Hijo de un miembro del Consejo del Rey Luis XVI, que entonces no era nadie porque la fiebre de la Revolución Francesa estaba en todo su esplendor y el General Napoleón Bonaparte se encontraba en la “Campaña de Egipto”, de la que salió algo magullado pero que le sirvió de trampolín para transformarse en Jefe del Estado, como Primer Cónsul del Consulado de la República francesa. Gran lector; a los catorce años de edad lo sabía todo a base de numerosas lecturas, incluyendo diccionarios y enciclopedias… ¡Ojo!, pero no sabía desenvolverse en las cosas más triviales de la vida. Su intención de llegar a ser notario la cambió por la de novelista. A los veinte años vivía en París, solo y sin recursos. Vivió siempre bajo la losa de una deuda de cien mil francos, para la que tuvo que acudir...
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