En algunos artículos anteriores he citado la llamada “Escuela de Salamanca” dentro de la Historia del Pensamiento Económico. Dicha Escuela de Salamanca tiene su denominación porque en el siglo XVI la Universidad de Salamanca era una de las más floreciente de Europa y, además, parte de sus Catedráticos y Profesores se trasladaron a la entonces llamada “Las Indias” del Imperio Español, en donde crearon las primeras Universidades que tuvo el continente americano, tales como la Universidad de San Marcos de Lima (1551); la Real y Pontificia Universidad de México (1551) en el Virreinato de la Nueva España, y otras muchas que difundieron el “Trivium” y el “Quadrivium” y culturizaron a sus gentes en lógica, teología, matemáticas, astronomía, literatura, humanidades, leyes, derecho internacional y todo el campo de saberes de aquél siglo XVI que también supuso el inicio de la Edad Moderna y del “Renacimiento” artístico, cultural y filosófico. Fíjese, amigo lector, cuando cerca de doscientos años después llegaron los ingleses, franceses y holandeses a América, se dedicaron a apropiarse de las tierras, tráfico de esclavos negros y matanzas de tribus indias, mientras tanto la España Imperial ya había creado Universidades y había culturizado a sus gentes. ¡Cuán distinta es ahora la situación de América, en la que se suele dividir en una América del Norte, superdesarrollada y con un liderazgo mundial, frente a una América Central y del Sur, subdesarrollada y que, además, ha perdido la referencia de Hispanoamérica y se le denomina Latinoamérica, que no es precisamente un elogio.
Pero
el intento de este artículo es citar las aportaciones de la Escuela de
Salamanca a la Ciencia Económica, que fueron muy significativas y cuyos
conocimientos están todavía vigentes en la Teoría Económica actual, sobre todo
en la llamada “Teoría cuantitativa del dinero”, que viene a decir que cuando
aumenta la liquidez y los medios de pago de un sistema económico trae como
consecuencia un incremento de precios. Esto se resume hoy en día en la
“Ecuación de Fisher”, debida al economista estadounidense Irving Fisher
(1867-1947). Fíjese, estimado lector, la importancia de esta interpretación de
la citada Escuela de Salamanca, que el más grande investigador sobre la
economía que ha existido, Joseph Alois Schumpeter (1883-1950), en su magistral
obra “Historia del análisis económico”, considera que los creadores y padres de
la Ciencia Económica fueron los españoles de la Escuela de Salamanca y no el
escocés Adam Smith (1723-1790), quien escribió en el año 1776 su obra
“Investigación acerca de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones”.
Pues
bien, entre los tratadistas de temas comerciales y mercantiles de la citada Escuela
de Salamanca tenemos a destacados Profesores, Catedráticos, Juristas, Teólogos,
etcétera, y dentro de ellos los entonces llamados “Arbitristas” que es el
nombre que por aquél entonces se aplicaba a los expertos conocedores de los
sistemas económicos, es decir, “los economistas de entonces”. Entre los más
destacados se encontraban Francisco de Vitoria (1483-1546); Melchor Cano (1509-1560);
Domingo Báñez (1528-1604); Domingo de Soto (1494-1560); Francisco Suárez
(1548-1617) y otros muchos. Dentro de estos Profesores y Catedráticos me voy a
referir a Tomas de Mercado (1523-1575).
Nacido
en Sevilla, se trasladó muy joven a México, donde estudió en el convento de los
Dominicos de su capital, recibiendo enseñanza de Profesores procedentes de la
Universidad de Salamanca; tomó el hábito de la Orden de Santo Domingo el 27 de
abril de 1553 y recibió las distintas órdenes eclesiásticas con una rapidez
inusual; en 1553 era Acólito; en 1555 Subdiácono; en 1556 Diácono; y en 1558
Sacerdote. Fue Profesor en el Convento de los Dominicos de México entre 1558 y
1563, regresando a España en este último año para completar sus estudios en la
Universidad de Salamanca, a la que se incorporó a comienzos del curso
1563-1564. Su primera estancia en Salamanca solo duró un año; pasó a residir en
Sevilla una temporada desde el verano de 1564 hasta el otoño de 1566; tras esta
estancia en Sevilla regresó a Salamanca, donde publicó, tres años después, en
1569, su más famosa obra, titulada “Tratos y contratos de mercaderes y
tratantes”. Regresando a Sevilla en 1569 para ejercer como Profesor en el
Colegio de Santo Tomás, allí recibió el grado de Maestro en Teología. En 1571
publicó una segunda edición de su obra bajo el título “Suma de tratos y
contratos” y los “Comentarii e in Dialecticam Aristotelis”. El 25 de octubre de
1574 embarcó de vuelta a México y durante la travesía enfermó y murió en enero
de 1575, antes de llegar a su destino.
