Las artes aplicadas son aquellas que incorporan los ideales de la composición y la creatividad a objetos de uso diario o habitual, como podría ser una taza, una revista, un banco decorativo de un parque y otros utensilios. Surgen como una expresión que va en contraposición de las Bellas Artes, las cuales sirven de estímulo intelectual o de sensibilidad académica para el espectador.
Actualmente, el grabado y la artesanía se encuentran en un punto intermedio entre las artes aplicadas y las artes plásticas. Estas últimas son aquellas que utilizan materiales capaces de ser modificados o moldeados por el artista mediante distintas técnicas para crear una obra. Son manifestaciones del ser humano que reflejan, con recursos plásticos, algún producto de su imaginación o su visión de la realidad. Es un término que amplía las artes visuales para diferenciarlas del arte musical, de la danza, la literatura y del teatro.
Las artes aplicadas adoptan un enfoque inicial en la producción múltiple y útil de la artesanía y el grabado; no obstante, el concepto cambió parcialmente en el siglo XVIII con la Revolución Industrial, cuando la técnica se transformó en tecnología, haciéndola compartir un territorio cercano a la ciencia aplicada. Algunos ejemplos de las áreas englobadas por las artes aplicadas son el diseño industrial, diseño de interiores, diseño de modas, diseño gráfico, publicidad, fotografía, arquitectura, y otros.
España ha tenido
sus momentos estelares en las artes aplicadas, fundamentalmente en el siglo XVI,
con extraordinarias obras de plateros, orfebres y escultores que obraron
verdaderos portentos. Fueron muchos los artistas por aquel entonces que
consiguieron verdaderas obras maestras y en las que descollaron algunos
talleres, en los que se incluyen a diversas familias y personas individuales.
Entre dichas familias encontramos a las de Becerril, de Cuenca, la familia
Cosida, de Zaragoza, y la familia Arfe, de León, que posteriormente se trasladó
a Valladolid.
Enrique de Arfe
(1475-1545), platero alemán, fue el originador de la saga de los Arfe,
establecido en León, recibió del cardenal Cisneros (1436-1517) el encargo de la
suntuosa custodia de la catedral de Toledo (1517-1524), previamente autor de
las de la catedral de León y Córdoba, con forma de torre y estilo gótico. Su
hijo Antonio (1510-1575), grabador y orfebre ya renacentista, realizó en 1554
la custodia de la catedral de Santiago de Compostela (1539-1545) y la de Medina
de Rioseco, en Valladolid (1552-1554). El nieto de Enrique, hijo de Antonio,
bautizado Juan (1535-1603) se trasladó al cabo de una década a Valladolid con
su familia; entonces Valladolid era una gran ciudad y fue la capital de España
durante un tiempo del reinado de Felipe II (1527-1598).
La fundación de
Juan de Arfe abordó con suficiencia nociones de dibujo y orfebrería, rudimentos
de anatomía humana y principios de arquitectura y de escultura. Hacia 1555 fue
a residir a Salamanca, donde completó su formación humanista con estudios de latín,
matemáticas y aleación de metales, entre otras disciplinas que aplicaría
posteriormente en sus obras. Abierto su taller de platería hacia el año 1562,
es dos años después cuando se le encargó la creación de la custodia profesional
de la catedral de Ávila; una pieza de 170 centímetros y 70 kilos de peso,
enteramente de plata, arquitectura renacentista a pequeña escala. A
continuación realizó en Sevilla la custodia profesional de la catedral
hispalense (1580-1587), cumbre de la orfebrería religiosa de su tiempo, de 3.09
metros de altura y más de 300 kilos de
peso. La siguiente custodia fue para la catedral de Valladolid (1588-1590), de
167 centímetros, conocida por Adán y Eva
en el jardín del Edén. Otras custodias de su autoría son las de la catedral
de Burgos, la catedral de Burgo de Osma, en la provincia de Soria, la catedral
de San Sebastián de los Reyes, en la provincia de Madrid, de la parroquia de
San Facundo y San Primitivo en la localidad burgalesa de Las Quintanillas, y de
la parroquia de San Martín de Madrid. También destacan sus tratados Quilador de plata, oro y piedras, de
1572; y De varia commesuración para la
Esculptura y Architectura, compuesto por cuatro libros; el primero de ellos
sobre aspectos de geometría y práctica; el segundo, titulado De la proporción y medida particular de los
miembros del cuerpo humano, es el primer texto impreso sobre anatomía
artística; el tercero, relacionando la forma y tamaño del cuerpo humano con el
de diversos mamíferos y aves; y el cuarto, acerca de la arquitectura y de las
piezas de la iglesia elaboradas por los orfebres.
También la familia
Becerril registró tres nombres: los hermanos Francisco (1494-1572) y Alonso, y
el hijo de éste último, Cristóbal (1539-1585).
Otra especialidad
magnífica de la época fueron las rejas catedralicias. La de la capilla mayor de
la catedral de Toledo es obra de Francisco de Villalpando (1510-1561), con
siete metros de altura, realizada en 1546; la del coro de la misma catedral es
del maestro Domingo; ambas obras monumentales y fastuosas. Como fastuosos
fueron los bordados de ornamento religioso elaborados en conventos y
monasterios.
Me he permitido el
designar como “momentos estelares de España” estas artes aplicadas, que son de
elevada belleza y que están muy por encima de lo que se ha realizado en otros
países europeos. En general, son obras de orfebrería, cuyo término procede del
francés orfèvre, que significa “artífice”,
y este a su vez tiene raíz latina en auri,
que significa “oro”, y faber
“arquitecto”. O bien, del verbo latino facere
“hacer o realizar”. Los metales labrados por el artesano son la plata, el oro,
o los metales preciosos.
Estimado lector, como podrá observar el siglo XVI fue de especial valor en las artes aplicadas en España, fundamentalmente en catedrales, colegiatas, parroquias y otros elementos propios de la iglesia católica dominante en España. Las técnicas de fabricación son muy meritorias y requieren una elevada capacidad artística, ya que hay que seguir los pasos de fusión del material bruto, martillado y batido, cortado y acabado de láminas de bronce u otro metal, chapados y dorados, soldadura sin aporte, soldadura por difusión, puntillado, decoración incisa, estampado, filigrana, granulado, y otros trabajos complementarios en los que España tuvo sus momentos estelares antes y durante el Renacimiento.
Estimado lector, si visitamos la geografía española nos encontraremos con estas incalculables obras de las artes aplicadas que no encontraríamos en ningún otro país. Creo que debemos estar orgullosos por ello.
Vicente Llopis Pastor
31 de mayo de 2022
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