El Real Decreto-Ley 32/2021 de 28 de diciembre se refiere a medidas urgentes para la reforma laboral en España, la garantía de la estabilidad en el empleo y la transformación del mercado de trabajo. Es una nueva normativa en la que aparece por primera vez la figura de los orientadores laborales.
En ella se modifican y regula algunos aspectos del Estatuto de los Trabajadores y surgen estos orientadores laborales que están actuando en puestos de trabajo, a base de fijar las cualidades que han de tener los ciudadanos para acceder o facilitar el poder emplearse tanto en el sector público como en el sector privado. A pesar del tiempo transcurrido no está teniendo mucho éxito, sobre todo en el sector privado, ya que, en el sector público, es decir, los funcionarios, sí ha hecho uso de esta orientación laboral. Resulta curioso el que el incremento del nivel de empleo suela ser proporcionalmente más importante en el sector público que en el sector privado. La razón es la de que la Administración Pública tiene mayor facilidad para generar puestos de trabajo, definidos por los funcionarios de la Administración Pública y por los políticos de cualquier partido que sea mayoritario en instituciones públicas, haciéndolo sin ninguna traba, pero en el caso de empresas privadas, éstas tienen que pechar con una serie de requisitos de costoso esfuerzo.
Para optar a ser orientador laboral hay que cumplir ciertas misiones, tal es el caso de coordinar la intervención con las profesiones de referencia; mantener la coordinación y el contacto con las empresas y/o instituciones colaboradoras; captar y seleccionar a los candidatos más adecuados para cada uno de los proyectos que conforman el programa de empleo; realizar el acompañamiento a los itinerarios indicativos de interés social, etcétera, etcétera, etcétera.
Las tareas de orientación laboral pueden ser mucho más amplias, entre las que se incluyen realizar un inventario de todos los puestos de trabajo que actualmente existen en el mercado, categorizar ese inventario, dividiendo todos los empleos en categorías y ámbitos de especialización; realizar pruebas y entrenamiento personal que sancionen a los que no se encuentren en búsqueda activa de empleo y otras labores adicionales.
Estos orientadores laborales no han alcanzado gran éxito y apenas han conseguido aumentar el nivel de empleo. Es un empeño del Gobierno que no ha sido firmado conjuntamente por el Estado, los sindicatos y los empresarios. Así les va y, sobre todo, veo el futuro de los orientadores laborales algo oscuro, ya que tienen una alta precariedad en las personas dedicadas a orientación laboral, amén de que no todos ellos se identifican con el parado que busca trabajo y como funcionarios no tienen objetivos que favorezcan a los demás, ya que la burocracia en España no es precisamente la conocedora de todos los tipos de trabajo que existen y de las empresas que los mantienen.
Vicente Llopis Pastor
13 de abril de 2024
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