Como
resumen de sus obras relacionadas con la economía y cuyos títulos he citado anteriormente,
podrían sintetizarse en los siguientes:
a) Pensamiento económico.
En sus
escritos define la teoría cuantitativa del dinero, estudiando el efecto que
tenía la importación de metales americanos a los precios de España y Europa.
Respecto a los precios continuó con la tradición escolástica hispana del precio
justo o “justiprecio”, que debía estar alumbrado por la ley natural y fijado, a
ser posible, por la autoridad pública o, por lo menos, limitado en sus
circunstancias de negociación. Esta tradición escolástica es la interpretación
que hizo Santo Tomás de Aquino (1225-1274) sobre el pensamiento de Aristóteles
(384 a.C.-322 a.C.).
b) Dialéctica.
Si
bien es cierto que Tomás de Mercado no es un renacentista, sí es un innovador
dentro del sistema escolástico, que trata de poner en claro los conocimientos
encerrados en conceptos tan oscuros que tantos y tantos dialécticos se ocuparon
en llenar con alambicadas palabras. Derivado de ello se puede señalar que el
pensamiento de Tomás de Mercado, en su Dialéctica tomista, se sitúa en: 1)
Afirmar que la Dialéctica es ciencia de ciencias y arte de artes, pero añade
que esto es así porque se ocupa de exponer la naturaleza de la definición, de
la división y de la argumentación; 2) La Dialéctica es la primera de las
ciencias que se aprende; y 3) El estudio de la Dialéctica ha de empezarse con
el término. Realmente este tipo de Dialéctica es consecuente con la lógica de
Aristóteles. Hay otros tipos de Dialéctica, marxista, humanista, histórica,
materialista, etcétera, que han surgido posteriormente en el pensamiento
occidental.
c) Comercio.
En
1569, por encargo de los mercaderes de Sevilla, publicó en Salamanca “Tratos y
contratos de mercaderes y tratantes”, que se reeditó en 1571 en Sevilla bajo el
nombre de “Suma de tratos y contratos”, nombre por el que es más conocida. En
esta obra reflexiona sobre el fundamento del interés, alabando los usos éticos
del mismo frente a la interpretación restrictiva de la Iglesia Católica que lo
tenía como usura, y lo plantea y profundiza en la teoría cuantitativa del
dinero a partir de la tradición de la Escuela de Salamanca, en especial en lo
relativo a la circulación internacional de divisas.
Estimado
lector, la Escuela de Salamanca y en especial, Tomás de Mercado, fueron los
iniciadores de la Ciencia Económica, cuyo lenguaje en sus tiempos tal vez fuera
más teológico y humanista que el que ahora se usa mediante modelos matemáticos,
estadísticos, econométricos y con un enfoque de “equilibrio económico”, tomado
de la Mecánica que se incluye dentro de la Física. Hoy estos modelos son
demasiado “mecanicistas”. Particularmente me alegro mucho de lo que aportó
España a la economía por medio de la citada obra de Tomás de Mercado, aunque
haya párrafos en los que hay que concentrarse mucho para comprenderlos, dado el
lenguaje de su época. Hoy, los actuales modelos, a veces, se transforman en una
sola palabra, una sigla o un acróstico.
Amigo lector, creo que España ha sido y continúa siendo una nación de un elevado nivel cultural y científico; a pesar de que los propios españoles nos consideramos a nosotros mismos como retrasados respecto a otros países. Yo creo que los españoles no debemos considerarnos inferiores a ningún otro país actual. Comencemos a valorarnos, porque lo merecemos. Y un especial recuerdo a Tomás de Mercado y al conjunto de Profesores de la Escuela de Salamanca que he citado en este artículo.
Un afectuoso saludo.
Vicente Llopis Pastor
26 de marzo de 2021
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