El pasado 27 de agosto publiqué un artículo titulado “Nuevos hábitos de
los usuarios de la banca” en el que presentaba las novedosas formas de la
operatoria de las entidades bancarias, las “Fintech” (tecnología financiera) y
algunos tipos de operatoria que, de forma obligatoria,
los clientes han de relacionarse con las entidades bancarias y que vamos hacia
el autoservicio por parte del cliente mediante el uso de utensilios informáticos,
cajeros automáticos, telefonía móvil y otros.
Además de que para la atención por un empleado estaba cada vez más
limitada; hay que pedir cita previa, fijar un corto horario de atención al
cliente y están cerrando oficinas, tanto urbanas de grandes capitales como
rurales de pueblos de poca densidad poblacional, con lo que los clientes han de
servirse, en lo que puedan, de elementos tecnológicos y los cobros y pagos en
efectivo están cada vez más limitados y, en algunos casos, sobre todo en el
entorno rural, su oficina bancaria más cercana se encuentra en otro pueblo que
dista cincuenta o más kilómetros.
Sinceramente, creo que hemos llegado a situaciones de desatención, y
los clientes no se merecen este tipo de trato. Los clientes poco pueden hacer
para acabar con estas situaciones, ya que las entidades bancarias aplican el
llamado “contrato de adhesión”, es decir: “lo tomas o lo dejas”, sin capacidad
de negociación, al tiempo que el cobro de salarios, de pensiones, pago de los
recibos de agua, electricidad, gas, impuestos, tasas y demás gravámenes, están
obligados a domiciliarlos en alguna entidad bancaria.
Es decir que nos obligan a
la domiciliación y si nos negamos nos cortan el suministro de dichos servicios
y nos obligan a que nuestros
ingresos y gastos se canalicen por una cuenta bancaria. Obligación total en un Estado democrático como es el Reino de
España, en el que no se admite nuestra opinión y tampoco resulta oportuno el
cambiar de banco, ya que vamos hacia un oligopolio que, muy estudiado en Teoría
Económica, encarece los productos ofertados y su volumen, porque el mercado
está totalmente en manos de unos pocos bancos, los cuales actúan casi
uniformemente, y no hay diferencias significativas en su oferta de servicios. Algo
así como “lo mismo da ocho que ochentaiocho”, es decir, que todos los bancos
actúan de la misma forma, una especie de “viva la Virgen”, o mejor “les
importamos un bledo”.
Pero el tema del Sistema Bancario Español es algo más relevante, y
razones hay para comentarlo desde otros puntos de vista. Por ejemplo, lo que
nos dice la Asociación Española de la Banca (AEB) y también lo que expresa el
Banco de España, que es la autoridad monetaria española y que forma parte del
Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) y cuya máxima autoridad en relación
con nuestra moneda, el euro, es el Banco Central Europeo (BCE). La AEB se fundó
en el año 1977, y anteriormente ya existía con el nombre de Consejo Superior Bancario
(CSB). En mi Tesis Doctoral “El espacio financiero de la provincia de Alicante
(1970-1977)”, publicado en el año 1983, hago uso de mucha información obtenida
del CSB. Éste realiza estudios sobre la evolución del Sistema Bancario Español,
estadísticas, volumen de operaciones y, sobre todo, a mi entender, es un grupo
de presión que actúa como un “Lobby” pero que está oficialmente controlada por
el Banco de España aunque no siempre ha estado perfectamente supervisada por la
Autoridad Monetaria Española, según se desprende de los desequilibrios, sustos,
fusiones, desaparición de cajas de ahorros, irregularidades y otras cuestiones
de las que nos enteramos por los medios de comunicación social desde hace más
de quince años hasta hoy.
Realmente la aportación de la AEB es justificar y defender las nuevas
modalidades y hábitos de los clientes bancarios que ya cité en el pasado
artículo del día 26 de agosto. No obstante repito alguno de ellos y expreso las
razones de por qué han aparecido:
1)
Se está demonizando al Sistema Bancario Español, que
cuenta con ciento sesenta mil trabajadores y que está en la base de
financiación de todos los proyectos de inversión empresarial y familiar.
