Hijo de un miembro del Consejo del Rey Luis XVI, que
entonces no era nadie porque la fiebre de la Revolución Francesa estaba en todo
su esplendor y el General Napoleón Bonaparte se encontraba en la “Campaña de
Egipto”, de la que salió algo magullado pero que le sirvió de trampolín para
transformarse en Jefe del Estado, como Primer Cónsul del Consulado de la
República francesa.
Gran lector;
a los catorce años de edad lo sabía todo a base de numerosas lecturas,
incluyendo diccionarios y enciclopedias… ¡Ojo!, pero no sabía desenvolverse en
las cosas más triviales de la vida. Su intención de llegar a ser notario la
cambió por la de novelista. A los veinte años vivía en París, solo y sin
recursos.
Vivió siempre
bajo la losa de una deuda de cien mil francos, para la que tuvo que acudir a
timos, estafas y otras habilidades, y de la que no supo desprenderse jamás. Se escondía,
disfrazaba, evitaba continuamente a los acreedores y ello le repercutía en su
forma de escribir, tan lúcida y explicativa del devenir humano con continuos
sobresaltos. Él, que tan perfectamente hablaba del amor y del matrimonio en el
siglo XIX, no pudo experimentarlo de forma directa y genuina en su persona. Su intención
de escribir “La Comedia Humana” estaba concebida en 137 novelas, el más grande
proyecto narrativo de la historia literaria mundial, de las que dada la
temprana edad de su muerte, “sólo” pudo escribir 87 completas y 7 no previstas
en su proyecto. Era una referencia al mundo real y no al poético que presenta
Dante Alighieri (1265-1321) con su “Divina Comedia”.
A la edad
de 50 años se casó con una viuda muy rica, la Condesa polaca Ewelina Hańska,
nacida Ewelina Rzewuska. Parecía que, por fin, había logrado la paz y el
reposo, cosa que no fue así, porque unos meses después su corazón no pudo más y
se paró. Temprana muerte de tan destacado literato, a quien el escritor, Stefan
Zweig (1881-1942) lo consideró como uno de los grandes maestros de la
literatura universal, junto con el inglés Charles Dickens (1812-1870) y el ruso
Fiódor Dostoyevski (1821-1881).
El propósito
de Balzac con “La Comedia Humana” era el de competir con el “Registro Civil” en
todas las situaciones personales, matrimoniales, profesionales, engaños y toda
la bondad o maldad del género humano, tanto en el mundo rural como en el
urbano. Todo fue fácilmente escrito por él; mientras que su vida era algo
miserable y en continuo desasosiego por sus necesidades económicas.
Se dice de Balzac
que escribía durante horas y horas sin ninguna sincronía de momentos diurnos o
nocturnos y con olvido de las horas de comer o dormir. Parece ser que se tomaba
cincuenta y una tazas de café al día, una curiosa medida del funcionamiento de
su gran capacidad creativa.
Creó personajes
que llegaron a ser muy célebres, tal es el caso de Vautrin, ladrón transformado
en inspector de policía, sacerdotes, jóvenes casaderas, amas de casa, maridos
burlados y demás; con especial señalamiento hacia el clero, poder, éxito
social, paternidad, maternidad, mujeres, sociedad, sexo, el paso de los años,
psicología humana y todo lo que le suele preocupar a un ser humano.
El que
quiera conocer escenas de la vida humana, necesariamente ha de leer a Honorato
de Balzac, aunque no aconsejo que busque la misma forma de vivir que él.
Vicente
Llopis Pastor
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