En
España ha habido múltiples economistas que han sido muy exitosos y que han
servido, tanto a la ciencia como a la práctica económica. Entre ellos, de
cuando en cuando, voy espigando a algunos de ellos que han prestado grandes
servicios a la Ciencia Económica y a nuestro país. Hoy me voy a referir a Laureano
Figuerola Ballester (1816 - 1903), que fue un abogado, economista y político
español, que desempeñó un papel importante al frente del Ministerio de Hacienda
al principio del Sexenio Democrático consecuente de la Revolución de 1868, y
que llegó a ser Presidente del Senado.
Nacido
en Calaf, provincia de Barcelona, después de haber comenzado sus estudios de Filosofía,
se graduó en Bachiller de Leyes en 1838, llegando luego, en 1840, a la
Universidad Central de Madrid. Desde esta fecha fue profesor sustituto de
Derecho Constitucional y Economía Política de la Escuela Barcelonesa, ganando
en 1845 la cátedra de Derecho Administrativo y Economía Política de la
Universidad de Barcelona. En 1853 fue catedrático de Economía Política, Derecho
Político y Legislación Mercantil en la Universidad de Barcelona (1851) y en la
Universidad Central de Madrid (1853).
Fue
académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y fundador de la
Sociedad Libre de Economía Política. mostrando sus preferencias por el
librecambismo, perteneciendo al Partido Republicano Democrático Federal.
Después
del triunfo de la Revolución de 1868, el general Francisco Serrano y Domínguez (1810
- 1885), que fue Presidente del Gobierno Provisional le nombró Ministro de
Hacienda, que mantuvo del 8 de octubre de 1868 al 13 de julio del siguiente
año.
Durante
su permanencia como Ministro de Hacienda, firmó el decreto por el que se
implantaba la peseta como unidad monetaria nacional.
Volvió
a obtener, de nuevo el mismo Ministerio de nuevo en octubre de 1869 a diciembre
de 1870, hasta el segundo Gobierno del reinado de Amadeo I de Saboya (1845 - 1890),
llamado
“el Rey Caballero” o “el Electo”.
Encontrándose
la Hacienda pública española en una situación de crisis, en marzo de 1870, el Ministro
Laureano Figuerola presentó ante las Cortes un proyecto de venta de las minas
de Riotinto, en Huelva. Estos yacimientos, propiedad del Estado español,
poseían una gran riqueza mineral, aunque tenían una explotación deficiente por
arrendatarios privados. En esa época ya existían conversaciones con diversos
representantes extranjeros de cara a su venta. No sería hasta 1873 en que un
consorcio liderado por los Rothschild se hizo con las minas.
Una
de las grandes reformas económicas que llevó a cabo la Revolución de 1968, fue
la aprobación de un Arancel de Aduanas que pretendía orientar la economía
española hacia una mayor integración con el exterior, reduciendo el proteccionismo
existente hasta entonces. Dicha protección que favorecía a algunas empresas
españolas constituía un freno a su eficiencia y a la modernización de nuestro
país. El protagonista indiscutible de este avance hacia el librecambio fue Laureano
Figuerola Ballester en su cargo de Ministro de Hacienda del primer Gobierno
revolucionario, quien las puso en marcha sólo unos meses después de la reforma
monetaria, que creó la peseta y que ya he citado.
La
marcha hacia el librecambio había protagonizado los debates sobre política
económica en los principales países de Europa a lo largo de las décadas previas
y era una cuestión por la que Figuerola venia luchando por bastante tiempo
antes de llegar al Gobierno. La protección arancelaria era especialmente alta
en Cataluña, cuya industria textil dominaba su economía y evitaba que los
textiles extranjeros, de mayor calidad y con precios más bajos, no entrara en
España, y ello favoreció el desarrollo industrial en Cataluña.
Cataluña
fue muy favorecida con la protección arancelaria y así se desarrolló durante
largo tiempo su industria y su pujanza económica respecto al resto de España.
Para mí, creo que esta protección arancelaria a Cataluña la aprovecharon los
avispados empresarios catalanes y hacían uso de su muletilla “Madrid nos
roba”, la cual es una expresión impropia y muy contraria a la verdad, ya
que fue Cataluña la que robaba a España. El nuevo arancel de Figuerola tuvo una
protesta de los catalanes respecto al Gobierno español, en el que destacó el
fabricante catalán Josep Puig i Llagostera (1835 – 1879). Esta rebaja de
aranceles a la importación de la industria textil. El anterior arancel fue una
de las medidas que marginaron a España en la economía internacional y sirvió
para que Cataluña se autodenominara un país desarrollado ajeno y superior a la
débil España.
Después
de su paso por la policía activa, en la que creó como unidad monetaria a la
peseta, a la venta de las minas de Riotinto y el Arancel Figueroa, de esta
forma pasó a una figura menos importante en la política activa. A pesar de ello
fue elegido Senador por Madrid; ocupando la Presidencia de la Alta Cámara. En 1885
fue elegido Concejal del Ayuntamiento de Madrid y desde 1898 hasta su
fallecimiento presidió la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Figueroa
escribió diversas obras que sirvieron para orientar a instituciones, organismos
y al Gobierno español. Entre ellas destaco: “Causas que contribuyeron a dar
a Roma el dominio del mundo antiguo (1852)”; ”Guía legislativa e inspectiva de
instrucción primaria (1844)”; “Estadística de Barcelona (1849)”, “Organización
política de los Estados (1854)”; “La ciencia del Derecho en las formas
sucesivas de su desenvolvimiento y su estudio en las Universidades (1865)”; “Filosofía
del trabajo (1861)”; “Cuestiones que entraña el problema social (1878)”; “Conveniencia
e inconveniencia de la libertad de comercio, atendidas las actuales condiciones
de España (1884)”; “El crédito agrícola (1887)”; “Valor económico de España
(1894)”; “El socialismo en Suiza y Francia (1894)” ; “Memorias de un Ministro
de Hacienda (1903)”; y múltiples referencias al parlamentarismo españole
intervenciones en el Senado.
Por
sus servicios a España le fue concedido el honor de ser Caballero Gran Cruz de
la Orden civil de Alfonso XII.
Esta
es mi síntesis sobre el destacado papel que, en la política, economía y
sociología, tuvo el ilustrado librecambista Laureano Figuerola Ballester, a
quien considero como uno de los creadores de la política económica española del
siglo XIX.
Vicente Llopis Pastor
19 de julio de 2025
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