Estimado
lector, según comenté en el artículo titulado “Anecdotario (XIX)”, voy a seguir
incorporando nuevas anécdotas cada lunes. La anterior entrega fueron diez
anécdotas. Así que comencemos:
281)
Tristán
Bernard.
Tristán Bernard (1868-1947)
fue un escritor, novelista, periodista y abogado francés. Una vez, para
terminar en paz una obra de teatro, se retiró a una casita de campo alquilada.
En otra casa vecina vivía una mujer sola, que en todo el día no dejaba de tocar
el piano, por cierto que muy mal y aquella rara música molestaba a Tristán
Bernard, pero no se atrevía el escritor a decir nada. El sábado vio llegar a un
hombre a la casa. Supuso que era el marido de la pianista. Y a eso de media
noche, Bernard llamó a la puerta de sus vecinos. Esperó que se encendieran
luces y despareció. Una hora después volvió a repetir el juego. Y una hora
después, igual. Y ya hacia la madrugada, esperó que abrieran la puerta. Le
vieron allí y el marido le gritó:
-
“¿Quién es usted?”.
-
“El vecino de esta otra casa, que he estado toda la
semana soportando el piano de la señora de aquí y que, en compensación, he
decidido que esta noche ustedes dos me soporten a mí. Y así quedamos en paz”.
El piano no volvió
a sonar fuerte.
282)
Ramiro de
Maeztu.
Ramiro de Maeztu
(1874-1936), español, ensayista, novelista, poeta, crítico literario y teórico
de la política; pertenecía a la Generación del 98. Al inicio de la Guerra Civil
Española (1936-1939) fue internado por los republicanos en la cárcel de Las
Ventas y objetivo de una de las “sacas” realizadas por agentes del “Comité
Provincial de Investigación Pública” (CPIV), siendo asesinado en el otoño de
1936 en el cementerio de Aravaca.
En una reunión de
amigos, sobre nuevos procedimientos de enseñanza, uno de los que estaban con
él, maestro de niños, a las doctrinas de Maeztu opuso un conocido proverbio,
con el que quiso defender la severidad en el trato con los alumnos, diciendo:
“Todo lo que usted quiera, pero la verdad es que la letra con sangre entra”.
Y Maeztu le contestó:
“Cierto; pero la letra no ha de entrar con sangre del discípulo, sino con la
sangre del maestro; lo que equivale a decir, con su esfuerzo llevado hasta el
último extremo”.
Sin duda, el
sentido del proverbio es el que le daba el maestro de muchachos; pero la otra
interpretación es mucho más bonita y con seguridad más eficaz.
283)
Carlos
Llopis.
Carlos Llopis
Montero (1913-1970), madrileño y dramaturgo español que cultivó, sobre todo, el
género de la comedia sofisticada de tono burgués.
Llopis decía que
nunca les contaba a los empresarios los argumentos de las comedias que les
ofrecía, porque si se lo contaba pensarían en una comedia distinta de la suya.
Y ponía un
ejemplo: “El otro día le conté este argumento a un empresario: un moro se casa
con una cristiana; se va a la guerra, un amigo le dice que su mujer le engaña y
el moro mata a su mujer y se suicida al descubrir que se ha equivocado”. Le
pregunté su opinión y me dijo que esto no podía gustar a nadie”.
Y, después de un
silencio añadió: “Y le había contado el argumento de Otelo, un drama nada menos
que de William Shakespeare”.
284)
Raquel
Meller.
Nacida como
Francisca Marqués López (1888-1962), española, cantante, cupletista y actriz de
cine. Durante la década de los años 1920 y 1930 del pasado siglo fue la artista
española de mayor éxito internacional. Una de sus más famosas canciones fue “La
violetera”, en la década de los treinta, y cuyo compositor fue don José
Padilla.
Raquel Meller
actuaba con éxito en un teatro de la Calle Alcalá, en Madrid, al parecer en un
teatro ya desaparecido llamado Trianón. Un caballero la visitó y le comunicó
que la Reina, doña Victoria Eugenia de Battenger (1887-1969), esposa de Alfonso
XIII (1886-1941), deseaba oírla, y que la invitaba a cantar en palacio. Parece ser
que Raquel Meller contestó algo así: “Si la Reina quiere oírme, que venga aquí,
al teatro. La misma distancia hay de la Calle de Acalá a la Plaza de Oriente en
donde se ubica el Palacio Real, que de la Plaza de Oriente a la Calle de
Alcalá”.
-
“¡Es que se trata de la Reina!”.
-
“Pero aquí, donde yo trabajo, la Reina soy yo”.
El caballero, supo
ser muy diplomático, y la cosa terminó en una función de gala en el Teatro
Español, a la que asistió la Reina Victoria Eugenia y en la que cantó Raquel
Meller.
Raquel Meller
actuó frecuentemente en Francia, superando en popularidad a Carlos Gardel
(1890-1935), de origen francés; a Maurice Chevalier (1888-1972), figura
emblemática de la cultura francesa. La propia actriz de teatro y cine francés,
la aclamada y gloriosa Sarah Bernhard (1844-1923) dijo que era una sublime
artista.
285)
Antonio de
Trueba.
Antonio de Trueba
(1819-1889) fue un escritor costumbrista español, vizcaíno de nacimiento y con
largos años de residencia en Madrid. Y en la capital de España se dice todavía que
“De Madrid al cielo y un agujerito para verlo”. Esto en alabanza de todo lo
bueno de Madrid, que es mucho. También es el autor de la frase de que “Madrid
tiene nueve meses de invierno y tres de infierno”. Esto último en demérito del
clima muy frío durante gran parte del año y de un calor sofocante en verano.
