Un
Estado es una organización política constituida por un conjunto de
instituciones burocráticas estables, a través de las cuales ejerce el monopolio
de la fuerza o soberanía aplicada a una población dentro de unos límites
territoriales establecidos.
Muchas
sociedades humanas han sido gobernadas por Estados durante milenios; sin
embargo, la mayoría de las personas en la prehistoria vivían en sociedades sin Estado.
Los primeros Estados surgieron hace unos 5500 años, junto con el rápido
crecimiento de las ciudades, la invención de la escritura, y la codificación de
nuevas clases de religión.
Con
el tiempo, se fue desarrollando una variedad de formas diferentes de Estados,
empleando una combinación de justificaciones para su existencia, tales como el
derecho divino, la teoría del contrato social, etc. Hoy día, sin embargo, el
Estado-nación moderno es la forma predominante de Estado a que estamos sometidas
las personas. Las funciones de cada Estado están ligadas por la
comunidad del derecho y de la utilidad para un bien común; siendo una reunión
de personas dotadas de razón y enlazadas en virtud de la común participación en
las cosas que aman, y en general mantiene una protección y representación
material de un pueblo.
Posiblemente,
la definición más clásica de Estado, es la citada por el jurista alemán
Hermann Heller (1891-1933), que definió al Estado como una “unidad de
dominación, independiente en lo exterior e interior, que actúa de modo
continuo, con medios de poder propios, y claramente delimitado en lo personal y
territorial”. Además, este autor define que solo se puede hablar de Estado
como una construcción propia de las monarquías del siglo XV, de la Edad
Moderna. Además, Hermann Heller dice que “no hay Estado en la Edad
Antigua”, señalando como evolución del concepto se ha desarrollado el Estado
de derecho por el que se incluyen dentro de la organización estatal aquellas
resultantes del imperio de la ley y la división del poder en ejecutivo,
legislativo y judicial, así como otras funciones que emanan directamente de la
nación.
A
lo largo de la historia se han manifestado múltiples formas del Estado. En
este articulo me voy a limitar al llamado Estado expoliador, que se
refiere a un Estado que, en lugar de cumplir su función de proteger y
promover el bienestar general, se dedica a la explotación y saqueo de sus
propios recursos y ciudadanos. Este término implica que el Estado, actúa
de manera corrupta o ineficiente, utilizando su poder para enriquecer a unos
pocos a expensas del resto de la población. Un Estado expoliador puede
manifestarse de diversas maneras. Por ejemplo:
a)
Corrupción generalizada:
Los
funcionarios públicos se apropian de fondos públicos, otorgan contratos a dedo y
reciben sobornos, desviando recursos que deberían destinarse a servicios
esenciales como salud, educación y seguridad.
b)
Nepotismo y clientelismo:
Se
favorece a familiares y amigos en puestos de poder y contratos, ignorando
criterios de mérito y capacidad.
c)
Ineficiencia administrativa:
La
burocracia estatal es lenta, ineficiente y poco transparente, lo cual dificulta
el acceso a servicios básicos y fomenta la corrupción.
d)
Saqueo de recursos naturales:
El
Estado permite la explotación indiscriminada de recursos naturales, como
minerales o bosques sin preocuparse por el impacto ambiental o el bienestar de
las comunidades locales.
e)
Represión política:
Se
utiliza la fuerza del Estado para reprimir la oposición política, restringiendo
la libertad de expresión y limitando la participación ciudadana.
En
resumen, un Estado expoliador se caracteriza por su falta de ética, su
ineficiencia y su uso abusivo del poder para beneficiar a unos pocos a costa
del bienestar general. Recuérdese que expoliar significa “despojar a alguien
de algo que le pertenece”.
Estimado
lector, después de este recorrido de Estado expoliador, ¿Es posible
aplicarlo a cualquier Estado que exista sobre la faz de la Tierra?.
Vicente
Llopis Pastor
22
de julio de 2025
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