Estimado lector, ¿a veces no se ha parado a pensar cuál es el origen de algunos modismos y decires de los que está saturada la lengua española? ¿No ha sentido curiosidad por saber cómo y por qué aparecieron? Ante el aluvión de este tipo de expresiones que se citan abundantemente en el lenguaje ordinario e, incluso, en el académico, me voy a permitir citar algunos de ellos, que escucho con asiduidad y que, como todo ser vivo, tuvo su momento de concepción y su posterior “alumbramiento”. Son muchos y en abundancia. Favorecen el uso de nuestro idioma, ya que, amén de su contenido, es una especie de diccionario complementario del bello idioma español que se habla por más de quinientos millones de personas en todo el mundo. Ahí le dejo algunos:
a) Atar los perros con longanizas.
Se usa en sentido
negativo para dar a entender a otro que no se haga muchas ilusiones. Se le
dice: “No pienses que allí atan los perros con longanizas”, como quien le
diría: “No creas que aquello es jauja”.
b) A todo puerco le llega su San Martín.
Significa que a
todos los que obran mal les llega el castigo. Se refiere a San Martín porque es
habitualmente el día de la matanza de los puercos.
c) Así se las ponían a Fernando VII.
Se dice de aquello
que se presenta tan fácil, que no hay ninguna dificultad para resolverlo. Se refiere
a cómo le ponían las bolas del billar a este Rey español, para que hiciera
carambola siempre.
d) Aquí paz y después gloria.
Se usa para dar
fin a una disputa o querella. Puede ser tomado de una forma de terminar los
sermones. También se puede usar en el sentido de “sólo busco vivir en paz aquí
en la Tierra y ganar después la gloria del Cielo”; o séase, en sentido literal,
como definición de una forma de vida.
e) Agua de cerrajas.
Equivale a poca
sustancia, en frases así: “Esto es agua de cerrajas”. Se dice también “agua de
borrajas”, que es una corrupción de la primera forma.
f) Con azúcar está peor.
Se dice cuando,
por querer disculpar alguna falta, se incurre en contradicciones que la agravan
más. O cuando se buscan arreglos o componendas que complican más lo que tratan
de resolver. Según algunos autores, la frase nació en una casa de huéspedes,
donde la dueña, para disimular el mal olor del retrete, quemaba azúcar. Y un
huésped gritó: “¡Pero, señora!; ¡si con azúcar está peor!
g) Entre col y col, lechuga.
Se usa en dos
sentidos: uno para indicar que una palabra, idea o cosa está entremetida o
interpuesta en otras con las que no viene a cuenta. Otro para indicar que
varias cosas que deberían ser distintas se parecen demasiado.
h) Estar en las Batuecas.
Estar distraído,
no saber de qué va. Las Batuecas es un valle de la provincia de Salamanca,
cercado de montañas, aislado y, hasta cierto punto, desconocido.
i)
Gramática
parda.
Significa la
habilidad y astucia que tienen algunos para manejarse. El decir español es: “Tener
mucha gramática parda”. No se conoce el origen. En las primeras ediciones del Diccionario
de la Academia se da una definición muy clara y sabrosa de la gramática parda: “La
ciencia natural que tiene el hombre que no ha sido educado, y con la cual
discurre en sus negocios, de suerte que no se deja engañar”.
j) No te arriendo las ganancias.
Expresión que se
dedica a los que se han metido en negocios que se supone serán malos, en el
sentido de que no se quisiera estar en su lugar.
Y así
sucesivamente. La sabiduría popular; la experiencia en la vida; algunos hechos
históricos; las hazañas de los españoles y su privilegiado papel en la historia
de la Humanidad, han servido para generar múltiples modismos y decires en
nuestra bella lengua. Algunos de ellos incluso han sido traducidos y vertidos a
otros idiomas. Es una más de las aportaciones que nuestro país ha dado al
mundo. Conozcámoslas, porque ello nos permitirá ilustrarnos sobre lo que nuestra
querida España ha dado a la Historia.
Como el
número de modismos y decires es tan extenso, me voy a permitir ir citando
algunos de ellos en sucesivos artículos.
Estimado lector,
espero que le sea de utilidad.
Vicente Llopis Pastor
27 de abril de 2021
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