Ir al contenido principal

ECONOMISTAS ESPAÑOLES: MIGUEL DE ZAVALA Y AUÑÓN (S. XVII-S. XVIII)

 

Miguel de Zavala y Auñón, del que la fecha exacta de su nacimiento y muerte no se conoce, fue un economista que tuvo varios cargos y que asesoró a la monarquía española en temas de política y de economía en el llamado Siglo de la Ilustración. De un meritorio conocimiento de lo que era en aquellos tiempos la economía española, escribió varias obras, asesoró a la monarquía gobernante y tuvo una influencia significativa en la política económica de nuestro país. Sus conocimientos y asesoramiento a la monarquía comienzan con la llegada de la casa de Borbón al trono de España, concretamente cuando el trono español lo ocupa Felipe V (1683-1746), nieto de Luis XIV (1638-1715) de Francia, el llamado Rey Sol.

De la trayectoria vital de Miguel de Zavala y Auñón se pueden citar algunos acontecimientos, así como cargos que ocupó. Fue regidor perpetuo de la ciudad de Badajoz, superintendente de la Pagaduría de Juros y Mercedes y miembro del Consejo del Rey. No se posee una amplia información sobre su personalidad y los hechos que llevó a cabo, porque la difusión de ellos no alcanzó la de otros ilustrados de su tiempo. El texto más conocido de Zavala y Auñón es el titulado “Representación al Rey N. Señor D. Phelipe V”, como una de las obras económicas más emblemáticas de la Ilustración española, publicada en 1732, año de la muerte de Jerónimo de Uztáriz (1670-1732), uno de los más brillantes economistas de su tiempo y que había publicado ocho años antes su obra “Teoría y práctica de comercio y de marina”, texto clásico sobre el que tuve que comentar su trascendencia en el examen de fin de carrera en la Universidad Complutense de Madrid, en el año 1974.

El contenido del citado texto de Miguel de Zavala y Auñón no era muy diferente en cuanto a su espíritu y forma a la de buena parte de la literatura arbitrista o proyectista española de su tiempo, a pesar de que comienza a hacerse uso de la palabra “economista” en sustitución de la de “arbitrista” que se usaba en España. Su punto de partida era la constatación del bajo nivel de desarrollo económico español, en lo referente tanto a su pasado más reciente y sus posibilidades potenciales, como al pujante crecimiento que venían alcanzando otros países europeos, particularmente Francia, pero también Holanda e Inglaterra, que están muy presentes a lo largo del libro de Zavala. Nuestro economista aspiraba a influir en las más altas instancias de la Administración borbónica con el fin de que se emprendieran aquellas reformas que consideraba más adecuadas para alcanzar “la felicidad, mayor alivio, riqueza y abundancia de su Monarquía”.

Su obra, cuyo formato y contenido eran muy claros, se estructuraba en forma de “representación” dirigida a la más alta autoridad de ésta, en la que, en primer lugar, se identificaban las causas poderosas del subdesarrollo económico español y la pobreza de sus súbditos para, a continuación, mostrar las soluciones precisas más viables a las mismas. Según Zavala, tres eran tales causas: la desorganizada y opresiva estructura fiscal, en particular, respecto al conglomerado de impuestos que componían las seculares Rentas provinciales castellanas, entre ellas, las Alcabalas, Cientos, Millones, etcétera, etcétera, que empobrecían a nuestro país; la escasez de cultivo y producción agraria; y, más en general, la falta de desarrollo rural y, por último, la disminución de los “comercios”, que Zavala identificaba con la continua pérdida de las tradicionales posiciones comerciales e industriales españolas, lo cual estaba afectando, no sólo a la posición económica de la Monarquía en el conjunto de la economía internacional, cuanto al propio desarrollo de sus colonias.

A cada una de estas causas dedicó la “representación” de una de sus tres partes. En la primera parte se analizan los perjuicios ocasionados por las rentas provinciales, particularmente evidentes en la injusta distribución de su carga fiscal, la excesiva presión fiscal sobre la renta familiar, los efectos desincentivadores que generaban sobre el comercio y las actividades agrícolas e industriales y, por último, el bajo nivel recaudatorio en términos de ingresos públicos percibidos por una Hacienda Real, entre otras razones debido al alto coste que suponía su gestión. Una situación que casi podríamos trasladar a la actual situación económica de España. Zavala sugiere una serie de ideas de política económica, muy bien planteadas, pero que en su mayoría no se transformaron en una realidad de la monarquía gobernante.

