Estimado lector, le pido
disculpas por las expresiones inglesas que paulatinamente se van incorporando,
casi sin darnos cuenta, al bello vocabulario español. Me duele intensamente en
mi corazón el uso del idioma británico que, entre otras cuestiones, está
desplazando a nuestra propia lengua.
El idioma español es la
segunda “lengua de nacimiento” en los habitantes de nuestro planeta, superada
sólo por el chino mandarín, porque los chinos, que son cerca de 1.500 millones
de personas, lo suelen hablar en algunas regiones de la extensísima China. El
idioma español como “lengua materna” es superior al idioma inglés; lo que
ocurre es que como Inglaterra ha sido un imperio colonial se ha transformado en
una fórmula para entenderse internacionalmente.
Dicho esto, le traslado lo
siguiente: El sistema putting-out, también llamado en inglés workshop system,
es un modelo utilizado habitualmente en economía e historiografía para
referirse a un método productivo y organización del trabajo industrial, donde
la producción se efectuaba de forma dispersa en cada uno de los domicilios de
los trabajadores, la mayor parte de las veces a tiempo parcial, alternándolo
con el trabajo agrícola. El caso más cercano hoy en día es el trabajo de las
aparadoras de calzado que se utilizan en la fabricación de zapatos y otros
utensilios en algunas ciudades de la provincia de Alicante.
En español, el sistema
putting-out se llama “sistema de taller doméstico” o “sistema de taller de
trabajo”. Este sistema fue el imperante desde la Edad Media hasta la Revolución
Industrial que se inició en el siglo XVIII en Inglaterra y que ha servido para
crear la manufactura y la fábrica que es lo corriente en estos tiempos.
Este sistema de taller
doméstico o sistema de taller de trabajo se generalizó a partir de la Edad
Moderna. Los burgueses, en un nuevo papel de empresarios capitalistas,
ofrecieron a los campesinos las materias primas y herramientas necesarias para
la producción de determinados productos, especialmente textiles. Aunque en
ocasiones se confunden, existen diferencias entre el sistema putting-out y el
sistema de taller doméstico; en el sistema doméstico, el productor,
generalmente un agricultor, es propietario tanto de la materia prima como de
los instrumentos para la transformación de la misma. Este sistema puede
observar la coexistencia del sistema doméstico con los albores de la Revolución
Industrial.
En el caso de que el
trabajador agrícola complemente su salario con trabajar para otra sociedad o
compañía podría ser el propietario de la materia prima. Es el caso de los
agricultores que en su tiempo libre o de menos trabajo agrícola se dedicaban a
hacer cuerdas, artículos de esparto y de cualquier otro material que tenían en
su trabajo agrícola. Con el tiempo los empresarios restringieron aún más la
producción de los artesanos reuniéndolos en oficinas, es decir, las futuras
fábricas, y dando origen a la manufactura; tales cambios contribuyeron a la
creación de la Revolución Industrial que apareció en Inglaterra a finales del
siglo XVIII y que en España comenzó con más de un siglo de tardanza, a finales
del siglo XIX. Ello supuso el proceso de transformación económica, social y
tecnológica que se inició en Gran Bretaña y que se extendió unas décadas
después a gran parte de Europa Occidental y América anglosajona y del que se
derivó la revolución comercial. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto
de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la
humanidad desde el Neolítico, que dio el paso desde una economía rural, basada
fundamentalmente en la agricultura y el comercio, hasta una economía de
carácter urbano, industrializada y mecanizada. En el caso de España, la
Revolución Industrial llegó muy tarde y estamos inmersos en la secuela que
vivimos y en la que nos consideran un país poco desarrollado.
En conclusión, el sistema
putting-out es el rebufo que trajo la economía en la Edad Media y en base al
cual se llegó a crear la Revolución Industrial y comenzó a hablarse de
fábricas, factorías, industrias, confecciones, manufacturas y otros sinónimos,
en los cuales trabajan conjuntamente varios operarios, en grandes superficies y
con maquinaria muy sofisticada.
España llegó tarde y
sostiene una psicología social poco favorable a la creación de empresas y
fábricas.
Esto ha dado lugar a lo que
se llama “complejo de inferioridad de los españoles”.
Así nos va.
Vicente
Llopis Pastor
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