Laureano Figuerola Ballester nació en Calaf (Barcelona) el 4 de julio de 1816, falleciendo en Madrid el 28 de febrero de 1903. Fue un abogado, economista y político español, que desempeñó un papel importante al frente del Ministerio de Hacienda al principio del llamado “sexenio democrático” que gobernó nuestro país desde la revolución de 1868, la llamada “gloriosa”, o “la septembrina”, hasta el año 1874 en el que se repone al Borbón Alfonso XII (1857-1885) como monarca de España. Igualmente, ocupó el cargo de presidente del Senado.
Estudió
la carrera de filosofía, graduándose de Bachiller en Leyes en el año 1838,
llegando luego, en 1840, a la Universidad Central de Madrid. Desde dicha fecha
fue profesor sustituto de Derecho Constitucional y Economía Política en la
escuela barcelonesa, ganando en 1845 la cátedra de Derecho Administrativo y
Economía Política en la Universidad Central de Barcelona. En 1851 fue
catedrático de Economía Política, Derecho Político y Legislación Mercantil en
la citada Universidad Central de Barcelona y, posteriormente, catedrático en la
Universidad Central de Madrid en 1853. Fue académico de Ciencias Morales y
Políticas y fundador de la Sociedad Libre de Economía Política, mostrando sus
preferencias por el librecambismo.
Después
del triunfo de la revolución de 1868, el General Serrano, que presidía el gobierno
provisional, le dio la cartera de Hacienda, que mantuvo del 8 de octubre de
1868 al 13 de julio del siguiente año. El 19 de octubre de 1868, como Ministro
de Hacienda, firmó el decreto por el que se implantaba la peseta como unidad monetaria
nacional, desapareciendo otras monedas que entonces se usaban, como el
maravedí, doblones, reales y otras más. Volvió a obtener el mismo Ministerio de
Hacienda en octubre de 1869 hasta diciembre de 1870, cargo que detentó durante unos
meses del segundo gobierno del reinado de Amadeo I de Saboya (1845-1890), en el
que le sucedió Segismundo Moret (1833-1913). Su situación en las Cortes
Españolas se había hecho difícil a lo largo de este último periodo ministerial,
en el que fue seriamente combatido por una parte, por el político republicano
Pi i Margall (1824-1901), quien fuera presidente de la Primera República
Española, así como por Tutau y Verges (1829-1893), quien sería luego Ministro
de Hacienda en la citada Primera República. Igualmente, fue durísimamente
criticado por los fabricantes e industriales catalanes, entre ellos Josep Puig
i Llagostera (1835-1879). El propio General Prim (1814-1870), amigo personal de
Figuerola, tuvo que intervenir para calmar los ánimos de los industriales catalanes
y Figuerola, sintiéndose desautorizado, presentó su dimisión.
Ya
con el nuevo rey Amadeo I de Saboya, el 22 de marzo de 1871, Figuerola fue
elegido Senador por Madrid, nombrándole vicepresidente cuarto del Senado. Tras
las elecciones generales de agosto de 1872, el 17 de septiembre ocupó la
presidencia interina de la Alta Cámara y en la sesión del 26 de septiembre de
dicho año fue nombrado presidente definitivo. Tras la renuncia del monarca, las
cámaras se disolvieron en febrero de 1873.
Entre
otros cargos que tuvo, fue elegido presidente de la Junta Directiva de la
Asociación de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), autorizada por Real
Orden del 16 de agosto de 1873, fecha de su fundación. Perteneció también a la
Junta Facultativa de dicho ILE, junto a Nicolás Salmerón (1838-1908), Joaquín
Costa (1846-1911), regeneracionista, y Francisco Giner de los Ríos (1839-1915),
entre otros. Fue elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid en el año 1885;
presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas desde 1898 hasta
su fallecimiento en 1903. Un mes antes de su fallecimiento, obtuvo la Gran Cruz
de la Orden de Alfonso XII.