El poco interés de la monarquía a aceptar las ideas de Miguel de Zavala y Auñón ha dado lugar a que trescientos años después, es decir, en los tiempos actuales, nos encontremos con una situación económica de la Hacienda Pública Española muy parecida a lo que Miguel de Zavala y Auñón planteó. Precisamente por dicho desinterés monárquico, sus aportaciones no han sido muy conocidas y la personalidad de este intelectual y economista se cita muy poco en la Historia económica de España.

 

 

Vicente Llopis Pastor

23 de mayo de 2023

Comentarios

Entradas populares de este blog

MOMENTOS ESTELARES DE ESPAÑA: LA GUITARRA ESPAÑOLA

  Algunos expertos consideran que la guitarra española es una combinación de la guitarra morisca, venida de la cultura caldea y asiria; otros señalan que en España apareció la llamada guitarra española por los caminos de la Grecia Clásica y la Europa Medieval pariente del laúd, que se denominaba “guitarra latina”. Por otro lado, se señala que la guitarra española fue un instrumento musical que usaban los egipcianos en el Próximo Oriente y que en su éxodo hacia Europa Occidental, una parte de ellos se asentó en lo que hoy es Austria y Rumanía e hizo florecer el uso del violín en estos países; el resto de estos egipcianos llegó hasta el extremo más occidental de Europa, en este caso España, y su instrumento fundamental era la guitarra, que con el tiempo se ha venido a llamar “guitarra española” o “guitarra clásica”. Estos egipcianos serían los antecedentes de los actualmente llamados gitanos y, por ello, los grandes violinistas son de Centroeuropa y los grandes guitarristas son los esp

El ECONOMISTA ALEMÁN LUDWIG ERHARD (1897-1977), CONSIDERADO COMO EL PADRE DEL “MILAGRO ECONÓMICO ALEMÁN” DE LA POSGUERRA

El término “milagro económico alemán” fue usado por primera vez en el periódico británico “The Times” en 1950 y describe la rápida reconstrucción y desarrollo de la economía de Alemania Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Este milagro económico se basó en las ideas de la llamada “Economía social de mercado”, un pensamiento económico que abanderó el economista alemán Ludwig Erhard (1897-1977), junto con el Plan Marshall para Europa que fue originado por los estadounidenses ante el temor de que pudieran darse las mismas condiciones que se dieron para Alemania en el periodo de entreguerras (1919-1939). Entre las decisiones que tomó el señor Erhard se encuentra el reemplazo del antiguo Reichmark por el Deutschmark, como moneda oficial en Alemania. Fue un periodo duradero de baja inflación y de desarrollo de prácticas eficientes y la naciente industria originó un proceso de crecimiento y desarrollo muy eficiente y rápido. Este milagro económico alemán permitió el desarrollo eco

FAMOSAS FRASES Y CITAS LITERARIAS (LXXVIII)

             Estimado lector, tal como prometí en su momento de desarrollar semanalmente cada jueves un artículo con el título de “Famosas frases y citas literarias”, en vez de las diez frases habituales reduciré el contenido a cinco, las cuales cito a continuación con su enumeración, del 761 al 765: 761)  Amor. “Si juzgamos el amor por la mayoría de sus efectos, se parece más al odio que a la amistad”. De Françoise de la Rochefoucauld (1613-1680), escritor, aristócrata, político, militar, poeta y filósofo francés. De su obra “Máximas”. 762)  Comprensión. “Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender”. De José Ortega y Gasset (1883-1955), filósofo y ensayista español; principal exponente de la teoría del perspectivismo y de la razón vital histórica. De su obra “La rebelión de las masas”. 763)  Democracia. “El verdadero progreso democrático no consiste en rebajar la élite a nivel de la plebe, sino en elevar la plebe a la élite”. De Gustave Le Bon (1841-1931), soc