Casi siempre nos sentimos maravillados por la libertad
de empresa, el éxito financiero, los beneficios empresariales, las multinacionales
y otras cuestiones de los llamados “hombres de negocios” estadounidenses. Y creo
que los que así piensen, tengan cierta razón, ya que, hasta ahora, casi todas
las novedades empresariales, creación de nuevos productos, valores bursátiles y
otros índices que nos da el capitalismo son consecuentes con el poderío
económico de los Estados Unidos de América. En este país, un “hombre de negocios”
es un digno ciudadano que tiene la habilidad de crear riqueza, aumentar el
nivel de empleo, generar nuevos productos, facilitar las exportaciones, incrementar
la balanza de pagos estadounidense y otras geniales cualidades que son citadas
por los medios de comunicación como adalides de la Economía. En España, a este
tipo de personas no se les aprecia; al contrario, se las considera como
explotadoras, aprovechados de sus empleados; quitarles la “plusvalía” que
genera su trabajo que va a pasar a los bolsillos de los empleadores y, en
general, ser una especie de parásito de la sociedad. Con esta mentalidad,
puramente de socialismo o comunismo, las empresas en España no podrán alcanzar
un alto vuelo; al contrario, si triunfan serán atacadas por los sindicatos, que
entienden que no dan facilidades a los trabajadores, e incluso serán
perseguidos, fundamentalmente por los Inspectores de Trabajo y por los
Inspectores de Hacienda.
Pero no es mi intención encender una llama que haga
explosionar la dinamita que puede haber entre la importancia del trabajador
frente al empresario, o al contrario, la del empresario frente al trabajador. Sólo
quiero citar algunos casos, más o menos actuales, de estadounidenses que se han
hecho muy ricos, que se encuentran entre las personas más acaudaladas del mundo
y que continuamente aparecen en páginas de revistas de economía, en
telediarios, en internet y en todo tipo de publicaciones. La lista es larguísima.
Si nos remitiéramos a la creación de los Estados Unidos de América, encontraríamos
como gran empresario y acaudalado capitalista a Benjamín Franklin (1706-1790),
uno de los padres fundadores de este país, la relación de personalidades, hasta
hoy, ocuparía miles de páginas. Así que voy a citar a algunas personas que han
sabido hacer fortuna en los tiempos actuales, y dejo para el lector que haga su
juicio sobre si son “hombres de presa” u “hombres de empresa”.
Podemos empezar por el Comodoro Cornelius Vanderbilt
(1794-1877), en negocios de transportes, ferrocarriles y navegación; John Pierpond
Morgan (1837-1913); banquero y financiero; John Davison Rockefeller
(1839-1937), petróleo, refinerías y fundador de la compañía Oil Standard
Company; Henry Ford (1863-1947), empresario automovilístico, creador de la Ford
Motor Company; John Jacob Astor (1763-1848), el primer multimillonario
estadounidense, comerciante de pieles de animales, bienes raíces y cultivo del
opio en Asia; Andrew Carnegie (1835-1919), industria ferroviaria y del acero, fundó
la U.S. Steel en Pittsburgh; Pierre S. Du Pont (1870-1954), industria química;
Andrew William Mellon (1855-1937), banquero, financiero que abasteció de
capital a corporaciones industriales, fue Secretario del Tesoro de Estados
Unidos; Willhem Randolph Hearst (1863-1951), periodista, editor, publicista, propietario
de periódicos, desde los cuales incentivó el ataque de Estados Unidos contra España,
en la que perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas, este personaje está retratado
en la película Ciudadano Kane (1941), dirigida por Orson Welles (1915-1985); y
Daniel Drew (1797-1879), promotor de líneas de barcos de vapor y de
ferrocarriles, y tantos otros.
