El dinero es la
forma de entender y medir las transacciones entre operadores económicos, séase
particulares o entre naciones. La historia del dinero es algo curiosa, ya que
nació de un convencionalismo en el que algunos productos o bienes se aceptaban
como fórmulas de compraventa de productos sustituyendo el antiquísimo trueque,
que sería cambiar lo que uno tiene respecto a lo que necesita y que a otro le
sobra y hacerlo mediante el llamado intercambio. Las primeras fórmulas de
dinero eran productos tales como la sal, de donde viene la palabra “salario”
pero que según el grado de humedad o si se mojaba, perdía valor, y se optó por
los metales nobles, fundamentalmente el oro, y también la plata, el bronce y
algunos tipos de aleación.
A partir del Renacimiento comienza a
circular el dinero de papel, que es una especie de pagaré que emiten algunos
bancos, fundamentalmente italianos, y que han de tener los depósitos
suficientes para transformar estas monedas de papel en dinero efectivo. De ahí
viene la llamada convertibilidad del dinero emitido en el que cada usuario
podía acudir al banco emisor y que el dinero que allí tenía depositado se lo
entregaran en onzas de oro. Así comenzó a establecerse el Sistema Monetario
Internacional (SMI), que ha sido afectado por otras cuestiones adicionales.
Estimado lector, si recuerda el caso
de la antigua peseta, se leía la expresión, “el banco de España pagará al
portador”, que son emisiones en papel que teóricamente podían transformarse en
oro acudiendo al banco emisor, en este caso, el Banco de España, que era el
único banco que podía emitir dinero y que hasta el año 1962 era un banco que
cotizaba en bolsa y negociaba con sus beneficios, cotizaciones, etcétera. Así
fue en España desde el año 1874 en el que, siendo Gobernador de dicho banco
José Echegaray (1832-1916), se aceptó como único banco de emisión de dinero en
nuestro país al banco de España, lo cual suponía que ningún otro banco, por
ejemplo Banco Pastor, Banco de Elda y numerosos bancos locales, pudieran emitir
dinero, es decir, que el privilegio de emisión pasó a manos del Banco de España
con la condición de que fuera convertible en oro a petición del poseedor de los
billetes de papel. Así han funcionado prácticamente la totalidad de las monedas
de cada país, convertibles en oro a petición del poseedor.
Hoy, la convertibilidad del dinero de
papel en oro o en el metal que lo respaldaba ya no existe. Es una falacia. A
veces, he citado la trascendencia que tuvieron los acuerdos de Breton Woods, en
el año 1944, para establecer un nuevo sistema monetario internacional después
de la Segunda Guerra Mundial. Por el poderío que adquirió, sobre todo a partir
de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, la única moneda convertible en
oro fue el dólar estadounidense, gracias a las gestiones de Mr. White,
representante de su Gobierno, y supuso una especie de soberanía del dólar
estadounidense respecto a las monedas y divisas de otros países.
Amén del fortalecimiento del dólar
estadounidense, fue desapareciendo la convertibilidad de todas las monedas del
mundo. Concretamente, la última moneda convertible, que era el dólar estadounidense,
fue suspendida por el Gobierno del Presidente Richard Nixon en 1971. Dicho de
otra manera, hoy el dinero que circula de mano en mano, o por ordenadores,
transferencias u otras formas de pago, no tiene el respaldo material del oro y
solamente existe un convencionalismo de admitir el dinero o las divisas entre
países según cumplan las instrucciones del Fondo Monetario Internacional (FMI)
en el que la antigua base oro de las monedas son hoy pagarés del Estado, posiciones
netas de un país en el FMI, derechos especiales de giro que le concede el FMI,
divisas de otros países, créditos del FMI y una sofisticación de lo que se
llaman activos financieros.
