Estimado
lector, siguiendo la costumbre de cada lunes, incluyo una nueva colección de cinco
anécdotas sobre famosos personajes de la historia, por ejemplo:
936) Gilbert
Keith Chesterton (1874-1936), escritor, filósofo y periodista británico.
Gilbert Keith Chesterton
(1874-1936), escritor, filósofo y periodista británico, solía pasar algunos
veranos en Sitges, Barcelona. Tenía la costumbre de sentarse siempre en el
mismo banco, frente al mar. Nada, en ningún banco, recuerda ahora que allí se
sentaba Chesterton. A los veinte años se hizo famoso por una campaña contra sus
compatriotas, los ingleses, por la guerra de los bóeres en Sudáfrica.
Fundamentaba la campaña en su defensa del nacionalismo.
En una ocasión le expresaron:
- “¿Ir contra Inglaterra es defender el nacionalismo?”.
Chesterton contestó:
- “En este caso, sí. Porque nuestro imperialismo es
contrario a los nacionalismos de otros países”.
Y esta curiosa defensa de los
nacionalismos en un país imperialista, que debía toda su grandeza a los
beneficios obtenidos de las colonias, le hizo famoso en poco tiempo.
En su tiempo, a Chesterton le
llamaban “El príncipe de las paradojas”.
937) Antón Chéjov
(1860-1904), médico, escritor y dramaturgo ruso.
Antón Chéjov (1860-1904) fue un
médico, escritor y dramaturgo ruso. Su
obra se representa actualmente, lo que supone una sobresaliente calificación.
Sus obras más conocidas son “El jardín de los cerezos”, “El tío Vania” y “Las
tres hermanas”.
Chéjov era médico y empezó a ejercer
como tal. Un día dio una receta a un enfermo. Después recordó que en los gramos
de un ingrediente no había puesto la coma, y en vez de 3,5 gramos, había puesto
35 gramos. Horrorizado corrió a la farmacia, donde el farmacéutico ya se había
dado cuenta del error y había preparado la medicina debidamente. Pocos días
después, en una familia que eran sus clientes, enfermaron todos de tifus y la
madre y una de las niñas murieron, sin que Chéjov pudiera hacer nada para
salvarlas. Impresionado por ambas cosas, al llegar a su casa quitó de la puerta
el cartel de “Médico-Cirujano” y se retiró del ejercicio de la medicina.
938) Hernán
Cortés de Monroy (1485-1541), español, conquistador de México.
Doña Marina (1505-1530) fue en
México la amiga, intérprete y hasta consejera de Hernán Cortés de Monroy
(1485-1541), español, conquistador de México. Y su amante, pues le dio un hijo.
Aunque este detalle no tiene demasiada importancia, pues Cortés tuvo hijos con
varias mujeres, entre ellas una hija del Emperador Moctezuma, con la que tuvo
nada menos que cuatro hijas.
Hernán Cortés repartía mujeres
indias entre sus capitanes. Jerónimo de Aguilar (1489-1531), clérigo español,
hacía de intérprete.
- “¿Cómo te llamas?”, preguntaba Aguilar a una de las
muchachas.
- “Malintzin”, dijo la muchacha.
Este nombre, al pronunciarlo, se
convertía en Malinche. Y Aguilar explicaba a sus compañeros de armas lo
siguiente:
- “Es un bonito nombre. Significa “abanico de plumas
blancas”; pero llamaremos Marina en castellano y así nos entendemos mejor”.
Después, siendo ya compañero de
Hernán Cortés el conquistador, todo el mundo la llamó Marina.
939) George
Bernard Shaw (1856-1950), dramaturgo, crítico y polemista irlandés.
George Bernard Shaw (1856-1950) fue
un dramaturgo, crítico y polemista irlandés. En una ocasión asistió a la
representación de una de sus obras. Terminada la representación, fue muy
aplaudida. Pero la persona que estaba sentada a su lado, no sólo no aplaudió,
sino que murmuró algunas frases contra la obra. Shaw le dijo:
- “Tiene usted razón. Parece mentira que el público
aplauda esas tonterías”.
Al otro espectador le gustó
encontrarse con una persona que pensara como él. Expuso sus gustos teatrales y
al terminar ofreció su tarjeta a Shaw. Y Shaw le ofreció la suya. Y después de
leerla, la persona le preguntó:
- “¿Es usted pariente del autor de la obra?”.
Shaw le contestó:
- “Tanto como pariente, no. Soy el autor”.
940) León Tolstoi
(1828-1910), novelista ruso.
León Tolstoi
(1828-1910) fue un novelista ruso, considerado como uno de los escritores más
importantes de la literatura mundial.
Tostoi era amigo de Máximo Gorki (1868-1936), y a los dos
les gustaba hablar y discutir sobre literatura. Tolstoi decía: “Si yo mandara,
dictaría una ley por la que prohibiría escribir a los que se atrevieran a usar
una palabra en un sentido distinto del verdadero, y lo mismo a los que
cometieran errores gramaticales en sus textos.
Máximo Gorki manifestó:
- “Yo nunca haría esto. Sería un atentado contra la
libertad del escritor”.
Tolstoi dijo:
- “Admito esta libertad, pero no la libertad de escribir
mal”.
Estimado lector, habrá cinco nuevas anécdotas el próximo
lunes.
Un afectuoso saludo. Continuará…
Vicente Llopis Pastor
22 de mayo de 2023
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