Escribió un poema
que se hizo popular y que decía: “Era en Madrid el año / suplicio eterno / pues
constaba de doce / meses de infierno / en que, turnando sólo / dos estaciones /
producían carámbanos / y chicharrones. / Pero reinando doña / Isabel Segunda /
que en la cría de cuervos / fue muy fecunda / afín de hacer la corte / mansión
más grata / se conmutó el infierno / por la inmediata / y el que conoce el
viento / que en Madrid sopla / rinde a la verdad culto / con esta copla: /
Desde Madrid al cielo / porque es notorio / que va al cielo el que sale / del
purgatorio”.
286)
Miguel de
Unamuno.
Miguel de Unamuno
y Jugo (1864-1936), bilbaíno, se consideraba como un español, sobre todo. A
pesar de la corriente política de Sabino Arana (1865-1903), creador del Partido
Nacionalista Vasco, y que dejó como referencia que los vascos eran superiores a
los españoles, e incluso física e intelectualmente nos superaban, Unamuno no
cayó en esta forma de entender xenófoba y étnica de los vascos. Él tenía a gala
considerarse español, filósofo, escritor, poeta, novelista y miembro de la
Generación del 98 y un gran defensor patriótico de España.
287)
Lenin.
Vladimir Ilich
Uliánov Lenin (1870-1924), ruso, político, revolucionario, teórico político,
bolchevique y líder del comunismo en Rusia.
Lenin, antes de la
Revolución Rusa vivía en Lausana, Suiza. Uno que le conoció allí decía que
llevaba una tranquila vida de buen burgués, que vestía elegantemente. Le visitó
y se despidió pronto.
-
“No os quiero robar más tiempo” – le dijo.
-
Lenin contestó: “No, no. ¡Si no hago nada! Mi único
trabajo, de aquí en adelante, será la revolución. Y lo único que hago aquí es
esperar que llegue la hora de empezar mi trabajo”.
288)
Torcuato
Tasso.
Torcuato Tasso
(1544-1595), poeta italiano de la época de la Contrarreforma, conocido, sobre
todo, por su extenso poema “La Jerusalén
liberada”, ambientada en el asedio de Jerusalén durante la Primera Cruzada. Es
uno de los grandes poetas de Italia.
Sintiéndose
enfermo, llamó a la puerta del Monasterio de San Onofre, y pidió que le dejaran
entrar para morir allí. Y allí se quedó hasta que le llegó la muerte. Los
frailes del convento rodeaban el lecho donde agonizaba el poeta.
-
“Amigos míos, no penséis que os dejo” – les decía el
poeta para consolarles.
-
“Pensad únicamente que os precedo en el camino”.
Sus últimas
palabras fueron:
-
“Si no fuese por la muerte, no habría en la Tierra un
ser más mísero que el hombre”.
289)
Honorato de
Balzac.
Honorato de Balzac
(1799-1850), novelista francés, representante de la llamada “Novela Realista
del Siglo XIX”, escribió “La Comedia Humana”, como un contrajuego de “La Divina
Comedia” de Dante Alighieri (1265-1321). Se propuso escribir ciento
treintaisiete novelas, aunque por su temprana muerte sólo editó ochentaisiete
novelas y siete no editadas, pero con su idea inicial muy definida.
Le desbordaba su
creatividad. Mientras escribía una novela se identificaba tanto con los
personajes que vivía, interiormente, la vida de todos ellos. Cuenta Stefan
Zweig (1881-1942) que un amigo fue a visitarle, le abrió la puerta el mismo
Balzac y el escritor le gritó:
-
“¡Se está volviendo loca, la pobre!
El visitante le
dijo: “¿De qué me habláis?”.
Balzac respondió:
“De la pobre Eugenia”.
Y le tuvo que
explicar que Eugenia era la protagonista de su novela: “Eugenia Grandet”
(1933), que acaba, en efecto, enloqueciendo.
290)
Fontenelle.
Bernard Le Bovier
de Fontenelle (1657-1757), escritor francés que vivió cien años.
Tuvo Fontenelle
una amante de la que estuvo muy enamorado. Ella, después de un tiempo, dejó de
serle fiel y se entregó a otro. Fontenelle lo supo y, a pesar de su filosofía,
corrió a visitar a la mujer y a reprocharle su conducta. Y ella le dijo:
-
“Querido Fontenelle, sois lo suficiente buen filósofo
para comprender que si me uní a vos fue por el placer que me dabais. Si ahora
he encontrado a otro que me da más placer, ¿no os parece natural que me valla
con él?”.
Fontenelle, ya más
tranquilizado, preguntó:
-
“¿Y tenerme engañado, os daba también placer?”.
-
“Pues sí, aunque fuese un placer distinto”.
-
“¿Y tener engañado a vuestro actual amante no os daría
placer?”.
-
“No os lo puedo decir, porque no lo he probado”.
-
“¿Y no os atrae lo suficiente la aventura de la vida
para intentar probarlo?”.
La mujer le dijo
que sí, Fontenelle se ofreció para que ella hiciera la prueba con él; ella la
hizo, le gustó, y desde entonces traicionó con Fontenelle a su nuevo amante.
Estimado lector, habrá diez nuevas anécdotas el
próximo lunes.
Un afectuoso saludo. Continuará…
Vicente Llopis Pastor
30 de agosto de 2021
Comentarios
Publicar un comentario