Pero para no remontarnos a través del pasado, me
limitaré a citar unas cuantas personas de los tiempos actuales. Ahí van algunas
de ellas. Samuel Goldwyn (1879-1974), productor de cine, ganador del Oscar de
la Academia y del Globo de Oro, fundandor de varias productoras, entre ellas,
cofundador de la Metro Goldwyn Mayer; Dale Carnegie, (1888-1955), empresario y
escritor de libros que tratan sobre relaciones humanas y comunicación eficaz;
creador del “Instituto Carnegie” que imparte cursos en todo el mundo. Sus libros
más interesantes son “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida”,
“Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”, etcétera; Benjamin Graham
(1894-1976), inversionista, autor y profesor, es considerado el padre de la “inversión
en valor”, una estrategia de inversión que empezó a enseñar en la escuela de
negocios de Columbia. Entre sus alumnos estuvo Warren Buffet; Howard Hughes (1905-1976),
multimillonario, empresario, magnate, inversionista, ingeniero autodidacta,
aviador, productor y director de cine. Fue propietario de varias fábricas de
aeronaves, creador del hidroavión Hughes H4 Hércules y diversas películas
cinematográficas de gran éxito; Charlie Munger (1924), inversor, hombre de
negocios y filántropo. Vicepresidente de Berkshire Hathaway, presidente y
director de varias empresas y periódicos en California; George Soros (1930),
magnate e inversor financiero, húngaro de origen judío y naturalizado
estadounidense. Presidente de Soros Fund Management. Provocó la quiebra del
Banco de Inglaterra el 16 de septiembre de 1992, episodio llamado “miércoles
negro”, donde Soros obtuvo una ganancia de mil millones de dólares
estadounidenses. Es una de las personas más ricas del mundo, con más de
veinticinco mil millones de dólares estadounidenses según la revista Forbes;
Warren Buffet, inversionista y presidente Berkshire Hathaway, entendido como el
“Oráculo de Omaha”. Más rico que el anterior George Soros; Steve Jobs
(1955-2011), empresario y magnate de los negocios en el sector informático y de
la industria del entretenimiento, fue cofundador y presidente ejecutivo de
Apple Inc. y máximo accionista individual de The Walt Disney Company; Bill
Gates (1955), empresario, informático y filántropo estadounidense, conocido por
haber creado y fundado junto con Paul Allen la empresa Microsoft, y el sistema
operativo para computadoras Windows; Jeff Bezos (1964), multimillonario fundador
y director ejecutivo de Amazon. Entre los años 2018 y 2019 se mantuvo como la
persona más rica del mundo, siendo el multimillonario que más ha ido
incrementando su fortuna anualmente.
Estimado lector, hay muchos más personajes pero que
no los incluyo por no hacer muy extensa la relación de estas personas. Todos
son o han sido multimillonarios en dólares. Sus nombres han quedado perpetuados
en los negocios que crearon y los eventos de los que fueron protagonistas. También,
en muchos casos, por sus funciones filantrópicas con que han dotado a su país. Figuras
locales o nacionales que, sin embargo, han influido no sólo en el desarrollo de
los Estados Unidos de América, sino también en la vida de muchos otros países.
¿Se puede decir lo mismo de empresarios españoles? Me temo que no, por la falta
de aceptación social que en la pobre España se tiene hacia los que triunfan y
se enriquecen. Lo he dicho al principio de este artículo donde he definido al “hombre
de negocios” que la educación socialista o socializante española, más agudizada
en estos tiempos en que nuestro país está gobernado por una coalición de tres
partidos que son socialistas revolucionarios, procomunistas y comunistas. Jamás
tendrá España personajes como los que he citado. Incluso si su capacidad para
crear empresas y ganar dinero fuera espectacular, le cortarían las piernas y,
posiblemente, surgirían envidias, detractores, rivales, sindicatos y el propio
gobierno, que harían lo imposible para meterlos en la cárcel, como ha ocurrido algunas
veces desde la “democracia española” derivada de la Constitución Española de
1978.
Amado lector, siempre me queda una duda. De todos
los empresarios estadounidenses que he citado. ¿Cuál de ellos sería un hombre
de “empresa”? ¿Cuál de ellos sería un hombre de “presa”? Lo dejo a su criterio.
Incluso alguno de ellos puede estar incluido al mismo tiempo en ambas calificaciones.
Amigo lector, le prometo seguir escribiendo sobre
los grandes empresarios estadounidenses. Los llamados “magnates” e, incluso, a veces,
denominados como “Rey” de la industria ferroviaria, electrónica, textil, o vaya
usted a saber en qué otro sector productivo haya metido su mano.
Un afectuoso saludo.
Vicente
Llopis Pastor
31
de diciembre de 2020
Comentarios
Publicar un comentario