de funcionarios, la pandemia de la Covid-19 y otros conceptos. Estos gastos no
pueden reducirse y hay que acudir a los ingresos para compensarlos. Como he
citado en algunos artículos anteriores, la Deuda Soberana de España, medida por
los endeudamientos del Gobierno Central, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos,
está alcanzando unos niveles exageradísimos. Además, está incrementándose en
cuantía y tipo de interés, que hasta ahora era prácticamente nulo, pero que ya
es un interés positivo según la operatoria del Banco Central Europeo, entre
otras cosas porque esta última entidad europea está reduciendo la liquidez
existente en Europa.
Ante
tales casos, el sostenimiento de nuestro país para mantener a tantas personas,
organismos subvencionados, ayudas personales, subsidios de desempleo y otros
apoyos a la economía vulnerable de algunas personas, amén de que estas últimas
están acostumbradas a vivir en esta estructura económica y equilibrada, nos
encontramos que para satisfacer las necesidades de estos últimos, surge la
pregunta: ¿quién lo ha de pagar? La contestación es muy sencilla: los
impuestos. Pero, ¿cuáles de ellos existentes en el sistema tributario español?
Parece que no los hay en suficiente cuantía. Ello no es un gran problema para
el que manda, es decir, el Gobierno español. ¿Y quiénes son los mandados?
Naturalmente empresas y ciudadanos españoles. Además, esta insuficiencia de
ingresos para el Estado Español, el Gobierno ha creado nuevos impuestos sin
comunicarlos a los partidos de la oposición, e incluso a algunos de los
partidos que gobiernan en coalición y cuyo presidente es Pedro Sánchez
Pérez-Castejón (1972).
Por
el momento están surgiendo algunos nuevos impuestos, como son:
-
Impuesto sobre los beneficios extraordinarios de la
banca;
-
Impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las
compañías petroleras;
-
Impuesto sobre las compañías eléctricas;
-
Incluso, un impuesto sobre los beneficios
extraordinarios de los supermercados.
Todos
ellos entrarán en vigor el día 1 de enero de 2023. La problemática consiste en
que se trata de un impuesto que entra en vigor el próximo año 2023 y que
cubrirá los beneficios de estas empresas a partir del año 2022, lo cual los
define como “impuesto retroactivo”, algo que no se admite en la técnica
tributaria ni es aconsejado por la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económico (OCDE). Además, la Constitución Española de 1978 en su articulado
expresa que los impuestos han de ser aprobados por los órganos legislativos, en
este caso el Congreso de Diputados, y jamás pueden ser retroactivos.
Mi
personal concepción es que son impuestos retroactivos, que la política económica
y los convenios internacionales entre países, no los admiten. En el caso de
España, el tema ha llegado al Tribunal Supremo, que está estudiando la
legalidad de dichos tributos y esperamos una resolución al respecto que puede
tardar algún tiempo. Incluso se ha comentado por algunos grupos de presión, de
que en el caso de que se consideren como impuestos legales, van a presentar un
recurso de casación para evitar su puesta en funcionamiento. Parece ser que el
impuesto extraordinario sobre los beneficios de los supermercados, ideado por
la Vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz
(1971), no ha sido aceptado por el Consejo de Ministros y, de momento, no va a
ser puesto en práctica.
Una
muestra más de las dificultades económicas que tiene nuestro país y que bajo la
consideración de “socialismo comunistoide” está ahogando a una buena parte de los
ciudadanos españoles. También es una
muestra de que nuestros actuales dirigentes no están muy ilustrados, o
preparados, en temas económicos, por la anarquía tributaria en la que se están
desenvolviendo. O quizás estén muy preparados y apliquen ideas de la física,
como la de que la presión ejercida sobre un punto de una masa líquida se
desplaza con la misma intensidad en todos los puntos y direcciones, que es el
principio de Blaise Pascal (1623-1662) y también el principio de Arquímedes
(287-212 a.C.), en el que un cuerpo sumergido en una masa líquida mantiene un
empuje hacia arriba igual al peso del volumen del líquido que desaloja.
Para
no ser tan erudito, me limito a decir que, en el caso del sistema tributario
español, es como una cadena que ante una fuerza externa se rompe siempre por su
eslabón más débil.
Un afectuoso saludo.
Vicente Llopis Pastor
28 de diciembre de 2022
Comentarios
Publicar un comentario