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TODO AQUÉL QUE DICE ¡AY!, ¡AY!

Bulería:

 

Todo aquél que dice ¡ay!, ¡ay!,

es señal que le ha dolido,

y yo que digo ¡ay!,¡ay!,

¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!,

pobre corazón mío,

¿por qué me lo maltratáis?

¡cuánto por ti yo he sufrido!

 

            La idea de formar una pareja o matrimonio está basada en una búsqueda de estabilidad, compromiso y afecto. Desgraciadamente y, como dice la anterior bulería, no todo resulta alegría, satisfacción y felicidad. En ocasiones suele darse una tríada de celos, control sobre la pareja e impulsividad. El maltrato sigue una línea ascendente, a veces, desde la propia “luna de miel”, que se vive con pesadumbre y se transforma en una “luna de hiel”.

            Algunos autores han estudiado el tema de las relaciones de pareja, y en algunos casos, como el del Profesor Walker, que presentó en 1979 un llamado “ciclo de abuso”, siendo éste una acumulación de tensión explosiva que puede llegar a la violencia. Otros autores desarrollan diferentes modelos cíclicos y en los que no faltan maltratos, coerciones, amenazas, intimidaciones, abusos emocionales, aislamiento social, culpabilización, uso de los hijos y otros chantajes.

            En conclusión, el maltrato en la pareja existe tanto de un lado como del otro; aunque en el caso del hombre suele ser mayor por la razón de su superior fuerza física y por ser el que, tradicionalmente, más dinero aporta a la gestión económica. ¡Ay!, ¡ay! Las veleidades del amor hacen torpe al más sabio; manso al más furioso; violento al más pacífico; risueño al más adusto; frívolo al más apasionado y cruel al más bondadoso.

            Inconstancia, volubilidad, cambio, capricho, ligereza, mudanza y antojo son apelativos que con cierta frecuencia acompañan al amor entre dos personas. Y quien las inicia o fragua puede ser tanto el hombre como la mujer. En la bulería inicial se esboza el sufrimiento de alguien que se queja del maltrato que ha sufrido en el amor y manifiesta su queja.

            Pero puede llegar a situaciones más trágicas, como las que presenta el insigne poeta español Federico García Lorca (1898-1936) en su sublime obra dramática “Bodas de Sangre”, una tragedia en verso y en prosa escrita en el año 1931 y estrenada el 8 de marzo de 1933 en el Teatro Beatriz, de Madrid, y que posteriormente fue llevada al cine protagonizada por Margarita Xirgú Subirá (1888-1969), considerada como la verdadera musa de García Lorca. El tema es el extremo máximo al que puede llegar lo que le ha dolido el amor. En este caso con tres personajes principales: el novio, mujeriego, ingenuo y apasionado; la novia, impulsiva, apasionada e indecisa y Leonardo, vigoroso, enamorado, que no se avergüenza de abandonar a su mujer y a su hijo y escaparse con la novia el mismo día de la boda y antes de que ésta se consumase. Al final dos hombres muertos y una moza señalada por todos y para toda su vida. Esta obra está basada en un acontecimiento sucedido en Níjar el 22 de julio de 1928 y que la gran capacidad de García Lorca lo trasformó en una de las más afamadas obras del teatro español.

            El ¡Ay! del dolor del amor, puede generar los ¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay! y ¡ay! y cierra un círculo de males que trastocan el pensamiento y la violencia que, sin avisar, puede transformarse en muerte.

           

 Vicente Llopis Pastor


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