Pero,
sobre lo que voy a hablar es como economista, profesión que entonces no existía
y es una profesión propia a partir de la mitad del siglo XX. A los expertos en
economía de aquellos tiempos, como fue el caso de Laureano Figuerola, se les
llama “arbitristas”, “cameralistas” o “aritméticos políticos”, y las enseñanzas
de Hacienda Pública y Economía Política se impartían en las Facultades de
Derecho y en las Escuelas Periciales, Escuelas Profesionales y Escuelas
Superiores de Comercio, en las que se obtenían los títulos respectivos de:
Licenciatura en Derecho, Peritaje Mercantil, Profesor Mercantil e Intendente
Mercantil. Laureano Figuerola fue un economista liberal frente a los
economistas corporativistas, socializantes e intervencionistas; instauró el
librecambismo como actividad económica entre diversos países y divisas, siendo
el máximo responsable de la promulgación del arancel librecambista de 1869,
haciéndose acreedor por su gestión a durísimas críticas por parte de los
poderosos sectores proteccionistas, muy especialmente en Cataluña, donde fue
particularmente aborrecido. Con su establecimiento de la peseta como unidad
monetaria oficial española, se fijó un sistema equivalente al de la Unión
Monetaria Latina; también promovió la abolición en 1868 del derecho diferencial
de bandera. Aunque su carrera fue fundamentalmente como político en gobiernos
dispares, aportó muchos conceptos y razonamientos económicos que publicó en
libros que todavía se leen, a pesar de haber transcurrido casi ciento cincuenta
años y que sirvieron para que se apreciara la ciencia económica en nuestro país
que, hasta entonces, era algo residual.
Entre
sus obras más destacadas encontramos las siguientes: “Manual completo de
enseñanza” (1841); “Estadística de Barcelona en 1849” (1850), obras que han
sido reeditadas en varias ocasiones por el Instituto Español de Estudios
Fiscales; “La reforma arancelaria” (1869); “Memoria relativa al estado general
de la Hacienda” (1870), igualmente reeditada en diversas ocasiones; “Filosofía
del trabajo” (1884); “Cuestiones que entraña el problema social” (1878); “El
crédito agrícola” (1897); “Valor económico de España” (1894) y otras
publicaciones que superan más de veinte obras.
Laureano
Figuerola fue uno de los promotores de la enseñanza de la ciencia económica en
España y a partir de sus publicaciones se comienza a profundizar en las materias
académicas de Economía. Podemos decir que fue el iniciador de la ciencia
económica en España, sobre todo en temas fiscales, arancelarios, hacendísticos,
división del trabajo, comercio internacional y tributación. Fue un economista
que completó las aportaciones que tres siglos antes habían realizado los
catedráticos de la llamada “Escuela de Salamanca”, que trató sobre todo de
temas monetarios, financieros y de mercados. Dicho de otro modo, Figuerola
trajo la política fiscal, mientras que los autores de la Escuela de Salamanca aportaron
la política monetaria. Fue un destacado político y un buen economista, pero
tuvo que bregar en una época de la convulsa historia de España y, a pesar de
sus esfuerzos, paulatinamente se fue gestando el antagonismo entre Cataluña y
el gobierno central de España. Tema que no es nuevo, ya que se remonta al siglo
XVII y llega hasta nuestros días. Un ejemplo de ello lo tenemos en el llamado
“procés”, con un referéndum no legal del 1 de octubre de 2017 y con el indulto
hace unos días del Consejo de Ministros español contraviniendo las decisiones
del Tribunal Supremo.
España
ha tenido y sigue teniendo excelentes economistas, pero la inestabilidad
política casi permanente en nuestro país y la poca atención que le prestan los
organismos internacionales y el Cuerpo Diplomático han menoscabado las buenas
ideas económicas generadas por los españoles.
Estimado
lector, hasta el próximo artículo.
Vicente Llopis Pastor
27 de junio de 2021
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