Durante
los últimos días todos los medios de comunicación españoles nos han ido
bombardeando con la llamada “Reforma Laboral”. Realmente, bajo dicha
denominación, se refieren a la intención del partido político Unidas Podemos
(UP), del que forma parte la Vicepresidenta Segunda del Gobierno y Ministra de
Trabajo, Yolanda Díaz Pérez (1971), la más dinámica, que ha asumido el tema de
la Reforma Laboral y que se mantiene férrea por los acuerdos de Gobierno de coalición
entre Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos, con abrazo incluido
entre Pedro Sánchez Pérez-Castejón (1972) y Pablo Iglesias Turrión (1978),
quienes formaron Gobierno junto con el Partido Socialista Unificado de Cataluña
(PSUC), Izquierda Unida (IU) y con el apoyo parlamentario de partidos
periféricos, séase Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Partido
Nacionalista Vasco (PNV) y otros.
Dichos
acuerdos son la derogación de la Reforma
Laboral que realizó, en el año 2012,
el Gobierno del Partido Popular (PP) y cuyo Presidente del Gobierno era Mariano
Rajoy Brey (1955). Es decir, el tema es la contrarreforma, ya que es legislar
sobre el mercado laboral derogando la Reforma Laboral de 2012. Curiosamente,
esta posible derogación está pasando por un indeseable trance, en el que el
actual Presidente del Gobierno ha de hacer una gran faena de aliño y “templar
gaitas”, porque en esta ocasión no consiste en una negociación que
habitualmente es a tres bandas: sindicatos, empresarios y anuencia del
Gobierno. Ahora la nueva mesa de billar en la que se desarrolla el juego
laboral tiene muchas bolas, algunas de ellas con una carga de dinamita, que
pueden explosionar. Me refiero a que esta derogación, que convinieron entre el PSOE y UP para
formar Gobierno, y que firmaron en el año 2018, fue una de las condiciones para
formar un Gobierno de coalición. Dicho acuerdo tiene la validez de un “pacto
entre caballeros” y la idiosincrasia de los españoles lo interpretan “sui
generis”.
De momento
nos encontramos con los siguientes jugadores en la mesa de billar:
Los sindicatos, que son favorables a la derogación
de la Reforma Laboral de 2012, fundamentalmente Comisiones Obreras (CCOO).
Los empresarios, tanto la Confederación
Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) como la Confederación de la
Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), en contra de la derogación.
Unidas Podemos, es la más favorable a
dicha derogación, porque es la que ha redactado la modificación de la
legislación laboral y la está defendiendo con uñas y dientes, sobre todo por
medio de la Vicepresidenta Segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo, Yolanda
Díaz Pérez, quien tiene una fuerte personalidad y no se arredra ante
comentarios que no le son favorables. No nos extrañe esta postura de la Sra.
Díaz, ya que en su trayectoria política, desde muy joven, en Galicia, en donde
nació, estudió, ya se incorporó al Partido Comunista de España (PCE) y al
sindicato CCOO. En este tema laboral, es muy agresiva.
PSOE, que no forma un equipo de fuerte
consistencia, ya que hay posiciones dubitativas de algunos socialistas del Consejo
de Ministros, destacando, entre ellos, a la Vicepresidenta Primera del
Gobierno, Nadia Calviño Santamaría (1968), que se niega taxativamente a dicha
derogación. La Sra. Calviño ha sido, durante muchos años, Directora de
Organismos de la Unión Europea (UE) con sede en Bruselas y conoce muy
directamente el sentido político de dicha UE.
Unión Europea, que también está en
contra de dicha derogación, ya que opta por una mayor flexibilidad laboral, y
en el caso de que se derogue la actual Reforma Laboral, puede aducir que España
no cumple el pacto por el que va a recibir ciento cuarenta mil millones de
euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia-Next Generation.
Demasiados
partícipes en un tema que va a afectar a todos los ciudadanos españoles, dada
la importancia que tiene el trabajo en la economía y sociedad de cualquier país,
y del que España es un caso paradigmático, tanto por los efectos de la Covid-19
como por la “espada de Damocles” que cuelga de un fino hilo sobre la cabeza de
nuestro Presidente del Gobierno, el cual es un avezado político que sabe “nadar
y guardar la ropa”, y cuyas manifestaciones, a veces, son contradictorias, pero
ejerce su Presidencia como una casi total soberanía.