2)
La AEB es una asociación de bancos privados, y son un
elemento de estabilidad de primer orden en los momentos de crisis.
3)
Gracias a la AEB, la posición financiera de nuestro
país y en la Eurozona, es más favorable y tiene mayor estabilidad, de lo
contrario se crearían problemas más graves que los que actualmente pueda tener.
4)
Hay que considerar que las entidades bancarias operan
con unos márgenes de beneficios muy reducidos, a veces entre el cero por ciento
y el uno por ciento, por el reducido tipo de interés actual, y por ello han de
cobrar comisiones, suplidos y gastos, para poder tener beneficios, cotizar en
bolsa y, en lo posible, pagar dividendos.
5)
La banca ha tenido un periodo de exceso de liquidez y
concesión de préstamos hipotecarios a largo plazo, y ahora se encuentra con los
pies atados y los ojos vendados, y está endureciendo las condiciones para la
concesión de créditos.
6)
Las “Fintech” (tecnologías financieras) son necesarias,
porque vivimos en una época de tecnologías avanzadas a las que no pueden obviar
los bancos. AEB dice que es un muy buen ejemplo de cómo las tecnologías
convergen y aportan valor a los clientes.
7)
Aparecen nuevas operatorias, en principio algo difusas,
y de las que se tiene poca experiencia, por ejemplo, la tecnología de “block
chain”, controles biométricos y acceso en tiempo real, como herramientas, no
sólo para gestionar el dinero, sino también para sacar el máximo provecho a los
datos del usuario, que es el activo extremadamente más valioso.
8)
AEB entiende que el sector bancario español siempre ha
sido el adalid de la innovación y la implantación de las nuevas tecnologías en
sus servicios e infraestructuras, tanto en el llamado “front office” como en el
“back office”.
9)
Cada vez va a usar en mayor medida la llamada “inteligencia
artificial”, “cloud”, “big data”, “movilidad”, “omnicanalidad” y otras
fórmulas.
10) Mantener
el ritmo de inversión tecnológica que requiere la banca para seguir siendo
competitiva en el mercado actual es otro gran obstáculo para las entidades
tradicionales, con lo que los pequeños bancos van a ser dominados por unas
pocas entidades financieras oligopolistas, tema del que es consciente la
Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
11) La
ciberseguridad es una de las grandes preocupaciones de los directivos de la
banca española.
12) La
regulación siempre ha marcado el negocio financiero, pero en los últimos años
aún más, con el auge de las normativas como PSD2 que es la aplicación de la
segunda directiva de pagos electrónicos y GDPR que es el reglamento general de protección
de datos.
13) La
banca europea tradicional tendrá que efectuar cambios regulatorios para equiparar
a los nuevos competidores digitales.
14) Sin
duda, según la AEB, será una banca más digital y especialmente más móvil,
innovadora, centrada en aprovechar las nuevas tecnologías para ofrecer servicios
financieros cada vez más ágiles y diseñados a la medida de sus clientes. Igualmente,
la AEB dice que la banca del futuro también seguirá garantizando el nivel de
protección de la información y seguridad de sus clientes. La confianza de los
clientes en la fiabilidad de los servicios y productos financieros serán claves
para competir en un entorno más digital.
Estimado lector, todo lo que he expuesto es desde el punto de vista de
la AEB y, en cierto modo, es la justificación de las nuevas formas de
operatoria bancaria que ya expresé en mi artículo “Nuevos hábitos de los
usuarios de banca”, pero en este caso desde el punto de vista de la patronal. De
esta forma, se confirma lo que ya dije entonces, y que no va a pararse y no
mirará hacia atrás, porque en tal caso, se transformará, como dice el Antiguo
Testamento, al mirar hacia atrás en una estatua de sal, que no podrá ver, oler,
andar y trascender como lo está haciendo ahora, no sólo la banca, sino toda la sociedad
en general.
Mañana escribiré otro artículo bajo el título “El futuro de la banca
según el Banco de España”, con lo que complementaré la situación bancaria
española desde el punto de vista de los clientes, de los bancos y de la
Autoridad Monetaria Española.
Hasta mañana.
Vicente Llopis Pastor
30 de agosto de 2021
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