Francisco Martínez de
Mata, nació en Motril, Granada, en el siglo XVII, en fecha desconocida, y
falleció en Motril en 1665. Ingresó en la orden mendicante franciscana y su
contacto con los más necesitados y la pobreza, despoblación y decadencia de
Andalucía hizo germinar un pensamiento económico que iba contra la sociedad
estamental de su tiempo y que quiso divulgar. En aquellos tiempos, la palabra
“economista” no se usaba referida a lo que actualmente son las tareas de los
economistas de hoy y se les llamaba “arbitristas”, que eran personas que tenían
una capacidad e información sobre economía y aconsejaban a los terratenientes,
clero, nobleza, aristócratas e, incluso, al Rey, sobre las medidas que deberían
tomar para el buen hacer material del país o de sus posesiones.
El que mejor describió
la labor de estos arbitristas fue nuestro Miguel de Cervantes Saavedra
(1547-1616), en su novela ejemplar “El coloquio de los perros”, en la que los
perros Cipión y Berganza, a las puertas del Hospital de Valladolid, en donde
estaban aguardando a sus amos, discuten sobre la economía de España y dan
recetas como una especie de memorial para el Rey en temas macroeconómicos. Lo
cierto es que aquellos arbitristas de entonces son los economistas de ahora y
en España han tenido mucha tradición desde el siglo XVI, con la llamada
“Escuela de Salamanca”, que el brillante economista austríaco, Joseph Alois
Schumpeter (1883-1950) señaló como creadora de la Ciencia Económica, y no los
escoceses, entre ellos Adam Smith (1723-1790), David Ricardo (1772-1823) y
otros.
Fue un destacado
intelectual y publicó diversas obras sobre aspectos de la economía española, la
mayoría de los cuales se han perdido; aunque parte de sus textos subsisten en
versiones fragmentarias y con numerosas variantes que están esperando edición
crítica. En cuanto a sus datos personales, lo poco que se sabe se deriva de sus
propias palabras y del documento en el que el Regidor de Sevilla, Martín de
Ulloa, al conocer lo expresado en los textos de Martínez de Mata lo denunció
por peligrosidad social como provocador y agitador, a raíz de lo cual fue
procesado en Sevilla por la Santa Inquisición en el año 1660.
En el siglo XVIII, ya
fallecido Martínez de Mata, sus ideas adquirieron gran popularidad, sobre todo
gracias a la edición de sus escritos que hizo Pedro Rodríguez de Campomanes
(1723-1802), uno de los grandes Ministros del Reinado de Carlos III (1716-1788),
en el cuarto de los apéndices de Campomanes en su obra “Discurso sobre la
educación popular de los artesanos y su fomento” (1775), también denominado
“Epítome de los discursos de Francisco Martínez de Mata”. Como es sabido, un
epítome es una síntesis de lo más esencial de una obra escrita. Posteriormente,
otros destacados economistas, de los que he hablado en algunos de mis
artículos, entre ellos José Canga Argüelles de Cifuentes (1771-1842), publicó
un “Suplemento al apéndice de la educación popular. Contiene dos discursos de
Francisco Martínez de Mata” (1802).
Como se puede observar,
su obra, redactada en el siglo XVII, se ha mantenido hasta el día de hoy, y
sobre todo en la época de la Ilustración, en el siglo XVIII y es
fundamentalmente contraria al Mercantilismo, es decir, lo que hoy llamaríamos
balanza de pagos con superávit, o séase, un país es más importante y poderoso
conforme tiene metales preciosos que compra y vende pero cuyo saldo ha de ser
siempre positivo. Sostiene una postura parecida a la de Pedro Fernández de
Navarrete (1564-1632), arbitrista anterior a nuestro Francisco Martínez de
Mata, y rechaza que la abundancia de oro y plata sea la base de la riqueza de
un país, para él, toda política de fomento exige el empleo de capitales
bancarios, única manera de fomentar el establecimiento de nuevas industrias, en
las que incluye agricultura y ganadería. Así mismo, se debe regular el comercio
exterior y sanear la Hacienda. Aporta conceptos interesantes, como la velocidad
de circulación del dinero y el efecto multiplicador del gasto, temas de suma
actualidad en España y en la Ciencia Económica en general, según las materias
de Teoría Económica que se imparten en las Universidades de todo el mundo.
Francisco Martínez de Mata fue el que estableció una especie de modelo
macroeconómico de hace cuatrocientos años y que se mantiene en vigor
actualmente.
Sus aportaciones fueron
muy admiradas por intelectuales de los siglos XVII al XXI; entre ellos llamó la
atención del padre del Regeneracionismo
español, Joaquín Costa Martínez (1846-1911), nacido en Monzón, Huesca,
llamado “El león de Gaus”, político, jurista, economista e historiador, uno de
los grandes intelectuales de la Historia de España que describe el
Regeneracionismo como rehacer España por causa de la pérdida de nuestras
últimas colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898. Joaquín Costa, para
evitar la decadencia de España, insinúa la reforma de las instituciones
sociales, políticas y económicas. De él es la frase: “Escuela, despensa y siete
llaves al sepulcro del Cid”.
Volviendo a nuestro
Francisco Martínez de Mata, he de decir que se divulgaron muchos textos por él
escritos, pero que algunos se han perdido o no aparecen; quizás los más
importantes fueron su “Memorial” (1650) y su “Discurso” (1656). La
trascendencia de este economista de Motril ha llegado hasta nuestros días y el
Catedrático Gonzalo Anes de Castrillón (1931-2014), que impartía la materia
“Historia Económica de España”, y que fue Director de la Real Academia de
Historia, publicó un meritorio libro titulado “Memoriales y discursos de
Francisco Martínez de Mata” (1971).
Como he dicho en múltiples
ocasiones, en España ha habido, hay y continuará habiendo excelentes
economistas que están entre los más destacados del mundo, aunque no se reconoce
internacionalmente como sería justo por la sencilla razón de que el inglés es
la “lingua franca” que se utiliza para comunicarse entre los ciudadanos del
mundo y el español no llega a dicho nivel. Aprovecho la ocasión para lanzar un
llamamiento en favor de la lengua española, que es la lengua materna de
seiscientos millones de personas y que la pueden hablar cerca de mil millones
de personas, entre ellas, más de cincuenta millones en Estados Unidos.
Un afectuoso saludo.
Vicente
Llopis Pastor
31 de diciembre de 2021
PD: CON ESTE ARTÍCULO SE CIERRA EL AÑO 2021, LE DESEO FELIZ AÑO NUEVO
2022, EN EL QUE CONTINUARÉ ESCRIBIENDO ARTÍCULOS. MUCHAS GRACIAS Y MUCHAS
FELICIDADES.
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