Con el
fin de ilustrar al lector me permito describir brevemente el contenido de la
Reforma Laboral del PP del año 2012, y el proyecto de la, digamos, “contrarreforma”,
que avala Unidas Podemos, redactada en el año 2018, y que a grandes rasgos, lo
más relevante es lo siguiente:
Reforma Laboral de 2012.
1.
Implantación de un despido más barato.
2.
Facilidades para cambiar jornadas, turnos, funciones y
salarios.
3.
Despido por causas económicas de la empresa, bien por
la reducción de sus ventas o de sus beneficios.
4.
Indemnizaciones de veinte días por año para todos, con
un tope de doce mensualidades, en el caso de despido procedente, y de
treintaitrés días por año y un tope de veinticuatro mensualidades, en el caso
de despido improcedente, con lo que se abarata el coste del despido.
5.
Eliminación de la autorización laboral para los
despidos colectivos. Es decir, la creación de los Expedientes de Regulación de Empleo
(ERE) ya no han de ser aprobados por la Conserjería de Empleo de la Comunidad Autónoma
o del Ministerio de Empleo. Sólo es necesaria la autorización judicial, a
posteriori.
6.
Incorpora los llamados Expedientes de Regulación
Temporal de Empleo (ERTE), que han sido de suma utilidad ante la crisis
derivada de la pandemia del coronavirus, que ha permitido que millones de
trabajadores sigan cobrando una indemnización de paro y con la reincorporación
a la empresa una vez que la situación pandémica haya desaparecido.
7.
Por primera vez aparece el despido colectivo en todas
las Administraciones Públicas y en todas las empresas, organismos y entidades
que forman el sector público. Se libran los funcionarios de carrera, pero no el
personal laboral. La causa, como en el sector privado: nueve meses de
insuficiencia presupuestaria sobrevenida y persistente.
8.
Convenios; aparecen los convenios de empresa, en los
que un empresario y sus trabajadores deciden las condiciones salariales y
complementarias, independiente de los convenios del sector, que son
negociaciones entre sindicatos y trabajadores de un sector productivo, y que
han de cumplirse en toda España, séase en Madrid, Alicante, Barcelona u otras,
a lo que hay que añadir la ultraactividad, que significa que el convenio de
empresa se puede prorrogar si así lo entienden el empresario y sus trabajadores,
ya que si decae el acuerdo de empresa, el convenio sectorial suele ser menos
favorable.
9.
Contrato para PYMES; nuevo contrato para impulsar las
contrataciones indefinidas de jóvenes en las PYMES, que sólo pueden usar las
empresas de menos de 50 empleados, teniendo un periodo de prueba de un año, lo
cual, de facto, supone el despido libre.
10. Emprendedores;
los empresarios pueden deducirse, de forma progresiva, 3.000 euros por el
primer trabajador que empleen, siempre que sea menor de treinta años y esté
inscrito en el paro.
11. Capitalizar
el paro; con el fin de percibir el 100% de la prestación por desempleo para generar
el emprendimiento o creación de nuevas empresas; anteriormente, esta
capitalización era del 80%.
12. Contrato
de formación y aprendizaje; válidos hasta los treinta años de edad.
13. Eliminación
del contrato de fomento del empleo.
14. Bonificaciones
a la contratación indefinida.
15. Admisión
de horas extras en contratos a tiempo parcial.
En líneas
generales, dicha Reforma Laboral de 2012 tiene un ligero rasgo favorable a las
empresas, por considerarlas que son quienes verdaderamente generan empleo.
Normativa de Unidas Podemos redactada en
2018 y que busca derogar la Reforma Laboral de 2012 antes citada. En su
contenido destaco los siguientes puntos, aunque no conocemos con todo detalle
las nuevas propuestas de UP, podemos intuir, y así lo suelen comentar en los
medios de comunicación, las siguientes modificaciones:
1.
Limitar los contratos temporales.
2.
