Dentro de la mitología griega Némesis es considerada como
la diosa de la venganza. Deidad que personifica uno de los fundamentales
pensamientos helénicos: el del inmutable equilibrio de la naturaleza humana.
Todo hombre que actúa con desmesura se atraerá la ira de
los dioses y sufrirá en sí mismo las consecuencias de Némesis, aunque tal
desmesura no sea en sí mismo una maldad; al contrario, puede ser una bondad e
incluso un gran beneficio para la sociedad. Pero lo cierto es que ese hombre ha
destacado, se ha distinguido, se ha mostrado relevante, ha aventajado en algo a los demás mortales.
Ha roto el equilibrio helénico y Némesis se manifiesta implacable.
Esta ira de los dioses hacia los hombres que se han
excedido puede venir por infinidad de caminos. Por ejemplo: los celos, que
sienten algunos; la envidia, que corroe a otros; la venganza, de quien se ve
afectado; el resentimiento, que mueve a varios; el rencor, acumulado por los
conocidos; la rivalidad del cercano; el disgusto del colega; la animosidad del
familiar; y tantas otras reacciones de resquemor que anidan en el alma humana.
Multitud de ejemplos podemos ver continuamente con sólo girar la mirada a
nuestro alrededor; en el mundo social, político, profesional, educativo o
cualquier otro lo observamos con proximidad o lejanía.
A veces estas reacciones no provienen de los semejantes;
sino que son las propias leyes establecidas, la justicia o el sentido de
equidad quienes actúan dentro de la sociedad, en sus marcos jurídico, ético o
político y condenan a quien se ha excedido.
Y es que Némesis no es otra cosa que la representación
mitológica de la justicia entre los hombres, de la suerte personal y del ritmo
del destino, y la diosa griega nos viene a decir que los excesos o la
excelencia de los seres humanos pueden acarrear a estos mismos grandes pasiones
en su contra, a veces materializadas en enormes desgracias.
Predestinación, ética, moral, honestidad, moderación y
tantos otros valores con los que intentan educarnos, tal vez no sea más que un
bello barniz para ocultar la Némesis que todos llevamos dentro.
Némesis también recibe el nombre de la diosa de Ramnunte,
porque en dicha ciudad griega existe un santuario en su honor. Es la diosa de
la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza, el equilibrio y la
fortuna. Castigaba a quienes no obedecían a aquellas personas con derecho a
mandarlas y, sobre todo, a los hijos que no obedecían a sus padres. Recibía los
votos y juramentos secretos de su amor y vengaba a los amantes infelices o
desgraciados por perjurio o la infidelidad de su amante. Su equivalente en la
mitología romana era Envidia, diosa que significaba la venganza y los celos;
aunque en el lenguaje usual en español y otros idiomas romances, hoy en día se
usa la palabra Némesis o némesis con el significado de alguien que es artífice
de una venganza en cuanto es la justicia retributiva.
En los cantos ciprios, o ciclo troyano, se habla de la
unión de Zeus y Némesis, para dar nacimiento a Helena, lo cual expresa la idea
de la cólera celeste. Némesis fue perseguida por el dios del cielo y para
librarse de él tomó forma de monstruos marinos y de diversos animales
terrestres. Es una deidad primordial, por lo que no está sometida a los
dictámenes de los dioses olímpicos. Castiga, sobre todo, la desmesura. Sus
sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los mortales que,
debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben
trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal.
Tenemos el caso de Creso, en el siglo IV antes de Cristo,
último rey de Lidia, que sometió a todas las ciudades griegas de Anatolia.
Poseía una gran riqueza y prosperidad, considerado como el hombre más rico de
su tiempo. La leyenda cuenta que se enfrentó al Rey Ciro II El Grande de Persia
(600 a.C-530 a.C.) y fue totalmente derrotado. Se atribuye que fue la diosa
Némesis la que, con esta derrota, cumplió su venganza sobre el ególatra “Creso
de Lidia”, para esparcir la mesura, equilibrio y justicia entre los hombres cuyos
actos eran excesivos. Esto provocó graves situaciones. Por ejemplo, en las
comidas, generan obesidad, problemas cardiovasculares, alta tensión arterial,
etcétera. En el trabajo generan estrés, falta de sueño, inseguridad, afecciones
psicosomáticas, etcétera. Némesis nos viene a decir que las personas tenemos
que mantener un equilibrio para ser felices en la vida, si cometemos excesos,
Némesis acudirá a nosotros para castigarnos por habernos extralimitado en
algunos actos.
También existe la versión romana de Némesis, considerada
como la patrona de los gladiadores y una de las deidades de las tierras de
labor. El poeta romano Mesómedes de Creta, a principios del siglo II después de
Cristo, escribió un himno que la describe así: “Némesis, equilibradora alada de la vida / cara oscura de la diosa,
hija de la justicia / que sus mencionadas “bridas diamantinas” / frenen las
“insolencias de los frívolos mortales”.
Estimado lector. Piense en Némesis y busque su equilibrio
emocional y limite su alimentación. Si no es así, su vida no tendrá el
necesario equilibrio y Némesis se vengará.
Un afectuoso saludo.
Vicente Llopis Pastor
27 de febrero de 2021
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