Uno de los temas centrales de la Macroeconomía es “el pleno empleo de los factores productivos de un país”. Para ello se usan todo tipo de políticas: monetarias, ahorro, inversión, precios públicos, ayudas a los trabajadores, transferencias unilaterales y otras muchas. España, al formar parte de la Unión Europea (UE) tiene que cumplir ciertas condiciones que ha establecido la normativa europea y ha de admitir la libertad de empresa, la igualdad de trabajadores nacionales y extranjeros, la libertad de circulación y otras muchas condiciones. Es la forma de intentar que todos los residentes en España puedan acceder a ciertos empleos y, últimamente, nuestro país es uno de los más apetecibles para ciudadanos de todo el mundo, por las condiciones climáticas y el trato que reciben de los españoles. España está transformándose en un imán que atrae a todo tipo de personas y se están asentando una serie de datos que conviene conocer.
Por
ejemplo, según algunas informaciones periodísticas que he podido leer, en
España está creciendo la xenofobia, considerada como el terror a la admisión de
extranjeros. Ahí van algunas cifras redondeadas a nivel de millones y las que
aproximadamente he podido deducir:
Habitantes |
|
Número
de habitantes de España |
48
millones |
Número
de habitantes extranjeros |
7
millones |
O séase,
el 15% de los habitantes en España son extranjeros.
Trabajadores |
|
Número
total de trabajadores en España |
21
millones |
Número
de trabajadores extranjeros en España |
3
millones |
O séase,
los trabajadores extranjeros suponen el 15% del total de trabajadores en
España.
Pues ya lo
sabemos. Un 15% son, hoy por hoy, trabajadores extranjeros que están integrados
en España.
Conclusión:
la xenofobia en España existe, pero no parece afectar negativamente a nuestra
forma de vivir. Más bien es una forma de equilibrio social, ya que hay
españoles a los que les aterran algunos tipos de trabajos y, en consecuencia,
son los extranjeros quienes los realizan.
He aquí algunos detalles del
número de extranjeros que habita en España:
a)
Distribución por provincias: Almería 24,2%; Baleares 23%; Lérida 23%; Gerona
21%; Segovia 20%; Huesca 19%; Barcelona 18%; Castellón 17,5%; Alicante 17%; y
así sucesivamente. Las provincias que menos trabajadores extranjeros tienen
son: Badajoz 4,5%; Cádiz 4,3% y Córdoba 3,7%. En su conjunto suponen el 15% de
trabajadores en España.
b)
Salarios medios: Son muy difíciles de calcular por la calidad del trabajo y el
esfuerzo que supone pero, según mis cálculos, los salarios se sitúan en 1.200
euros al mes para los extranjeros.
c) Por su
incorporación al trabajo: En el último año se ha incrementado el número de
trabajadores en España en 515.000 nuevos empleos, de los cuales un 40%, es
decir, 211.000, son extranjeros. Concretando, la incorporación de trabajadores
extranjeros al mundo laboral español es cada vez mayor y haciendo una
progresión de estas cifras, en algunos años llegaremos a que el 40% de la
población y de sus trabajadores serán extranjeros con nacionalidad española.
Aunque para ello se necesita que trascurra una generación.
d) Razones
por las que acuden los extranjeros a España: Son variadas, pero se centran en
que en España consiguen mejores trabajos que en sus países: por el sector de
hostelería, en el que trabajan sin tener gran preparación; en atención al
cliente, para lo cual se necesitan unos simples conocimientos; como
administrativos; sectores de logística y almacén y diferentes oficios que
rechazan los españoles por la dureza de los mismos y un salario poco atractivo.
Mi
conclusión es la de la expresión que leí en una hoguera de las fiestas de
Alicante cuando era un niño y que decía: “En este mundo traidor, nada es verdad
ni es mentira. Todo es según del color del cristal con que se mira”, frase de
Ramón de Campoamor (1817-1901) extraída de su obra “La dos linternas”. O tal
vez deberíamos decir que todo el mundo tiene dos caras según quién lo
interprete. Aunque prefiero el aforismo chino: “El amor y el odio están tan
separados como un diente del otro”, lo cual significa que todo puede ser
cambiante. Éste es un aforismo chino con miles de años de existencia y que nos
manifiesta su sabiduría. Sería bueno aceptarlo.
Vicente Llopis Pastor
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