Reducir los tipos de contratos: de los 33 que ahora
están en vigor en España, a sólo 3, uno indefinido o “estable”; otro, el
temporal; y uno más, de formación.
3.
La propuesta de desaparecer el contrato de obra y
servicio y del fijo de obra, de manera que estos trabajadores pasarían a ser
indefinidos, con contratos fijos-discontinuos.
4.
No utilizar contratos temporales para trabajos de
naturaleza estacional, o vinculados a campañas, sino que sólo se dejarán para
razones de carácter productivo y organizativo.
5.
Sólo podrán usarse los contratos fijos-discontinuos
cuando se produzca un incremento ocasional e imprevisible de la actividad
empresarial, que no puede ser atendido por la plantilla habitual de la empresa,
pero no se podrá utilizar para atender trabajos vinculados a la actividad
normal y permanente de la empresa.
6.
Castigar a las empresas que abusen de la temporalidad,
por ejemplo, estableciendo que serán nulos los despidos ligados a la
temporalidad.
7.
Recuperar los convenios colectivos sectoriales.
8.
Desaparecer los convenios de empresa, por entender que
éstos son peores que los convenios sectoriales, tanto en salario como en
condiciones laborales.
9.
Coto a la subcontratación, es decir, que las empresas
que se sirven de otras empresas, la llamada “subcontratación” o “outsorcing”,
han de ser lo menos posibles y que la empresa principal que contrata a las
empresas auxiliares ha de asumir las deudas y los impagos de la contratada o
subcontratada, es decir, que existirá una responsabilidad subsidiaria.
10. Los
trabajadores fijos-discontinuos percibirán un Mecanismo de Sostenibilidad de
Empleo (MSE), es decir, una flexibilidad interna que permita rebajar las
jornadas de los trabajadores; esto es idéntico al ERTE, y en las estadísticas
de empleo, figurarían como trabajadores, con lo cual, la tasa de desempleo, a
efectos comparativos con otros países, sería menor.
Esta posible
derogación de la Reforma Laboral está negociándola Yolanda Díaz, Vicepresidenta
Segunda y Ministra de Trabajo, quien, hasta ahora, ha sido muy explícita y
defensora de las nuevas normas ante el sindicato CCOO y otros grupos de
izquierda; no en vano, esta Ministra se ha definido como marxista y, por tanto,
no ve con buenos ojos la empresa privada y lo que se considera “explotación del
trabajador”.
En fin,
amigo lector, un dilema añadido a la “cogobernanza” de nuestro país, concepto
que ha acuñado el actual Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Igualmente quiero
señalar que sobre la UE el tema ha de estar zanjado antes del 31 de diciembre de
2021. Si no se logra antes de dicha fecha, o el contenido no lo acepta la UE,
adiós a los ciento cuarenta mil millones de euros prometidos para España, de
los que, hasta ahora, transcurrido un año desde su aprobación, no hemos
recibido ni un solo céntimo. Como es un Plan para tres años (2021-2023),
confiemos en la sabiduría de todos para que, en los próximos dos años,
percibamos dichos fondos, parte de los cuales, el Gobierno actual los ha
incluido en los Presupuestos Generales del Estados (PGE) del año 2022, que actualmente
está en su obligatorio trámite para que los apruebe el Congreso de Diputados y
el Senado.
Esta aprobación
no está asegurada, ya que los partidos políticos que apoyan parlamentariamente
al Gobierno solicitan algunas concesiones del Gobierno Central; algunas tan
curiosas como la de ERC, que apoyaría al Gobierno siempre que las películas de
la plataforma Netflix también se presenten en lengua catalana; el PNV exige
cuantiosas inversiones y, ¿qué más puedo decir? Pues simplemente que estamos
muy felices porque somos totalmente demócratas. Eso sí, dentro de una “democracia
a la española”.
Ante este
tema, el Presidente del Gobierno manifestó, hace unos días, que la cuestión de
la Reforma Laboral caía bajo la responsabilidad de la Vicepresidenta Primera y Ministra
de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Dos días después, rectificó diciendo que
la llevaría adelante la Vicepresidenta Segunda y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz,
siempre con la “tutela” del Consejo de Ministros.
Vicente Llopis Pastor
31 de octubre de 2021
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