Nacido en Londres, el 20 de mayo
de 1806. Hijo de James Mill (1773-1836), quien tenía vastos conocimientos sobre
política económica. John Stuart Mill fue uno de los “padres fundadores” de la
Ciencia Económica, en su vertiente de economía liberal, que nace con la
publicación de “Investigación acerca de la naturaleza y causa de la riqueza de
las naciones” (1776), de Adam Smith (1723-1790). Se le considera, junto a Adam
Smith, David Ricardo (1772-1823) y Thomas Robert Malthus (1766-1834), dentro
del grupo de los iniciadores de la Economía como ciencia. Hoy, algunos
especialistas en Historia del Pensamiento Económico se atreven a plantear una
taxonomía de estos economistas antiguos y establecen este orden: a) Adam Smith,
Profesor de Filosofía Moral, iniciador de la economía clásica; b) David
Ricardo, que introdujo el análisis de la Renta de la Tierra; c) John Stuart
Mill, que de socialista se pasó a liberal; y d) Thomas Robert Malthus, clérigo,
llamado “El monje negro de la Economía”, por su pensamiento negativo ante el
futuro, ya que la producción de alimentos se incrementaba en progresión
aritmética, frente a la población, que crecía en progresión geométrica, con lo
cual llegaría el momento en que la gente se moriría por no tener con qué
alimentarse; también es el iniciador de la Demografía como ciencia.
A grandes rasgos, los trabajos de
John Stuart Mill en el avance de la ciencia económica los condensó en su libro “Principios
de Economía Política”, que puede considerarse como la recopilación más perfecta
de la doctrina clásica. Se interesó ampliamente por utilizar el método
científico-natural estricto. Admitió la validez de las leyes naturales solamente
en el sector de la Producción, mientras negaba este mismo método para el estudio
de la Distribución, porque en éste último intervienen, de manera decisiva, las
leyes humanas, variando los reglamentos legales. Pero de lo que quisiera hablar
en este artículo es del Sistema Educativo que soportó y al que le obligó su
padre, James Mill, de grandes conocimientos científicos.
John Stuart Mill, de origen
escocés, en su educación estuvo totalmente influido por su padre, que lo trataba
con cierta severidad y con los prejuicios de la época victoriana y de la flema
británica. Su padre le obligó a estudiar el “utilitarismo”, filosofía fundada
por Jeremy Bentham (1748-1832), a principios del siglo XIX, en la que la mejor
acción es la que produce la mayor felicidad y bienestar para el mayor número de
individuos involucrados y maximiza la utilidad. Esta obsesión de su padre,
James Mill, sobre la educación de su hijo, John Stuart Mill, le llevaron a
decir a éste último que nunca fue educado con amor, sino con miedo. Carecía de
voluntad propia y ello hizo que jamás se enfrentara a su padre. A la edad de
tres años conocía el alfabeto griego y con ocho años ya había leído las “Fábulas”
de Esopo; la “Anábasis” de Jenofonte; “La Historia” de Herodoto; los “Diálogos”
de Platón y multitud de obras de autores de la Grecia Antigua en su lengua
original; entre ellos, a Demóstenes, Isócrates y Protágoras.
Se constituyó en una especie de
profesor de su familia. A los veinte años de edad se sintió atraído por la
Escolástica y leía a Aristóteles en griego antiguo. A tempranas edades se
consideraba superior a los jóvenes a los que conocía y llegó a creerse que era
el reformador que necesitaba la sociedad y el mundo. A partir de la muerte de
su padre, comenzó a sentirse libre dentro del atolladero al que le había sometido
éste. Desde entonces su educación comenzó a ser más amplia y mundana y puso en
duda algunos conceptos del “utilitarismo” de Bentham. Participó en política,
proponiendo la autorización del voto de la mujer, que no fue aprobado; abrió el
camino al “positivismo” de Auguste Compte (1798-1857), y cayó frecuentemente en
depresiones y ansiedades. Siguió escribiendo y, a los cincuenta y un años de
edad, se casó con Harriet Taylor (1807-1858), tras veintiún años de amistad. Su
esposa le imbuyó en la defensa de los derechos de las mujeres, fue
parlamentario y, por ello, comenzó a interesarse por el socialismo, acompañado
del agnosticismo y el escepticismo.
Llegó a comparar el socialismo
con el liberalismo, por influencia de su esposa. Consideró que dichas doctrinas
eran incompatibles y, al final, llegó a la conclusión de que es preferible la “libertad”
frente al “socialismo”, ya que éste último coarta la libertad. De hecho fue
miembro del Partido Liberal.
Curiosa vida, la de este
destacado filósofo y economista, que tuvo una interesante trayectoria
académica. Pero siempre estuvo entre libros, lecturas y debates. Creo que nunca
llegó a jugar con los niños de su edad, ni galantear a las chicas en la época
de adolescencia y primera juventud. A grandes rasgos, fue un hombre dominado,
primero por su padre y, en su madurez, por su esposa. Le faltó audacia y
liderazgo, por lo que nunca pudo paladear los goces que suele ofrecer la vida.
Un gran científico y un frustrado
varón. A las personas que lean este artículo les diría que, si son padres, no
atosiguen a sus hijos con multitud de estudios y que les dejen un campo de libertad
para tratar con otras personas, que forman la verdadera vida. De lo contrario,
y observando la educación de John Stuart Mill y su falta de decisión, pueden
crear un “monstruo” como se puede llamar a este destacado tercer padre de la
Economía, que hoy se cita en los planes de estudios de las Universidades y Centros
de Estudios Superiores de Economía.
Generalmente estos “sabios” o “genios”,
que ya lo son desde pequeños, no son otra cosa que unos “desdichados”.
Vicente
Llopis Pastor
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