Burocracia es el aparato gubernamental, al igual que cualquier empresa privada, que precisa aplicar los criterios de racionalización a fin de lograr una actuación eficaz, para lo cual se hace preciso la existencia de un cuerpo de técnicos y empleados que responda a los principios de especialización y división del trabajo. Su sentido etimológico proviene de “bureau”, traducido por “oficina” y “cracia” que significa “poder”. Este significado no es nada halagüeño y, en efecto, se observa con frecuencia que la burocracia se encuentra bastante desprestigiada ante la opinión pública. El sentido despectivo que se suele atribuir a este término se debe al hecho de que existe una conciencia bastante generalizada que tiende a considerar a la labor burocrática como una serie de controles innecesarios en lugar de un “servicio” para los ciudadanos.
Algunos tratadistas han estimado que burocracia y democracia son términos contrapuestos basándose en el hecho de que la burocracia coincide con la concentración de poderes que se verifica en las monarquías absolutas que emergen en Europa con el comienzo de la Edad Moderna. Sin embargo, burocracia y democracia no son términos contrapuestos, sino que el constitucionalismo democrático requiere el apoyo de una burocracia responsable para poder ocuparse de las nuevas tareas que impone la marcha de la sociedad industrial actual.
Los que llevan la burocracia de un país son los llamados funcionarios, concepto algo peyorativo, ya que una parte de la sociedad entiende que no trabajan lo suficiente y tienen una vida muy cómoda. Realmente no es así y lo dicen porque no ven que el funcionario aporte algo a la Administración Pública y lo observan desde lejos y acusan a dichos funcionarios. Por cierto, que, en España, para ser funcionario, hay que superar unas pruebas determinadas y unos conocimientos acreditados, aunque con el Gobierno español actual se ha ido reformando el contenido de los programas de oposiciones y se ha desvirtuado de tal manera que al día de hoy existen muchos trabajadores al servicio del Estado que han sido contratados a dedo por los políticos o cargos relevantes del funcionamiento del Estado. Hay que indicar que funcionarios también se les puede llamar a los médicos, ingenieros, policías, bomberos, veterinarios, arquitectos y otros menesteres que se encuentren al servicio del Estado.
Hasta tal extremo ha llegado el menosprecio de los burócratas que existe la llamada “Ley Parkinson” de 1957, enunciada por Cyril Northcote Parkinson (1909-1993) y que afirma que "el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine". En una burocracia, esto es motivado por dos factores: 1) Un funcionario quiere multiplicar sus subordinados, no rivales; y 2) Los funcionarios se crean trabajo unos a otros.
En efecto, las actividades crecientes del Estado actual se cubren con nuevos burócratas y no por un aumento de la productividad de los existentes. Esta Ley, presentada por su autor con tono satírico, se basa, no obstante, en una meticulosa observación de la realidad.
Frente a esta “Ley Parkinson”, para contrarrestarla, sus efectivos vienen prodigando considerables esfuerzos en la actualidad. Uno de los promotores de este empeño ha sido la Agencia Europea de Productividad, como órgano de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Las características de la burocracia son las de que se encuentra estructurada en una jerarquía funcional; que se haya integrada por personal nombrado en virtud de su aptitud profesional; que tiene los caracteres de inmovilidad y perpetuidad y que constituyen un estamento social diferenciado. Podemos citar las siguientes características:
1) Jerarquía funcional, haciendo uso de una línea vertical que agrupa a los jefes y los políticos que ordenan a los funcionarios.
2) La burocracia está integrada por personal profesional.
3) La burocracia tiene un carácter perpetuo. Evidentemente el cargo de burócrata no supone un derecho de propiedad como se ha creído en ciertas ocasiones, ya que al lado del derecho existen deberes que caracterizan el cargo como función.
4) La burocracia constituye un estamento social diferenciado. Tiene honores, atribuciones y deberes de que carece el resto de los ciudadanos. Esto no quiere decir que constituyan una casta, puesto que en la burocracia puede entrar cualquiera en virtud del principio de la igualdad ante las oportunidades. Sin embargo, los burócratas gozan de un estatus social perfectamente definido que les hace considerarse como compañeros entre sí.
Para finalizar diría que la burocracia es necesaria para el buen gobierno de un Estado, ya que si no existiera sería un caos administrativo y una anarquía total. Sin embargo, no está bien visto por los ciudadanos por la consideración de que no son totalmente necesarios y no suelen tener una alta formación.
Vicente Llopis Pastor
17 de abril de 2024
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