Actualmente
estamos recibiendo múltiples signos de lo difícil que resulta conocer la
situación económica en todo el mundo, entre ellos en España, así como la
incertidumbre de lo que va a ocurrir en el próximo año. Hoy nos encontramos con
una inflación disparada; coste energético sin freno; tipos de interés
crecientes; debilidad del euro frente al dólar estadounidense; recrudecimiento
de la guerra en Ucrania; tensión social por incrementos del salario mínimo y un
largo etcétera.
Se trata
de una situación desfavorable para la economía nacional e internacional. Para
intentar conocer qué nos depara el próximo año, desde el punto de vista
económico, me he permitido acudir a todo tipo de expertos y he recurrido al
tarot, mi bola de cristal, astrología, videntes, augures, magos, profetas,
adivinadores, vaticinadores, médiums, espiritistas, ocultistas, agoreros,
hechiceros, brujos, nigromantes, cabalistas, oráculos, iluminados,
quirománticos, taoríes, pitonisas, echadores de cartas, chamanes de algunas
tribus, etcétera, etcétera.
Después de
tan ímprobos esfuerzos por mi parte, he llegado a las siguientes conclusiones:
1.
Gestión logística, que ha tenido un impacto muy
importante en el reto empresarial de los últimos meses. Nunca antes se habían
vivido circunstancias como el retraso de entregas marítimas de más de cuatro
meses, ni incrementos de precios de tal magnitud que hemos visto multiplicar
por ocho el coste habitual de los fletes.
2.
Precio de las materias primas, que han experimentado un
crecimiento tan importante y en tan poco tiempo que ha llegado a máximos
históricos y que ha desestabilizado la política de compras de todas las
compañías.
3.
Cerrar contratos de compra de aprovisionamientos para
evitar caer en el desabastecimiento, con la consecuencia del mantenimiento de
los niveles de almacenaje de existencias por encima de los niveles adecuados.
4.
Estrechamiento de la tesorería de las empresas, con la
utilización de las líneas de capital circulante a mucho más corto período de
tiempo y, por lo tanto, a optimizar el proceso de pagos y cobros a niveles
máximos. Todo ello con un enorme esfuerzo para superar la gestión diaria de la
financiación.
5.
Las empresas han optado por acudir a fuentes
alternativas que conllevan un impacto mayor, en perjuicio de los costes,
posiblemente asumidos a costa de la rentabilidad de las compañías.
6.
Una enorme escalada en los costes energéticos que en
algunos meses ha supuesto un incremento del cuatrocientos por cien en términos
interanuales y que este aumento de precio se está trasladando al precio final
del producto. No parece que vaya a cambiar esta situación en el próximo año.
7.
Debilitamiento del euro frente al dólar estadounidense,
que ha llegado incluso a perder la paridad, generando así mismo la necesidad de
realizar un esfuerzo ímprobo en la gestión para evitar las pérdidas derivadas de
esta caída para la economía europea.
8.
La gestión de personal, siempre importante, está
tomando ahora un foco especial y nos hace pensar en una reducción de las
plantillas y empleos, restringiendo la utilización de la temporalidad como
herramienta clave para el ajuste empresarial y la situación diaria.
9.
El mercado laboral está chocando con las políticas
sociales que está implantando el Gobierno español. La presión de los
sindicatos, las normativas del Ministerio de Trabajo y la mayor protección al
trabajador, está generando un confuso mercado laboral, que hasta ahora era
objetivo y se va a transformar en subjetivo, ya que se tendrán en cuenta las
situaciones personales y familiares de cada trabajador.
10.
Todo ello con una burocracia que deja bastante que
desear en España y que no cuenta con los recursos que deberían estar destinados
a la gestión de todos los aspectos caóticos de la situación actual; además de
tener que tratar los empresarios con la Administración Pública, que está falta
de medios.
11.
Consecuente con lo que he expuesto, nos vamos a
encontrar con constantes cambios en todos los ambientes sociales y económicos,
lo cual generará una insatisfacción a todos los grupos sociales y el
establecimiento de una compleja política que difícilmente satisfará a todas las
partes que colaboran en los procesos productivos.
Todo
lo que he expuesto de agoreros, hechiceros y otros personajes, se puede resumir
en la conocida expresión española de “nadar
y guardar la ropa”, que en este caso es aplicable el ser precavido a la
hora de gestionar los ingresos y gastos y evitar los nubarrones, que el
horizonte generará situaciones de vulnerabilidad financiera.
Un saludo.
Vicente Llopis Pastor
22 de noviembre de 2022
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