La
pandemia de la Covid-19 va a causar estragos en la economía española. Por el
momento la preocupación más inmediata es el tomar medidas sanitarias y de otro
tipo para que desaparezca el coronavirus y afecte lo menos posible a los
ciudadanos, pero los logros son muy pocos y están apareciendo mediante ciclos,
a los que se les llama “olas”. Actualmente hablamos de que estamos en la
“tercera ola” y no sabemos si va a haber una cuarta, quinta, o, tal vez, cualquiera
otra. Además, se está dando la circunstancia de varias mutaciones del virus,
con lo que aparecen las variables británica, sudafricana, brasileña y algunas
más.
No
voy a hablar de la pandemia en sí misma, porque no soy un experto ni tengo
formación sanitaria que me permita dar opinión. Por ello me voy a limitar a los
efectos que está teniendo el “sector turístico español”, que cubre nada menos
que el 15% del Producto Interior Bruto (PIB), según los datos del año 2019. Con
la pandemia del año 2020 y lo que está ocurriendo en este año 2021, el sector
ha caído “en picado”, reduciéndose del citado 15% a un actual 4% del PIB, una
enormidad, ya que supone pasar de una facturación de 150.000 millones de euros
a unos 40.000 millones de euros, es decir, una caída del 11% del PIB, que
supone unas pérdidas de 110.000 millones de euros que está afectando gravemente
a la economía española, ya que este sector es el más importante de nuestro país
y en el que se incluyen las actividades de distribución, ocio, hoteles urbanos,
alojamientos, transportes, hoteles de la costa, alquiler de vehículos, agencias
de viajes, aerolíneas y otros. Su facturación en dichas actividades se ha
reducido un promedio del 70% y en cuanto al empleo se ha visto disminuido en un
50% del personal empleado.
Hasta
ahora, gracias a los ERTE, algunas ayudas, préstamos bancarios avalados por el
Instituto de Crédito Oficial (ICO), Institución del Gobierno, se ha podido
frenar el enorme y desastroso efecto para nuestro país y nuestros ciudadanos.
Pero, hete aquí que dichos préstamos y avales no van a ser eternos y va
acercándose la fecha de vencimiento, al igual que los ERTE, que parece ser que
durarán hasta finales de mayo de 2021.
Ante
ello, las empresas del sector se están planteando la refinanciación de los
préstamos que han obtenido e, incluso, reestructurar sus negocios a la espera
de ayudas públicas directas para poder sobrevivir. La Semana Santa de este año
no va a existir y un verano incierto es el que se vislumbra para el turismo,
sin ninguna recuperación del sector. Por ello me permito escribir este
artículo, sobre lo que está ocurriendo ahora y seguirá ocurriendo, calculo yo,
hasta el año 2024, para que España pueda volver a ser la potencia turística que
era antes de la pandemia. Para ello, y siguiendo mi habitual enfoque analítico,
expongo lo siguiente:
1)
Empresas muy endeudadas y con plantillas de personal
paralizadas.
2)
Reducción cercana al 70% en sus distintas actividades
directas y complementarias.
3)
Desaparición de numerosas agencias de viajes.
4)
El nivel de “apalancamiento”, es decir, sus deudas, han
hecho caer a muchas firmas, entre ellas a hoteles, con pérdidas
multimillonarias.
5)
Compañías como la crucerista Pullmantur o los
turoperadores Politous o Trapsatur han presentado concurso de acreedores.
6)
Algunas compañías del sector han recurrido a
salvavidas, por ejemplo, Globalia, que ya ha recibido la correspondiente a
AirEuropa; Avoris, la división de viajes del Grupo Barceló; Transmediterránea;
Naviera Armas; y otros grupos que han recibido fondos de sus empresas matrices.
El importe de estos salvavidas supera los mil millones de euros y serán muchos
más cuando finalice el mes de marzo, que es cuando las empresas dedicadas al
turismo cierran su cuenta de resultados.
7)
Hay compañías que buscan financiación privada, ya sea a
través de fondos de deuda, que cuestan tres o cuatro veces más que la deuda
bancaria, o mediante la venta de activos, donde el problema es que los
compradores ofrecen descuentos de hasta el 40% y los accionistas prefieren
optar por una financiación más cara.
8)
Ya hay quien se plantea operaciones de venta, fusiones
y adquisiciones para ganar liquidez con la que apuntalar su solvencia.
9)
Se observa un mayor incremento de operaciones
corporativas, hasta ahora más vinculadas a aprovechar el momento para rotar
activos, desinvertir para obtener liquidez o bien dar entrada a inversores en
el capital que refuercen su posicionamiento.
10) En
conclusión, se prevé que este verano se facture menos de la mitad que en el año
2019 y que las tensiones de caja, de liquidez y de deuda de las empresas
viables del sector desemboquen en nuevos concursos de acreedores y quiebras,
porque es muy difícil aguantar prácticamente sin ingresos y sin ayudas durante
casi dos años. Su esperanza está puesta en las ayudas que sopesa el Gobierno
para devolver la solvencia a las empresas viables. Creo que el Gobierno no
podrá atenderlas en demasía.
Estimado
lector, este es mi panorama y así lo acabo de exponer. Pero también pudiera
recuperarse más rápidamente. Yo no soy muy optimista al respecto, aunque el
Secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, en unas Jornadas de
Turespaña, dijo hace pocos días que el próximo verano podría llegar una
“movilidad plena”, que nos será muy favorable, porque según las encuestas que
ha manejado, se induce que tanto los españoles como el resto de los europeos
“tienen ganas de viajar”.
Veremos
si esas “ganas de viajar” se confirman. Sería bueno para todos. Y especialmente
para las arcas de nuestro país.
Querido
lector, si usted tiene ganas de viajar, pregúnteselo al Secretario de Estado de
Turismo, Fernando Valdés.
Un
afectuoso saludo.
Vicente Llopis Pastor
28 de febrero de 2021
Querido amigo, cuando nos percataréis de que todo esto es un gran circo para conducirnos directamente a la esclavitud. ESO SÍ LOS QUE NO SE NOS HAYAN CARGADO CON LAS MASCARILLAS Y LO DEMÁS QUE NOS QUIEREN INYECTAR.
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