La industria aeronáutica es la que se dedica a la manufactura de aparatos mecánicos capaces de elevarse y desplazarse en vuelo, o séase, aeronaves, consideradas como cualquier vehículo capaz de navegar en el aire o, en general, en la atmósfera de nuestro planeta. Los ejemplos más comunes son los aviones, helicópteros, dirigibles, planeadores y globos. Se pueden clasificar de varias formas, según su utilización, tipos de motor, velocidad, capacidad de carga, autonomía de vuelo y otros. Vaya, como ejemplo: aeronaves militares, de combate, de carga, de transporte, de apoyo logístico, civiles, comerciales, fuselaje ancho, fuselaje estrecho, número de pasajeros que pueden transportar, helicópteros, despegue y aterrizaje vertical, hidroaviones, vehículos no tripulados, misiles e, incluso, drones u otros.
Esta denominación de industria
aeronáutica está desapareciendo con dicho nombre, y se opta, cada vez más, por “industria
aeroespacial”, que incluye otras máquinas que pueden volar por encima de la atmósfera
y se dedican a la conquista del espacio, como cohetes, lanzaderas espaciales,
vehículos para moverse en la luna o en un planeta ajeno, satélites artificiales,
sistemas de posicionamiento, estaciones espaciales, etcétera. En general, se
consideran como vehículos aeroespaciales los que vuela u orbitan a partir de
unos cien kilómetros de distancia sobre la superficie de la Tierra.
Desde los primeros vuelos de los
hemanos Orville y Wilburg Wright, que comenzaran, a principios del siglo XX, a
crear un aparato más pesado que el aire y que pudiera volar, cosa que consiguieron
el día 17 de diciembre de 1903, en el que Orville Wright se convirtió en la
primera persona en volar con una aeronave más pesada que el aire y propulsada
por medios propios, hasta hoy, la evolución de la industria aeronáutica, y la
espacial, se han transformado y evolucionado extraordinariamente.
A lo largo de más de un siglo,
diversos países, y naciones, han tenido sus propias fábricas de aeronaves,
tanto para uso civil como militar. Pero la alta cualificación que hay que tener
para fabricar aeronaves, sus cada vez más sofisticadas ingenierías de vuelo,
elevada aerodinámica, e intentar que dichas aeronaves pudieran transportar cada
vez más peso en mercancías, personas, valijas, soldados, artefactos militares y
otros detalles, han ido haciendo caer muchas fábricas y complejos de
manufacturas para la aviación y, sobre todo, por su alto coste de fabricación,
han hecho que hoy en día hayan desaparecido fábricas como la Lockheed Martin;
Convair Aircraft; McDonell Douglas; British Aerospace; Fokker y demás, quedando
muy pocas fábricas, digamos medianas, y que la industria aeronáutica se transforme
en un duopolio con dos competidores: Boeing, de Estados Unidos de América y Airbus,
de Europa, en este complejo de fabricación europeo, participa España.
Para discernir y clarificar
muchos menesteres de esta industria; normalización de tareas; crear protocolos
de funcionamiento; proponer legislación de transporte aéreo, etcétera, se ha
creado la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), en Estados
Unidos de América, y la Agencia Espacial Europea (ESA), en Europa. La demanda
de aeronaves de todo tipo, son atendidas, fundamentalmente, por dichas compañías,
Boeing y Airbus, que se encuentran en una feroz competencia y que ya llevan
años mostrando recelos y espiándose mutuamente. El éxito de cada una de ellas
es un honor para su país y, para lograrlo, parece ser que se están dando “subvenciones
de Estado” a los fabricantes, cosa que no debe ser admitida, pero que parece
ser que está ocurriendo.
Se dice que durante los diez años
transcurridos de 2004 a 2014, Airbus recibió 8933 órdenes de compra, de las que
pudo entregar 4824; mientras que Boeing recibió 8428 órdenes de compra, de las
que pudo atender 4458. Como puede deducirse, se trata de un mercado duopolista
en el que operan por mitades dichas compañías. El elevado coste de producción
de algunas aeronaves, que pueden alcanzar una media de cien millones de euros por
un avión, hace que estas transacciones financieras sean elevadísimas, y un mercado
al que solo se puede acudir si tienes un sustento asegurado, de ahí que no me
extrañe que existan “ayudas de Estado”, ahora desconocidas, y también, presiones
diplomáticas, gubernamentales y de todo tipo, para no ser desbancado del
privilegiado mercado en el que operan estas compañías. Boeing dice que Airbus
recibe ayudas mediante créditos baratos; Airbus dice que Boeing recibe
subvenciones ilegales a través de contratos militares, de investigación y exenciones
fiscales. A veces ha habido conversaciones entre ambas compañías para aclarar
algunos detalles y lo que ha ocurrido es que cada vez están más airadas una
contra otra; además, a casusa de la pandemia de la Covid-19 se han ralentizado
muchos pedidos, y ambas compañías están luchando sibilinamente. Incluso las
decisiones de Donald Trump, Presidente de Estados Unidos de América están
atizando, cada vez más, el fuego de este combate comercial, dada la forma “unilateral”
que tiene Mr. Trump para tomar decisiones, ya que no acepta a nadie, ni
siquiera a la Organización Mundial de Comercio (OMC) para aclarar este tema,
porque se considera que él es el que manda, y los demás países deben obedecerle.
El futuro de la industria aeroespacial
va a ser digno de seguir y observar. Puede pasar cualquier cosa. Por ejemplo, y
tomando las enseñanzas de fábulas y proverbios que aprendimos en nuestra niñez,
pudiera ser que se continúe la discusión de si son galgos o son podencos, hasta
que llegue un tercero, que indudablemente sería la República Popular China, que
desbarate la discusión. También recuerdo la broma de aquella persona que
avisaba a los pastores de ovejas con la frase “que viene el lobo”, y no era
cierto; sin embargo los pastores corrían a proteger a sus ovejas, lo que le hacía
gozar y reírse a aquél muchacho; que repetía por segunda vez “que viene el lobo”,
nueva broma y risas y, nuevamente los pastores acudiendo frustrados al falso
rescate; ante eso repitió por tercera vez “que viene el lobo”, y en esta
ocasión era cierto, pero los pastores ya no lo creyeron y no acudieron a
retirar sus ovejas, consecuentemente el lobo las mató.
Dejo al lector que sea quien
dirima quiénes son los pastores y el verdadero lobo en este pequeño cuento.
Seguiremos informando.
Vicente
Llopis Pastor.
Comentarios
Publicar un comentario