En resumidas cuentas, hoy el dinero
que circula no es convertible en oro y funciona por la “confianza” que le
quieran dar los operadores en mercados internacionales. Ésta es la razón por la
cual cada día varía el tipo de conversión de cada moneda, y se puede observar
mediante las cotizaciones que, por ejemplo en España, figuran en el Boletín
Oficial del Estado (BOE) de un día.
Pero el oro existe y no ha
desaparecido. Ya no es el punto básico sobre el que se emite el dinero sino que
es una mercancía que tiene un gran valor, hay un mercado monetario entre países
e, inclusive, entre particulares, quienes pueden comprar y vender oro según sus
deseos y en los que se incluye joyería, instrumentos de precisión,
coleccionismo y otras demandas. La pregunta que nos podríamos hacer sería
¿dónde está el oro en este mundo? La contestación: una ligerísima parte en las arcas
de algún banco emisor de cada país, en las minas y yacimientos de países que
las explotan y, sobre todo, en “Fort Knox”.
Fort Knox es una base militar del
Ejército de los Estados Unidos de América, ubicada en el Estado de Kentucky.
Sus instalaciones cubren 44.000 hectáreas y se sitúan entre los Condados
Bullitt, Hardin y Meade. Hasta el año 2011 estas instalaciones militares
acogieron la United States Army Armor School, que era la academia de
instrucción de las armas blindadas del Ejército estadounidense.
Los Estados Unidos de América, en el
año 1937, deciden que Fort Knox deje de ser una escuela de entrenamiento
militar y la transforman en el lugar en donde las reservas de oro de Estados
Unidos están seguras y muy vigiladas. Concretamente, la seguridad del oro
americano está protegida por el Ejército, no por servicios de la policía
general o la policía de un Estado, sino por el propio Ejército. Allí es donde
están las reservas de oro de prácticamente casi todo el mundo, ya que no
solamente es el oro de Estados Unidos, sino que también admiten que Fort Knox
proteja el oro de algunos países que entienden que está más seguro en este
lugar que en su propio banco emisor.
Se calcula que el oro que albergan las
reservas en Fort Knox es de, aproximadamente, diez mil toneladas, que suponen
el ochenta por ciento de las reservas totales de divisas de todo el planeta.
Las medidas de seguridad y vigilancia
son tan extremadamente altas que es frecuente que algunos países confíen el oro
que tiene el Gobierno u otros operadores a ocupar una parte de Fort Knox. Me
atrevería a decir que Fort Knox tiene unos servicios de seguridad, en algunos
casos, superiores al Pentágono, que es la sede de la fuerza militar
estadounidense. Las pocas reservas que pueda tener cada país están muy
vigiladas y ubicadas en lugares de difícil acceso a ladrones, ocupantes o
alguien que pueda hacer uso del oro que mantienen. Por ejemplo, en el caso de
Francia, los depósitos de oro que pueda tener este país están situados en una
zona acotada por debajo del Río Sena, lo cual dificulta la posibilidad de
horadar o realizar algún acto de sabotaje o robo. Parece ser que ocurre lo
mismo en España, cuya sede en la Plaza de Cibeles, en Madrid, está por debajo
de una parte del Río Manzanares, y así en casi todos los Estados.
Pero el más importante depósito de oro
del mundo es Fort Knox y sus características, según se suele leer en algunos
manuales, son:
a) El nombre de
Fort Knox es un homenaje al que fuera Primer Secretario de Guerra de Estados
Unidos, Henry Knox, y esta fortaleza se remonta a la época de la Guerra de
Secesión Estadounidense (1861-1865).
b) Se decide que
sea el almacén de oro de Estados Unidos en el año 1936, por orden del entonces
Presidente Franklin Delano Rooselvelt (1882-1945).
c) A partir de 1941, durante la Segunda Guerra
Mundial, Fort Knox fue utilizada como sede de la operación Mockingbird, con una
campaña secreta que sirvió como centro de propaganda de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA).
d) Igualmente en
Fort Knox se custodian documentos utilizados para estudiar algunas cuestiones
históricas de Estados Unidos.
