El título de este artículo está en interrogativo. Concretamente, no digo
que vaya a haber fusiones bancarias pero, por lo que oigo y leo, puede que sea
una realidad en unos cuantos meses. Tal vez a partir del año 2021. Y no estoy
interrogándome a mí mismo sino, sobre todo por las declaraciones que hace pocos
días hizo públicas el Vicepresidente del Banco Central Europeo, a la sazón el
español don Luis de Guindos Jurado (1960).
Nuestro querido Sr. de Guindos apuntó que hay que consolidar el Sistema
Financiero Europeo, por mor de la crisis del Coronavirus, que está afectando a
la economía y, por ende, al sector bancario, cuyos efectos los va a recibir con
un pequeño retraso, sobre todo cuando hayan de contabilizarse los impagados,
deudas, morosos y activos de dudoso cobro que se avecinan. El tema ya parece
acercarse si analizamos la enorme baja de cotización bursátil del sector, con valores
de capitalización en el mercado que se sitúan por debajo del valor contable de
estas entidades financieras.
La rentabilidad de las entidades bancarias es bajísima, incluso
negativa en el margen financiero, por causa del bajo interés de mercado
existente y un Euribor negativo. Para poder generar beneficios en este campo
tan genuino del negocio bancario, están recurriendo al cobro de “comisiones” de
mantenimiento, de gestión, de administración o de cualquier otro concepto que
se puedan inventar. También están incentivando el uso de las tarjetas de
crédito porque ello le permite un margen de beneficio al banco; por cierto que
este uso está aceptado por entidades privadas, organismos públicos y otros
comercios con una amplia base de clientes.
Junto a ello se ve de forma “notoria” y “muy visible” la manera de
trabajar de los bancos, que quieren que todas las operaciones se realicen
mediante medios telemáticos por los clientes y, de esta forma, aminoran el
trabajo de sus empleados, reducen costes y, posiblemente, minimicen ampliamente
su plantilla de personal que, por definición, suele ser muy costosa. Esto está
generando un cambio de mentalidad en la clientela, que se encuentra
desconcertada y cada vez más sola, porque se están cerrando muchas oficinas
bancarias y apenas pueden acudir a ellas para gestionar o aclarar dudas ya que,
al haber menos oficinas y operarios, hay que pedir cita previamente, y cada
día, por lo menos yo, veo larguísimas colas para acudir a los cajeros
automáticos a realizar operaciones ordinarias, que no todas se pueden realizar
con eficacia.
Volviendo al Vicepresidente del Banco Central Europeo y sus
declaraciones en unas jornadas organizadas por el Partido Popular Europeo en el
Parlamento Europeo, vino a decir que se va a reducir la cuantía de capital
mínimo necesario para la entidad resultante de las posibles fusiones y se va a
relajar la interpretación del estudio de la documentación y justificación de
dichas integraciones, e incluso de los objetivos que se señalen para
alcanzarlos.
Parece ser que las entidades bancarias de mayor dimensión podrían
soportar una reducción del Producto Interior Bruto (PIB) de hasta un diez por
ciento, pero las medianas y pequeñas no lo soportarían. Según mis cálculos, la
reducción del PIB va a ser superior al 15% y, si es que resulta cierto, hemos
de dar por hecho que la Autoridad Bancaria Europea va a “poner sus manos” en el
asunto.
En el caso de España se rumorea de fusiones entre bancos medianos y
pequeños y no tanto entre los grandes, pero los medios de información
especializados nos dicen que los grandes no pueden absorber de forma masiva un
proceso de fusiones internas en nuestro país y es posible que en el futuro se
acuda a “operaciones transfronterizas” según el propio Sr. de Guindos, es
decir, integraciones, fusiones o adquisiciones con bancos de distintos países,
que es un inconveniente adicional por la diversidad de legislación y de “cultura
empresarial” que puedan tener las entidades que lo negocian.
De todas formas, y volviendo al título en interrogativo de este
artículo, hay que esperar manifestaciones más sólidas del Banco Central
Europeo, del que se espera que en un breve plazo haga pública su versión sobre
este hecho y el futuro del negocio bancario, del que se espera que fijen “cambios
estratégicos” en la Banca, variaciones en el Mercado y consolidar la nueva
forma operativa en la que el cliente es el que va a tener que realizar todos
sus servicios con sus propias manos, mediante medios telemáticos; lo cual no le
va a eximir de que pague por sus transacciones. Al contrario, puede que
aparezcan nuevos conceptos y gastos a cargo del depositante.
Tampoco quiero que el lector se alarme por lo que acabo de manifestar. Sólo
le pido mesura y templanza, hasta que dentro de un cierto espacio de tiempo el
Banco Central Europeo nos provea de información más substanciosa.
Querido lector, a dormir tranquilo y que los preparadísimos “sabios”
que dirigen la política monetaria europea estén a la altura que nos merecemos
los europeos, que llevamos operando muchos siglos en el Sistema Bancario.
¡Muchas gracias por leerme!
Vicente Llopis Pastor
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