Estimado
lector, siguiendo la costumbre de cada lunes, incluyo una nueva colección de cinco
anécdotas sobre famosos personajes de la historia, por ejemplo:
916) Dracón
(siglo VII a.C.), legislador ateniense.
Dracón (siglo VII a.C.) fue un
legislador ateniense que ocupó el cargo de Arconte Epónimo que tenía la
administración civil y jurisdicción pública. Fue un gobernante muy duro, y
todavía hoy, el término draconiano se aplica a los gobernantes y a las leyes
como sinónimo de dureza. Cuenta Plutarco de Queronea (46-120) que después de un
juicio en el que todos los acusados fueron condenados a muerte, alguien
preguntó a Dracón por qué había sido tan duro en sus sentencias. Y Dracón
contestó:
- “Los delitos más leves merecían este castigo. Y no he
encontrado otro castigo mayor para los delitos más graves”.
917) Thomas
Stearns Elliott (1888-1965), poeta, dramaturgo y crítico literario
británico-estadounidense.
Thomas Stearns Elliott (1888-1965),
poeta, dramaturgo y crítico literario británico-estadounidense. Nació en
Estados Unidos de América y se nacionalizó inglés. Le preguntaban por qué no
escribía más. Y daba esta razón
- “Para dar ejemplo”.
Y lo explicaba así:
- “El principal enemigo de la buena literatura es que los
escritores tengan necesiad de ganarse la vida con lo que escriben. Porque el
resultado de esta necesidad es que todos sucumben a los tres demasiados:
empiezan a escribir demasiado pronto, escriben demasiado aprisa y escriben
demasiado”
918) Enrique IV
(1553-1610), primer rey Borbón de Francia.
Enrique IV (1553-1610) fue primer
Borbón que reinó en Francia. Un descendiente suyo, nieto de Luis XIV de Francia
(1638-1715), fue Felipe V (1683-1746), Rey de España, mediante el cual se
introdujo la casa de Borbón en nuestro país. Enrique IV murió asesinado, en
plena calle, por un religioso fanático llamado Françoise Ravaillac (1578-1610)
que, creyendo que el Rey iba contra el Papa, le dio dos puñaladas.
Tuvo conflictos con la Iglesia.
Abjuró de sus errores y, entonces, el Conde de Brissac (1505-1563), que mandaba
las fuerzas de París, le abrió las puertas de la ciudad, donde fue coronado
Rey. Y en relación a este hecho se le atribuye esta histórica frase:
- “París bien vale una misa”.
919) Françoise
Ravaillac (1578-1610), asesino de Enrique IV de Francia.
Françoise Ravaillac (1578-1610) fue
el asesino de Enrique IV de Francia, tal como he citado en el punto anterior.
Nació cerca de angulema, un enclave católico situado en una comarca hugonote.
Los hugonotes habían arrasado allí iglesias, profanado tumbas, utilizado las
pilas de agua bendita como pesebres para sus caballos, y toda clase de abusos.
Era la época de las guerras de religión que se estaban produciendo en todo el
país y que sumieron a su familia en la miseria, por lo que se vio obligado a
vivir de la mendicidad. Por estas razones creció y vivió en un ambiente de odio
hacia los hugonotes.
Su incómoda y lúgubre vida hizo que
en su mente surgiera la idea de asesinar al Rey de Francia. Algo que ocurrió el
14 de mayo de 1610 en el que, en una zona cercana al Louvre acechó el paso de
la Carroza Real, a las cuatro de la tarde, y Ravaillac se abalanzó sobre ella y
apuñaló al Rey dos veces matándolo en el acto.
Ravaillac no hizo nada por escapar.
Fue rápidamente presado y llevado al Palacio de Retz. Al ver que no obtenían
resultados de sus interrogatorios fue llevado a la Conciergerie, donde fue
interrogado y torturado durante varios días. Durante este tiempo siempre
declaró que actuó por su cuenta y que no había sido contratado por nadie, pero
ni los jueces ni la opinión pública le creyeron. Se dictó sentencia sobre él y
fue condenado a muerte. El 27 de mayo de 1610 fue conducido a la plaza de la
Grêve. Allí fue quemado en diversas partes del cuerpo, pecho, caderas y
piernas, con hierros al rojo vivo. La mano de Ravaillac, ejecutora del crimen,
fue quemada con azufre ardiendo, y en las heridas de las quemaduras se vertió
una mezcla de plomo derretido, aceite hirviendo y resina ardiente. Una vez
terminado esto, se le ató de manos y piernas a cuatro caballos, y fue
desmembrado. Sus miembros fueron quemados y todo su cuerpo quedó reducido a
cenizas.
El tormento por haber ejecutado un
crimen de lesa humanidad era entonces durísimo, tal como acabo de citar.
920) Mark Twain
(1835-1910), escritor, orador y humorista estadounidense.
Mark Twain (1835-1910) fue un
escritor orador y humorista estadounidense. Su verdadero nombre era Samuel
Langhorne Clemens.
Contaba Mark Twain cómo ganó sus
primero veinticinco centavos. Era un niño; en el colegio tenían prohibido
cortar, con el cortaplumas, la madera del banco donde se sentaban. El castigo
era, o veinticinco azotes o pagar veinticinco centavos. Un día, el maestro le
sorprendió cortando la madera, y le dijo:
- “Ya sabes el castigo: o pagas los veinticinco centavos
o recibes los veinticinco azotes. Te doy hasta mañana para pensarlo”.
El niño contó lo ocurrido a su
padre. Su padre le dijo que, por el buen nombre de la familia, prefería que no
fuese azotado delante de los otros niños. Y le dio los veinticinco centavos. Y
también, para que escarmentara, los veinticinco azotes. Y el día siguiente, en
el colegio, Twain eligió los azotes, y se quedó el dinero.
Y decía:
- “Así pude saber que mi padre era más fuerte o, al menos, pegaba más fuerte que el maestro”.
Estimado lector, habrá cinco nuevas anécdotas el próximo lunes.
Un afectuoso saludo. Continuará…
Vicente Llopis Pastor
24 de abril de 2023
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