e) El personal que
se encarga de la seguridad de Fort Knox es seleccionado por United States Mint,
que es el equivalente a la Casa de la Moneda de Estados Unidos.
f) Periódicamente,
las autoridades militares llevan a cabo auditorías de las existencias de oro en
dichas instalaciones, aunque no son muy frecuentes. Tengo entendido que en la
última auditoría realizada a este oro de Fort Knox tuvo lugar en el año 1953,
durante la presidencia de Dwight D. Eisenhower (1890-1969) y apenas se revisó
el cinco por ciento del oro depositado.
g) La custodia del
oro está protegida por una puerta de más de veintidós toneladas de peso y
cincuentaitrés centímetros de grosor, estando rodeadas por unos muros de más de
450 metros cúbicos de granito y más de 3.200 metros cúbicos de cemento con
capacidad para soportar proyectiles de armas pesadas, sopletes, lanzas térmicas
y cualquier dispositivo incendiario.
h) Fort Knox está,
a su vez, protegido por un perímetro de seguridad de 40.000 hectáreas, con
decenas de miles de dispositivos de seguridad y elementos de defensa como
minas, alambradas eléctricas, cámaras de vídeo, detectores de movimiento,
micrófonos y un fuerte contingente de militares.
i) Desde la
abolición de la convertibilidad del dólar en oro, en el año 1971, el oro ha
dejado de tener importancia vital para cada Gobierno, ya que dejó de ser
necesario el respaldo en oro de la emisión de billetes de todo el mundo. Desde
entonces, el oro almacenado en Fort Knox está a disposición del Departamento
del Tesoro, que tiene la potestad de utilizarlo para negociar con otros países.
Si observamos los billetes de papel de
euro nos fijaremos que la expresión: “El Banco de España pagará al portador” de
las antiguas pesetas, ya no figura en ellos, y son, por sí mismos, billetes que
no tienen convertibilidad en oro. Esto ha generado un enorme incremento del
tráfico mercantil del oro, con cotizaciones diarias, y en ocasiones es el
propio Estado el que compra o vende oro, según la ideología política del
partido gobernante. Por ejemplo, hace algunos años, durante el Gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero (1960), el Ministro de Hacienda, Pedro Solbes (1942),
decidió vender una parte del oro que existía en las cámaras del Banco de España
al precio de 700 dólares la onza. Unos meses después, la cotización del oro
llegó a superar los 1.300 dólares la onza. Aunque no está calificado como un
hecho real, se cuenta que la ayuda de la Unión Soviética al Gobierno
republicano durante la Guerra Civil Española fue a cambio de llevarse parte del
oro que había en el Banco de España a Moscú, como forma de pago que, algunos
historiadores, atribuyen a una decisión de Francisco Largo Caballero
(1869-1946), dirigente del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión
General de Trabajadores.
Podemos sacar la conclusión de que el
dinero es un convencionalismo que lo admite sin ningún respaldo. Por estas
razón, los miles y miles de millones de distintas monedas que se transaccionan
diariamente no tienen un respaldo económico real. Solamente es la confianza que
depositan en ellas los países. Vivimos en un mundo en el que las decisiones se
toman en un despacho o en pequeñas reuniones sin apoyo material de nada. Por
esta razón y, cada vez más debido a la digitalización, igual que desaparecieron
la sal y el oro, desparecerán las cuentas bancarias y serán transacciones
digitales e, incluso, con teléfonos móviles.
La solidez de los tiempos actuales
nada tiene que ver con la que hubo hasta 1971. Hoy en día la emisión de dinero
es más libre y tenemos el caso del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva
Federal Estadounidense por la fabricación de dinero para atajar la pandemia de
la Covid-19.
Mi conclusión es que el dinero es una
decisión de confianza y no tiene ningún respaldo material. A ello añadamos las
criptomonedas, cuyo futuro no tengo claro.
Vicente Llopis Pastor
24 de febrero de 2023
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