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ANECDOTARIO (LXXXIV)

 

 

            Estimado lector, siguiendo la costumbre de cada lunes, incluyo una nueva colección de anécdotas de famosos personajes de la historia. Dado la época veraniega en la que nos encontramos, reduzco a cinco el número de anécdotas de cada lunes, por ejemplo:

786)         Massimo Bontempelli (1878-1960), escritor italiano.

Massimo Bontempelli (1878-1960) fue un escritor italiano, gran humorista y autor de muchas novelas y obras de teatro. En una ocasión, tuvo un conflicto con un editor, y le quiso poner una reclamación judicial. Consultó a un abogado que se lo desaconsejó diciéndole:

-          “Bien estudiado el caso, tiene toda la razón el editor; es un pleito perdido”.

Bontempelli le dijo:

-          “¿Y no hay, al menos, la esperanza de que los jueces se equivoquen?”.

El abogado le dijo que no. Bontempello quiso entablar el pleito de todos modos. Se hizo la demanda, el editor le llamó y le propuso una amigable composición cuyos términos Bontempelli aceptó, porque eran ventajosos para él. Y después de este episodio decía:

-          “El éxito de los pleitos depende de interrumpirlos a tiempo, siempre que sea la otra parte la que proponga la interrupción”.

787)         Lucrecia Borgia (1489-1519), hija del Papa Alejandro VI (1431-1503).

Lucrecia Borgia (1489-1519) era hija de Rodrigo Borgia (1431-1503), que fue elegido Papa con el nombre de Alejandro VI.

Era hija, por tanto, de un español ilustre. En cuanto a su madre, no se sabe si fue una cortesana o una distinguida matrona. Se casó en tres ocasiones y sus maridos tuvieron una muerte violenta. El segundo marido murió asesinado, igual que el primero. Cuando su segunda viudez, ella tenía veintiún años. El tercer marido fue Alfonso de Este (1476-1534), Duque de Ferrara. La boda fue uno de los grandes acontecimientos de la época. Lucrecia vivió en el castillo de Ferrara hasta que murió, todavía joven y todavía bella.

Se cuenta que durante su tercer matrimonio, Lucrecia tuvo amores, acaso sólo románticos, cosa frecuente en aquellos tiempos, con Francisco Gonzaga (1466-1519). Se sabe que los dos enamorados se escribían cartas apasionadas y que un poeta de la pequeña Corte, llamado Strozzi (1473-1508), les servía de mensajero. Y también se sabe que un día, el poeta murió asesinado.

De aquel tercer matrimonio, Lucrecia tuvo cinco hijos, y los cinco vivieron más que ella, que murió de su último parto, el 24 de junio de 1519, en el que todavía no había cumplido treinta años de edad.

788)         Alejandro Borodin (1833-1887), compositor, médico y químico ruso.

Alejandro Borodin (1834-1887), músico ruso, autor de “El príncipe Igor”, era hijo natural de un noble ruso y químico de profesión. Empezó a dedicarse a la música sólo por afición. En Alemania, en Heidelberg, conoció a una pianista rusa llamada Catalina Protopov, y fue ella la que le decidió a dedicarse más a la música. Pero nunca abandonó la química, de la que era profesor en una Universidad, y continuó en su Cátedra hasta la muerte. En vida, algunos le conocían sólo como químico. Después de su muerte, sólo como músico se le recuerda.

El Director del Teatro Imperial de San Petersburgo tuvo la idea de encargar una ópera a cuatro famosos músicos rusos, concretamente a Borodin, Cui, Mussorgsky y Rimsky Korsakov. Cada uno de los músicos escribió un acto. Y la ópera nunca fue estrenada, porque costaba demasiado caro montarla. Cuando le preguntaban a Borodin si había escrito alguna ópera decía:

-          “Una y cuarto, pero el cuarto nunca llegó a sonar”.

789)         Georges Clemenceau (1841-1929), Jefe del Gobierno francés durante la Primera Guerra Mundial.

Georges Clemenceau (1841-1929) fue conocido con el apodo de “El tigre”, por su agresividad.

Estaba al frente del Gobierno francés cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en la que participó Francia junto con Gran Bretaña, cuyo Primer Ministro era David Lloyd George (1863-1945) y Woodrov Wilson (1856-1924), Premio Nobel de la Paz de 1919.

En sus tiempos se hizo famoso el médico ruso Voronof (1866-1951), que con sus inyecciones de glándulas, pretendía alargar la vida y rejuvenecer a los viejos. Voronof se encontró un día con Clemenceau y le insinuó la ventaja de someterse a una cura de juventud.

Clemenceau le contestó:

-          “No, no; por ahora, no. En todo caso, más adelante, cuando empiece a envejecer”.

Clemenceau tenía, entonces, ochentaitrés años y murió a los ochentaiocho.

790)         Calvin Coolidge (1872-1933), trigésimo Presidente de Estados Unidos de América.

Calvin Coolidge (1872-1933) fue uno de los Presidentes de los Estados Unidos más parco en palabras. Es fama que siempre encontraba la forma de decirlo todo con las menos palabras posibles. Le visitaron, una vez, las señoras que formaban la junta directiva de una liga femenina y le hicieron entrega de un pliego de peticiones a favor de la entidad. La Presidenta de la liga le dijo:

-          “Y ahora, Señor Presidente, le ruego que me dé una contestación. He apostado una fuerte suma con mis compañeras a que le haría a usted decir más de cuatro palabras”.

Y Coolidge le hizo perder la apuesta contestándole con tres:

-          “Ha perdido usted”.

 

Estimado lector, habrá cinco nuevas anécdotas el próximo lunes.

Un afectuoso saludo. Continuará…     

  

Vicente Llopis Pastor

24 de octubre de 2022

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